El pequeño tostador de café de San Bernardo, 24, el último proyecto de Carlos y Lucía Zamora en Madrid, se hace grande con la apertura de un segundo local (Calle de Segovia, 9) , más amplio, con terraza y con una oferta gastronómica más completa, en uno de los rincones más especiales y fotografiados del Madrid de los Austrias: la escalinata de la travesía del Nuncio.
Divertido, moderno, cosmopolita y comprometido con el producto de origen, el comercio justo y la sostenibilidad. Así es el nuevo café de La Latina, que se presenta como una evolución del pequeño tostador de la calle San Bernardo, abierto el año pasado por el empresario hostelero Carlos Zamora y su hermana Lucía Zamora y en el que, como hiciera con la Taberna La Carmencita, Celso y Manolo y La Vaquería Montañesa, ha buscado recuperar y dar una nueva vida a esos locales con encanto e identidad que han formado parte de la historia de Madrid. Café Angélica-Malasaña está ubicado en la primera tienda de especias de la capital, inaugurada en 1948; un tostador de café donde se pueden encontrar especias silvestres de todo el mundo, tés e infusiones naturales y cafés ecológicos de pequeños productores de África y América que se tuestan en tandas de cuatro kilos.
UN CAFÉ DEL SIGLO XXI
Con esta materia prima como base abre ahora Café Angélica La Latina, situado en uno de los rincones más bonitos e “instagrameables” de la capital, las escaleras de la travesía del Nuncio, en las que confluyen seis calles y donde se respira la magia y el ambiente propios del Trastévere romano o el barrio parisino de Montmartre. Un lugar privilegiado que hace de su terraza (con capacidad para 40 personas) una de las más singulares de Madrid. La decoración de local, en la que destacan las sillas de mimbre de Miguel Milá (en el exterior), los espejos de diseño italiano y, muy especialmente, el cuadro del pintor impresionista Elie Anatole Pavil que preside la sala, pretende ser, al igual que su oferta gastronómica, la puesta al día de la cafetería de toda la vida.
CALIFORNIA STYLE
La carta del Café Angélica es una carta sencilla en línea con las tendencias de consumo actuales, que abogan por un producto reconocible del mejor origen posible y de producción sostenible y por una alimentación saludable y equilibrada tanto en el día a día como en el fin de semana. Su principal apuesta son los boles combinados (al estilo poke bowl pero adaptados a la cocina española) que funcionan como plato único ya que combinan todos los nutrientes (verduras, hidratos y proteínas) necesarios para el organismo. En consonancia con la cocina californiana, estos platos del siglo XXI están elaborados con ingredientes ecológicos con nombre y apellidos y entre ellos destacan el Ultra Tranquilizante (que lleva roast beef ecológico de Siete Valles de Montaña, aguacate de Málaga, arroz basmati de comercio justo, tomate de Huesca, lechugas ecológicas vivas de El Cantábrico y fresas), el Super Reseteador (pechuga de pollo ecológico de Sanchonar, arroz integral de la Albufera, aguacate, tomate y espárragos verdes) y el Anti Corrupción y Anti Oxidante (salmón salvaje de Alaska, arroz basmati, aguacate y tomate de Huesca). También hay, como no podía ser de otra manera, opciones para el público vegetariano como el bol Bicicletero (huevo ecológico de Pedaque, quinoa ecológica, alubia blanca ecológica de Colmenar de Oreja, tomate, espárrago y fresa).
EL SECRETO ESTÁ EN EL ALIÑO
Porque la comida saludable no está reñida con el sabor, cada uno de estos platos está acompañado de un aliño especial elaborado con las especias y hierbas silvestres de la tienda de Café Angélica. Destacan el Juan de la Cosa, con aceite de oliva virgen, chili, comino y mejorana –dos potentes digestivos–, cúrcuma –para combatir la acidez–, galanga –antiinflamatorio–, pimentón dulce y picante –un analgésico natural–, cilantro, ralladura y gotas de lima, pipas de albaricoque, aceite de lino, alga nori, flor de sal y vinagre de arroz, o el Marco Polo, con AOVE, cardamomo, pimentón dulce, pimienta de Sichuán, aceite de oliva, flor de sal, jengibre, tomillo, chía, semillas de sésamo, piel de naranja y vinagre de tostadillo.
ENTRE PAN Y AGUACATE
Completan la oferta un apartado de Traineras Aguacateras –aguacates rellenos de pollo eco, roast beeff eco o quinoa–, uno de sándwiches de pan de centeno ecológico o pan de molde brioche del obrador La Miguiña y uno de raciones clásicas para picotear que incluye, por ejemplo, alcachofas con avellanas, nueces, piñones, galanga y baobab, espárragos blancos sin pesticidas con alcaparras, polvo de tomate eco de La Mancha, cúrcuma y nuez moscada, mejillones con clavo, tomate seco, aceitunas, cúrcuma, comino y cardamomo, melva canutera de Barbate sin antibióticos con comino, cúrcuma, aceituna, piñones y pimienta de Sichuán con ajo negro, jamón y lomo ibéricos y quesos de oveja ecológico y de vaca pasiega. Mención especial merecen sus tartas caseras –y entre ellas el Banana Cheesecake, la tarta de chocolate Angélica sin gluten y el Merengue con siete especias– y los helados artesanos de cucurucho pasiego.
COCINA Y BEBIDA NON STOP
La cocina de Café Angélica tiene un horario ininterrumpido que invita a disfrutar de un desayuno pausado, de una energética merienda, de una comida rápida pero saludable a cualquier hora del día o, simplemente, de un merecido descanso taza o copa en mano. En su oferta de bebidas tienen especial protagonismo los cafés, que proceden de pequeñas cooperativas y fincas familiares de Brasil, Colombia, Tanzania, Etiopía, Ruanda, Honduras, Guatemala y El Salvador, se tuestan en pequeñas tantas -en una Probat alemana, considerada como la Rolls Royce de las máquinas de café- y se ofrecen de 16 maneras distintas: solo, ristretto, cortado, americano, con leche fresca de Cantabria, cappuccino, suizo, moka, vienés, punta del este (con dulce de leche y nata montada), carajillo (de orujo, de ron o de brandy), irlandés, escocés o café helado. Hay también una gran variedad de tés (de la tienda-boutique Café Angélica San Bernardo) y limonada y granizado de limón del pueblecito cántabro de Novales.
Dentro de las opciones con alcohol sobresalen el vermú Angélica (macerado con viarias especias), los cocteles clásicos y de autor (especialmente el Fuck Me Up de Rick Bradsell, barman del mítico Pharmacy de Londres), los Fizz (de ginebra, vodka y orujo de Liébana) y el vino de barril, absoluta novedad en España pero una tendencia al alza en países como Inglaterra y Estados Unidos ya que permite disfrutar del mejor vino (el de Café Angélica está seleccionado por la prestigiosa enóloga Ana Martín Onzain) al tiempo que se reduce el impacto medioambiental que provoca la generación de residuos del embotellado.