Ubicado en un histórico castillo del siglo XIX restaurado, el hotel de lujo Castell Son Claret es el proyecto más personal de Klaus-Michael y Christine Kühne. Abrió sus puertas en 2013 como un hotel afiliado con Leading Hotels of the World y se ha convertido en un oasis de relajación y revitalización para el viajero en la isla de Mallorca.
Al pie de la poderosa Serra de Tramuntana, rodeado de naturaleza y situado en un lugar privilegiado –a 25 minutos de Palma y a 35 minutos del aeropuerto-, Castell Son Claret cuenta con 38 elegantes suites y habitaciones distribuidas en siete edificios. Cada una de ellas difiere en tamaño y diseño debido a los planos históricos del antiguo castillo. Veintitrés de ellas están ubicadas en el edificio principal y las 15 restantes se encuentran en los antiguos establos. Rodeadas por jardines árabes, fragancias a bergamota, pomelo, naranja, rosa o jazmín, las habitaciones del Castell cuentan con una decoración sencilla y contemporánea, algunas de ellas destacan por su terraza o su jardín y con piscina propia.
Así, el viajero que se aloja en Castell Son Claret encuentra un espacio en el que dejar atrás el estrés del día a día y donde se puede disfrutar de los tratamientos que ofrece su Spa Bellesa de Claret. Un lugar en el que dejarse llevar por el silencio y la belleza de la campiña mallorquina que se refleja en las 132 hectáreas de jardines que ocupa la finca privada. Huertos de frutas y olivares, campos cultivados y pastos, bosques y prados naturales se suceden en los terrenos que rodean el hotel y que se extienden hasta el pequeño pueblo de Es Capdellà.
En lo gastronómico, Castel Son Claret cuenta con Olivera, un restaurante de corte informal, de cocina mediterránea, que camina entre la tradición y la vanguardia, y donde el pan, la repostería, la pasta, e incluso los quesos (como la burrata de vaca de raza menorquina) se hacen en sus fogones.
Además, el hotel alberga Zaranda, el restaurante gastronómico del chef Fernando Pérez Arellano que en 2016 fue reconocido con la segunda estrella Michelin convirtiéndose en el único en ostentar dicha distinción en la isla.
COCTELERÍA KILÓMETRO CERO
El hotel también cuenta con Castell Bar, un espacio ubicado en lo que fuera la antigua caballeriza de la finca, perfecto para disfrutar de un cóctel de autor y reponer fuerzas. El bar cuenta con una propuesta fresca, dinámica y diferente diseñada por el barman Roberto Muscariola. El bartender apuesta por una coctelería kilómetro cero utilizando ingredientes de temporada y productos de su propio jardín.
A la selección de destilados premium y versiones de cócteles clásicos como el Negroni o el Dry Martini, el bartender añade propuestas de propio cuño como el Claret 75 a base de ginebra, zumo de limón, champagne y granadina, o el Colombino, que combina Campari, sirope de lima zumo fresco de limón, naranja y tónica. A esta carta, Muscariola añade cada día dos o tres cócteles fuera de carta en función de la temporada. Entre ellos se pueden encontrar la caipiriña de higos, en octubre, el de Fresas del Castell perfecto para primavera, el Tramontana a base de palo (un licor mallorquín) y el daiquiri de aceite y limón al que se le añade un toque de aceite de oliva a una base de ron blanco y limones del Castell.
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