Aún queda frío por delante y este se lleva mucho mejor con un trago cálido y reconfortante… ¡sobre todo si lo preparan en una de las mejores coctelerías del país, en Varsovia (Calle Cabrales, 18. Gijón. Asturias. Tlfno. 984196842. www.varsoviagijon.com) que ha recuperado la larga tradición de la Europa norteña de beber vino y sidra calientes, y los ha convertido en los protagonistas de creativos cócteles.
El frío se ha combatido desde hace miles de años con intensas y aromáticas bebidas que tienen como base vino cocinado a fuego lento con distintos ingredientes: miel o azúcar, clavo, canela, vainilla, anís, piel de naranja o limón… Es el caso del vigorizante Conditum paradoxum de los ejércitos de Roma o del popular glühwein alemán (“vino encendido”) tan típico de los mercados navideños, o sin irnos tan lejos, a la queimada gallega a la que se le atribuye origen celta.
Vuelta de tuerca a la tradición europea
Borja Cortina y su gran equipo de bartenders han dado una vuelta a esta divertida tradición europea, y han creado sugerentes propuestas como “Vino Tinto Caliente” o “Vino Blanco Caliente” que incluyen ingredientes como jengibre fresco, especias, manzana o sirope de agave.
Pero además del vino, hay otra estrella indiscutible en estos originales cócteles: la sidra caliente, que en países como Estados Unidos, Canadá o Inglaterra se suele preparar con canela, naranja, manzana, nuez moscada, clavo, mantequilla… Entre los cócteles calientes con este ingrediente destacan algunos como “El Llar”, que se prepara con vermú de sidra, una sidra especiada por ellos mismos y bourbon entre otros ingredientes.
Y los que prefieren apuestas a base de destilados pueden deleitarse con cócteles como “Hot Toddy”, con whisky, té, miel, zumo de limón y sirope de azúcar o “Hot Buttered Rum”, con ron, miel, mantequilla y especias. Aunque también hay sitio para los tradicionales como el “Carajillo con nata” o el “Irlandés”. Todos estos apetecibles cócteles –y muchos más- se pueden disfrutar en Varsovia, mientras uno se maravilla, bien calentito, con las vistas a la Bahía de Gijón.
Y cuando la situación no lo permite en algún momento, siempre nos podemos animar a prepararlos en casa. Para ello dejamos a continuación una de sus recetas con más personalidad, “El Llar”, que recibe este nombre porque es el hogar, el fuego y la lumbre de la cocina tradicional asturiana, el gancho debajo de la chimenea en la que se cocinaba y donde tradicionalmente se hacía la vida hogareña.
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