Las torrijas de Juliettas se consolidan como un referente en la elaboración de este castizo postre para los amantes de lo healthy y exigentes de lo artesano. Han presentado dos versiones de edición limitada: espirulina azul y té matcha.
Pan, leche, huevo, aceite, azúcar y canela. Estos son los ingredientes de las tradicionales torrijas o torrejas, también llamadas french toast allende de los Pirineos. que llegan con la Cuaresma y alcanza su momento álgido en la Semana Santa, este año del 30 de marzo al 5 de abril.
El grupo de pastelerías y cafeterías Julietta rinde este año homenaje al gran clásico madrileño que ha traspasado ya fronteras a través de dos variedades tan innovadoras como saludables: la torrija de espirulina azul y la torrija de té matcha.
Daniel González, jefe del obrador de Juliettas, ubicado en Velilla de San Antonio, no se ha andado con tonterías y para esta Semana Santa ha seleccionado todos y cada uno de sus proveedores de la Comunidad de Madrid para promover el producto de cercanía, el apoyo local – bien necesario en época de pandemia – y la materia prima de calidad “made in Spain”.
Así, el maestro pastelero con más de 20 años de experiencia en pastelería en Francia (nada menos que en la casa La Durée) y tras su paso por Viena Capellanes, Nunos o la pastelería La Tahona de Guzmán, ha elaborado desde que inauguraron hace 3 años su obrador de 400 metros cuadros, cerca de 25.000 torrijas, 13.000 en el último año.
En un principio, elaboraron la clásica, sin florituras y como nos la cocinarían nuestras abuelas, a la que más tarde incorporaron una cobertura de crema tostada de manera estacional. Las torrijas se distribuyen en un 60% en sus propias tiendas y un 40% en otras pastelerías a las que Juliettas comercializan sus productos.
Producto nacional y de proximidad
En lo que supone elaborar una torrija, cada maestrillo tiene su librillo. Para Daniel es imprescindible el uso de productos de kilómetro 0, como son los huevos, la leche, la canela o el limón de Murcia.
El pan es uno de los ingredientes que más diferencian a la torrija de Juliettas. Se trata de un pan de brioche con levadura salvaje, sal, una harina de gran fuerza de Guadalajara y agua de Madrid elaborado con doble fermentación donde se mide especialmente que temperatura sea a 27 grados. A la masa se añade mantequilla asturiana con 87% de materia grasa y huevos camperos de Ávila.
Un total de dos días para elaborar el ingrediente estrella de la torrija de Juliettas al que más tarde se añade una infusión como Dios manda a base de nata en un 38% de materia grasa, la canela, vainilla bourbon y ralladura de limón. Tras dejarla reposar 24 horas, esta infusión coge todos los perfumes y se añade a la masa de brioche. “Las palabras conservantes o aditivos no existen en mi vocabulario, todo es materia prima de primerísima calidad”, subraya Daniel.
Pasadas las 48 horas, llega el tiempo de freír las torrijas, cambiando el aceite con especial asiduidad para evitar que se queme. La leche asturiana y azúcar de caña ponen el broche final a este delicatesen que se puede degustar también con la crema tostada por encima, una cobertura especialmente untuosa a base de nata, vainilla, mantequilla, azúcar, yemas, huevos y almidón.
“Lo que caracteriza la torrija de Juliettas es que es especialmente melosa. Se deshace en la boca, es una torrija que se te desarma literalmente”, a lo que añade Daniel, “está siempre llena de leche y evitamos que sea aceitosa cambiando el aceite usado”. Explosión de sabor y esponjosidad que Daniel fríe exactamente a 187 grados para que la masa del brioche no absorba el aceite. Exactamente, un minuto vuelta y vuelta, con el fin de que adquiera un bonito tono dorado y quede crujiente por fuera, mientras por dentro esté especialmente tierna.
Sin tradición no hay vanguardia: torrijas de espirulina azul y té matcha
A sus torrijas clásicas ya consolidadas como un referente en la Comunidad de Madrid, este año se han añadido dos variedades exclusivas y de producción limitada que refuerzan el compromiso de las pastelerías Juliettas por responder a los gustos de sus clientes más actuales. ¿Quién dijo que no se pudiese también innovar en un producto tan castizo como nuestra querida torrija?
Los consumidores más disfrutones en estos meses de febrero y marzo podrán irse de “procesión” a cualquier de las pastelerías que tiene Juliettas para degustar dos creaciones nunca vistas fruto de añadir dos productos más de moda que nunca, y también especialmente saludables: una torrija elaborada con espirulina azul y su torrija con té matcha, características por sus vivos colores azul y verde respectivamente. Dos ingredientes reconocidos por sus por sus múltiples beneficios para la salud. El matcha es un té verde en polvo proveniente de China, famoso en el mundo por ser un poderoso antioxidante. Por su parte, la espirulina azul, es un alga, y se la conoce también como oro azul, debido a sus múltiples propiedades beneficiosas para el organismo pues sirve para prevenir y tratar diversas enfermedades como la hipertensión, la dislipidemia, la rinitis alérgica, la anemia, la diabetes y el síndrome metabólico.
Dos ingredientes de excepción que se incorporan a las torrijas para subir el nivel y sofisticar este postre o “pan mojado” reconocido por su humildad y sus ingredientes siempre modestos, asequibles y de calidad. Hasta agotar las exactamente 2000 unidades que van a elaborar, mil de cada uno de los ingredientes, ambas variedades se podrán disfrutar in situ o comprar para recrearse con ellas en casa. A esto se añade un packaging a la altura del contenido que harán de estas torrijas tan innovadoras como saludables el mejor regalo para estos días de Cuaresma.