El artesano heladero riojano aúna en El Texto Helado (que se ha presentado recientemente en Logroño, como recoge la imagen) dos de sus pasiones: la lectura y los helados. Doscientos ejemplares de esta obra se sortearán para premiar la confianza de sus clientes y de todos aquellos a los que les guste la escritura.
¿Quién no recuerda olores que nos transportan a cuando éramos críos? ¿Quién no recuerda esos ratos ociosos en los que no sabíamos cómo matar el aburrimiento? Nada que hacer, uno de los textos recogidos en el libro del maestro heladero Fernando Sáenz, El texto helado, nos habla precisamente de ese tiempo. De esos años en los que creíamos que perdernos con nuestro abuelo en el campo solo podíamos interpretarlo como un castigo.
Nada más lejos de la realidad. Si echamos la vista atrás descubriremos que, esos ratitos son los que ahora, siendo adultos, más añoramos. Y para no olvidarlos y traerlos de vuelta, a Fernando Sáenz le surgió una idea. ¿Por qué no darle vida a esas palabras y convertirlas en un refrescante helado?
“Este proyecto nace de la lectura de una columna que el periodista Teri Sáenz escribe cada semana en el diario La Rioja. Cuando la leí, sus palabras me transportaron a la infancia, a las visitas a la chopera, a los veranos en el río”. Y a la comida, añade Sáenz, “que los acompañaba, con el melón frío, los refrescos de la nevera que guardábamos en el río. Me dije: tengo que transformar este texto en un helado”.
Y así lo hizo. Polos helados de melón-moscatel y melocotón-orejón es el postre diseñado por el chef del frío tras leer Nada que hacer. Y como esta receta, inspirada en el cuento escrito por Teri Sáenz, El texto helado contiene cinco más creadas a partir de las obras de Yanet Acosta, Carmen Alcaraz, Enrique Cabezón, Xabier Gutiérrez y Bernardo Sánchez, acompañadas de fotografías realizadas por Jesús Rocandio.
“Este libro es una fiesta para todos los sentidos”, afirmó Rocandio, quién seleccionó las imágenes de su banco de archivos de toda una vida “tras haber leído con muchísima atención todos y cada uno de los textos”.
El maestro heladero consigue, una vez más, convertir la materia fría en arte comestible captando la esencia de seis textos de reconocidos periodistas y escritores para llevarla a la mesa. Un postre que hará las delicias, no solo de los aficionados a los helados, sino también de aquellos deseosos de vivir nuevas experiencias sensoriales y deliciosas.
Así lo relataba en la presentación Bernardo Sánchez, autor de El helado de Proust, quién está convencido de que, “además de la literatura quien lea este libro va a disfrutar de una experiencia sensual”.
El texto helado, presentado estos días en La Casa de la Imagen de Logroño, por el popular heladero acompañado de los autores y el fotógrafo y con un éxito de convocatoria que superó las expectativas, tendrá una tirada única de 400 ejemplares no destinados a la venta porque “ese no es su objetivo”.
“Estoy sorprendido. No esperábamos tanta gente en la presentación”, contaba Xabier Gutiérrez, cocinero y responsable de El gusto, el sentido más sentido para quién es primordial “cuidar el sabor”.
Sabores, aromas, gusto, conceptos que sobrevolaron el acto y se posaron en todos y cada uno de los presentes. “El aroma vale más que la palabra porque cuando no queda nada lo que recordamos es un momento atado a un aroma”, expresó Yanet Acosta. De esta periodista canaria es el relato El batido de chocolate en el que Fernando Sáenz se inspiró para crear una crema helada de cacao trinitario de Venezuela con leche de cabra.
Más guiños a la infancia en la que tampoco puede faltar el helado de leche merengada. Una receta muy nuestra que el maestro heladero ha versionado para ponerle sabor a El beso, el relato de Carmen Alcaraz, y que se leyó durante el acto de presentación.
Muchos de los textos incluidos en esta edición son originales y escritos para la ocasión. Otros, como el relato de Enrique Cabezón, Se besaban, ya estaba escrito desde 2009. El poeta ilustrador se mostró muy satisfecho con el helado que para él ha creado Fernando Sáenz, sorbete de fresas, rosas y wasabi. “Muy acertado, sí, con un puntito picante”, señaló.
El público asistente a este acto de presentación pudo disfrutar, además de un rato ameno, de una de estas creaciones del artesano riojano. Una bola del helado del texto que dio fruto a este proyecto, acompañado de una copa de vino de Abel Mendoza.
El chef del frío no quiso despedirse sin recordar que 200 de estas ediciones se sortearán entre todos aquellos que envíen una postal durante el mes de agosto al establecimiento que la heladería dellaSera tiene en la ciudad de Logroño, La Rioja, (c/ Portales, 28 – 26001) y describan en ella qué significa la literatura en sus vidas. Fernando Sáenz seleccionará las más acertadas y las obsequiará con un ejemplar de El texto helado. Una iniciativa para premiar la confianza de sus clientes y acercar al gran público sus elaboraciones y su amor por la escritura.
Con este nuevo proyecto el artesano riojano demuestra una vez más que no existen fronteras para la creatividad gastronómica de la que vuelve a hacer gala. “Es mi manera de devolverle al helado todas las satisfacciones que me ha dado”.