Convirtamos el táper en el vehículo de una dieta saludable y atractiva Hagamos que su contenido sea un completo menú de verduras, carnes, pescados y fruta. Para ello vamos a proponer una serie de platos que encajan perfectamente en una dieta equilibrada, recetas ligeras que apenas ocupan tiempo de cocina y que permiten seguir trabajando con energías renovadas después del descanso para repostar.
Ensalada en tarro: una de las reglas a tener en cuenta si queremos proteger nuestra salud con una dieta de táper es la de guardar los alimentos en cristal. Evitar el plástico. En ese sentido, una buena solución, saludable y nutritiva, es la clásica ensalada en tarro, que se elabora con las siguientes capas: un aliño en la base del tarro; un colchón de verduras duras –pepino, pimientos, tomates, zanahoria– sobre el aliño de la base; una capa de cereales –arroz, quinoa, cuscús– sobre ese colchón; una capa más de fruta –manzana, frutos rojos, aguacate– acompañada de frutos secos y semillas; y finalmente una última capa de verduras frescas.
Brócoli con atún y arroz: una comida ligera y nutritiva con un proceso de elaboración sencillo. La receta consiste en hervir el arroz por un lado y el brócoli por otro y mezclar ambos alimentos con el contenido de una lata de atún. Fácil y muy sano gracias, sobre todo, a los aportes que tiene la verdura del plato. Tal y como detallan en la asociación +Brócoli –organización encargada de promover el consumo de brócoli en España–, este alimento aporta antioxidantes, es depurativo y saciante, previene el cáncer y fortalece nuestras defensas.
Tallarines a la trufa con shiitake y alcachofa: el hecho de comer en la oficina no tiene que ser una renuncia a los caprichos del paladar, y esta receta es un buen ejemplo de comida nutritiva, saludable y, al mismo tiempo, exquisita. Para elaborarla necesitamos un nido de tallarines de pasta a la trufa, una alcachofa, setas shiitake, media cebolla dulce, aceite de oliva, una guindilla, sal, pimienta y nueces al gusto. Basta con cocer la pasta por un lado y el sofrito por otro, añadiendo progresivamente la cebolla, la alcachofa y las setas. No tiene mayores complicaciones y, como en la receta anterior, los beneficios son variados, pues la alcachofa aporta fibra, proteína y compuestos de tipo fenólico importantes para el cuidado del corazón –según explican de la asociación sin ánimo de lucro Alcachofa de España–.
Curry de mango y pollo: otro plato nada aburrido que perfectamente puede colarse en nuestro táper de oficina. Es algo más contundente, pero no llega a ser pesado. Para cocinarlo basta con dorar la cebolla en una sartén, cortar el mango con manzanas en cuadraditos, cortar también en cuadrados la pechuga de pollo y añadirla a la sartén, añadir curry, mezclarlo hasta que se enfríe y hervir arroz basmati para servir junto con la mezcla anterior.
Y de postre, brownie con algarroba: insistimos, comer en la oficina no tiene por qué ser un acto insulso. Un aburrido primer plato y al tajo. No; el táper puede contener recetas como las arriba mencionadas y acompañarse éstas de un postre sabroso que, eso sí, siga lejos del atracón insano. Responde a ese perfil el brownie de algarroba, que se elabora con harina normal, harina de algarroba, azúcar, sal y polvo para hornear. Una vez más, este plato aporta beneficios añadidos, pues la algarroba –que empieza a estar de moda gracias a la labor de proyectos como Ibiza Carob Company– acaba de ganar la consideración de ‘superalimento’.
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