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La hora del efímero Melocotón de Calanda

Regulado bajo Denominación de Origen Protegida, y considerado el mejor del mundo, el Melocotón de Calanda es una de las joyas de nuestra gastronomía, y tiene en los dos primeros meses de otoño su único momento de consumo. Ya sea en crudo y al natural, o en deliciosas recetas, aprende a reconocer y disfrutar el mejor fruto del Bajo Aragón, cultivado con un mimo extraordinario, siguiendo técnicas artesanas transmitidas de generación en generación.

A primera vista, la clave para reconocer el auténtico Melocotón de Calanda es la etiqueta negra con el logo de la Denominación de Origen Protegida (DOP) que lleva pegada en su fina piel. Esto certifica que ha pasado por los estrictos estándares de calidad que impone el Consejo Regulador, que somete a los productores a inspecciones de campos y técnicas de cultivo, y comprueba que los frutos poseen la homogeneidad, el color, la dureza y el nivel de azúcar que corresponden a su categoría. Está muy arraigado a su única zona de producción, el Bajo Aragón, donde las condiciones climáticas y geográficas le aportan un sabor exquisito. Las principales localidades implicadas son Calanda, Puigmoreno, Valmuel, Mazaleón, Albalate del Arzobispo en la provincia de Teruel, y Caspe, Maella, Chiprana, Fabara y Nonaspe en la de Zaragoza.

Además de las privilegiadas características que le concede la tierra, la excelencia del Melocotón de Calanda radica en su cuidadoso y artesanal sistema de cultivo, basado en dos singulares técnicas. En primer lugar, se realiza un doble aclareo intensivo del árbol hasta eliminar el 70% del fruto, dejando una distancia mínima de 20 cm entre cada melocotón. Esto asegura un fruto más voluminoso y carnoso, con un calibre excepcional de 73 mm de diámetro mínimo. Más tarde, durante el mes de julio, se procede al embolsado manual e individual de cada melocotón –¡cerca de 250 millones de unidades por cosecha! –, permaneciendo así hasta su recolección, dos meses después. Esta operación protege al fruto de agentes externos y del efecto de productos fitosanitarios, logrando que sean, además de deliciosos, mucho más puros y sanos.

Al natural o en recetas, conquista por su gran aroma y sabor

La única época de comercialización del auténtico Melocotón de Calanda comprende desde primeros de septiembre hasta finales del mes de octubre; antes de esa fecha se debe desconfiar. Su especie es la Prunus Pérsica, procedente de la variedad autóctona “amarillo tardío” y sus clones seleccionados Jesca, Evaisa y Calante. Con una gama cromática que va del amarillo crema al amarillo pajizo, sus características organolépticas recuerdan a ese melocotón de toda la vida, de una dulzura extraordinaria en torno a los 12 grados Brix, que es el nivel mínimo a partir del cual los melocotones emiten su irresistible aroma.

Si crudo ya es un auténtico manjar, el Melocotón de Calanda cocinado enriquece cualquier plato de forma extraordinaria. Los aficionados a la alta cocina pueden experimentarlo en forma de crema fría con crujiente de Jamón de Teruel y espuma de Chantilly; en texturas con cristal crujiente de canela; asados con vino del Somontano, canela en rama y vainilla, acompañados por sorbete de mandarina, o asados en vinagre para acompañar unos escalopes de foie de pato.

‘Sin tapujos’, la nueva campaña de la DOP para evitar el fraude

Por otro lado, el Consejo Regulador de la DOP Melocotón de Calanda ha activado un año más su campaña de divulgación sobre la autenticidad de su producto, haciéndola coincidir con los pocos meses en los que su consumo es óptimo. Firmada por la agencia valenciana Montaña Studio, propone reducir el fraude descubriendo el auténtico fruto ‘al desnudo’, y educando al consumidor sobre sus extraordinarias cualidades.

“Cuando en los años 80 comenzó el auge de nuestro melocotón surgieron las primeras copias, por lo que el sector agrícola local vio la necesidad de proteger un producto tan autóctono. Se decidió entonces crear una asociación, y en 1999 se logró la protección de la UE. como Denominación de Origen”, rememora el Presidente de la DOP Samuel Sancho, y reconoce que “la tarea más complicada es el control del fraude en el punto de venta, y por eso intentamos concienciar a nuestro consumidor a través de una publicidad simpática y directa, coincidiendo con nuestra época de campaña”.

Muy condicionada a factores climatológicos y ambientales, la cosecha de 2019 se encuentra a pleno rendimiento, con unas previsiones positivas que esperan superar los cerca de 2,5 millones de kilos del pasado año. El producto se comercializa principalmente en España, y solo un 20% se destina a la exportación, principalmente a destinos europeos como Francia, Italia, Alemania y Reino Unido. Un porcentaje muy pequeño llega hasta EEUU y Asia. Las regiones españolas con mayor abastecimiento son la Comunidad de Madrid, Cataluña, País Vasco, Cantabria y la Comunidad Valenciana.

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