Alcanzar un ideal requiere de fuerzas activas para llevar el proceso creativo a su máxima culminación. En 2020, un año históricamente marcado por el desafío a nivel mundial, Dom Pérignon toma la decisión de centrar su poder de creación en una experiencia única que alcance la máxima expresión de su sensorialidad para ser disfrutada en casa. Así, el reto que supuso producir la añada 2010, daba paso a la búsqueda de una fusión gastronómica sin precedentes.
Asumido el desafío, el proyecto requería del dominio más revolucionario, el del reconocido e innovador Chef Albert Adrià, un claro pionero como en su día lo fue Dom Pierre Pérignon. Dom Pérignon y Albert Adrià, influyentes referentes alrededor del mundo, comparten una trayectoria en la que la exploración sin límites de la inspiración, la exigencia hacia la más elevada expresión creativa y la superación por consolidar el más alto nivel de expertise son denominadores comunes.
Las particularidades de Vintage 2010
Considerando las particularidades del Vintage 2010, Adrià inicia un proceso retrospectivo en búsqueda de la mejor opción de maridaje. Se traslada a los inicios de su carrera profesional, en la década de los ochenta, y revisa sus creaciones hasta la época actual concluyendo en la selección de unos snacks que en su día se ganaron el reconocimiento internacional a través del emblemático restaurante El Bulli.
De la unión de estos dos desafíos, el de Dom Pérignon y el de Albert Adrià, nace la experiencia «Contrastes», una edición limitada de 100 piezas numeradas pensada para disfrutar sin necesidad de salir de casa.
El cofre «Contrastes» se presenta en una enigmática caja negra protegida por el escudo de Dom Pérignon como llave de acceso. En su interior, un promisorio viaje por el que se sucede lentamente, dando tiempo a la afloración de los sentidos, al deleite superlativo, a la elevación de la experiencia de degustación más reveladora. El Vintage 2010, una añada singularmente marcada por los contrastes, es cobijado por dos copas. Los icónicos snacks creados por Albert Adrià y elaborados también desde la máxima expresión del contraste, se descubren por orden: cristal de yuzu, profiterol de grosella negra, galleta de maíz lyo, cookie de frambuesa, ruedas infladas de azafrán, alga nori con quinoa y pizzeta de parmesano.
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