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Mallorca Compromiso: el lado más solidario y comprometido de la cadena de pastelerías

La empresa lleva más de 40 años aportando su granito de arena a la causa contra el hambre, y de forma diaria dona el producto que no se vende en sus tiendas a diferentes organizaciones. Aunque desde el departamento de producción se trabaja con el objetivo de reducir el desperdicio alimentario en la máxima medida posible, cada día, al finalizar la jornada, el equipo de Mallorca selecciona y dona alimentos ayudando a los que más lo necesitan.

Aunque la pobreza se ha visto agravada por diferentes factores en estos últimos años, se trata de un problema social que lleva existiendo – en diferentes niveles y medidas- toda la vida. Desde sus inicios, Mallorca ha sido consciente de ello, comprometiéndose con diferentes causas sociales relacionadas con el ámbito de la alimentación. Así, la empresa ha contribuido con acciones que van desde colaboraciones puntuales y constantes con diferentes asociaciones y organizaciones, hasta la donación diaria de aquel producto que no se vende en cada una de sus tiendas.

Ayudar a los que más lo necesitan

“La donación del producto en Mallorca la recuerdo prácticamente desde toda la vida. Colaboramos con diferentes organizaciones -grandes y pequeñas- con la intención de ayudar y contribuir con nuestro grano de arena. A lo largo de mi carrera en Mallorca he visto como se han ido uniendo más asociaciones y actualmente colaboramos con una, dos e incluso tres en cada tienda. De esta manera no solo reducimos el desperdicio alimentario, sino que podemos involucrarnos aún más en la vida de cada barrio en el que estamos presentes ayudando a los que más lo necesitan”, recuerda Carmen Moreno, co-propietaria y miembro de la tercera generación de Mallorca.

Actualmente, la empresa colabora con más de 10 organizaciones que a diario recogen los productos en cada una de las tiendas Mallorca y los reparten a diferentes colectivos: desde madres, niños o personas que no tienen acceso a las necesidades más básicas, hasta otras que viven completamente en la calle. “Para ellos, Mallorca es un premio. Después de tanto tiempo recibiéndolos, conocen cada uno de los productos e incluso nos los llegan a pedir por su nombre -a mi guárdame el de cangrejo- nos dicen muchos” cuentan las voluntarias de reparto de Cachito de Cielo, obra social dirigida desde la década de los 80 por las Misioneras del Santísimo Sacramento, cuyo propósito es brindar apoyo y cubrir las necesidades -tanto materiales, como emocionales- de aquellos que más lo necesitan. “Me faltan palabras para poder agradecerles todo lo que nos ayudan”, continúa la hermana Rosa María, responsable de la organización.

Muchos actores involucrados

La donación diaria de los productos es una actividad que involucra a muchos actores además de a la propia empresa y a su personal, quienes se encargan de clasificar y colocar el producto todos los días a la hora del cierre. Los voluntarios que se ofrecen para recoger y entregar a las organizaciones; las coordinadoras que se encargan de adjudicar tiendas, horas y turnos; y, por supuesto, las organizaciones, que llevan el producto a estas nuevas manos, todos ellos con el mismo fin: las ganas de aportar su grano de arena a esta causa social.

“Hay días que realmente nos emocionan. De repente hay siete u ocho cajas y venimos cargadas y con el corazón lleno, realmente emocionadas”, explica María Montes, voluntaria de recogidas de CONFÍA. Asociación fundada a raíz de una red de voluntarios -de grupos de Emaús- por María Riesco, Javier Pereda y Mónica Merollo a raíz de la pandemia, tras ver las grandes necesidades que estaban surgiendo, primero para la realización de batas (epis) y después para ayudar a todas las personas con necesidades de alimentación diarias. Actualmente CONFÍA es un proyecto colaborativo en pleno crecimiento que da de comer a más de 1.500 personas diariamente y reparte cestas de la compra semanales con productos frescos y secos, de higiene y de limpieza a más de 3.000 familias en Vallecas, San Blas, Entrevías, Aravaca y los poblados marginales de Fuencarral.

Por su parte, Sor Josefa, directora del Centro Madres Manuel Herranz, señala que “ahora mismo en el centro hay 35 madres y 40 niños y todas las noches se reparte. Cuando recibimos el producto, toco el timbre y todos bajan corriendo y gritando -ha llegado Mallorca-”. El hogar de Madres Manuel Herranz es un centro administrado por la congregación de Esclavas de la Virgen Dolorosa que alberga a madres solteras (y/o solas) con sus hijos, actualmente hay un total de 75 personas, con la misión de darles protección, alimentación, cuidados y afecto.

 

 

Redacción

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