Hace 19 años la pareja formada por Santiago Peralta y Carla Barbotó fundaron la empresa chocolatera Pacari con el firme propósito de “poner a Ecuador en el mapa de los productores de chocolate de una forma sostenible”.
Por Patricia Magaña
El binomio cacao-Ecuador no era entonces una novedad, ya que se trataba de un cultivo tradicional del país, consumido en forma de bebida ceremonial por los indígenas. “En Ecuador tenemos entre el 65 y el 75 % de los árboles de cacao del planeta, árboles de entre 90 y 100 años; sin embargo, desde hace 20 años se ha extinguido el 25% del cacao del planeta, algo de lo que no habla nadie”, se lamenta Peralta.
Para darle la vuelta a esta desoladora realidad, Pacari lucha cada día por mantener una producción saludable y respetuosa con el medioambiente, a la vez que justa y equitativa para los agricultores locales que recolectan y procesan las materias primas con las que se elaboran los chocolates de la marca.
A día de hoy, 4.000 familias de agricultores ecuatorianos están contratadas por Pacari para la producción de sus chocolates, rompiendo el anterior círculo vicioso de ser meros exportadores de la materia prima a otros países. “Lo que hemos hecho ha sido subir el precio del cacao en la región, y ahora su cultivo es un negocio que empieza a ser rentable”, explica el fundador de la marca.
Además, la compañía es la primera chocolatera en el mundo que está trabajando con cacao biodinámico procedente de fincas certificadas, la primera en utilizar frutas andinas olvidadas como las uvillas o el arándano y la rosa andina, que contribuyen al desarrollo de muchas mujeres de comunidades empobrecidas.
Pacari exporta sus barras de chocolate orgánico, sin soja, vegano y libre de leche a 42 países del mundo y en su haber ostenta innumerables premios International Chocolate Awards, ganando 13 galardones solamente en la última edición. Algunos de sus ‘hits’ son el de Rosa Andina, Lemongrass, Andean Blueberry o el de Sal de Cuzco.
Mención aparte merece su barra Raw Organic, un 70% de cacao y matices de madera y hojarasca, que proporciona un increíble viaje al corazón del cacao más puro. Un chute de energía y sabor en barra que demuestra la incesante lucha de la compañía por cumplir su objetivo: “Lo que buscamos en Pacari es el culto a la calidad, queremos ser el mejor chocolate del mundo para el mundo”.