La Asociación de Salinas Marinas de España (Salimar) ha cumplido su primer año de vida, ocasión que sus integrantes han aprovechado para hacer balance de esta andadura conjunta. Entre los principales retos que afrontan destaca la defensa de la sal marina ante los organismos reguladores, especialmente en el ámbito europeo. El objetivo no es otro que garantizar su competitividad y su participación en el mercado de una manera justa, posicionándose como un producto natural y ecológico.
“Más de la mitad de la sal producida en el mundo es marina, pero en Europa, en cambio, supone solo el 5% del total, frente a las sales de mina o las llamadas vacuum, que representan el 95%. Esta descompensación de fuerza ha traído consigo desarrollos normativos en los que cada vez se tiene menos en cuenta a la sal más natural que existe, no sólo por su origen, sino por su proceso de producción”, explican desde la asociación Salimar.
Un año marcado por la pandemia y el clima
Las empresas que forman Salimar envasan cerca del 60% del total de la sal de consumo doméstico, por lo que registraron un repunte de las ventas como consecuencia de la pandemia a partir de marzo de entre el 100 y el 150% respecto del mismo mes en 2019. Sin embargo, el impacto negativo de la covid-19 se ha dejado notar en las partidas destinadas a los sectores más castigados, como el turismo y la hostelería.
Asimismo, la actividad de Salimar en 2020 ha estado determinada en gran medida por las inclemencias del tiempo, sobre todo en la zona mediterránea, donde trabajan cuatro de las cinco integrantes de la asociación. Concretamente, en Tarragona, Mallorca, Murcia, Ibiza y Alicante. En este sentido, desde la asociación remarcan que “fueron devastadores” los efectos de la DANA que tuvo lugar a finales de 2019 y de la borrasca Gloria a principios de este mismo año.
Mayor interés ciudadano por los ecosistemas de las salinas marinas
Por otra parte, desde Salimar explican que “la producción de sal marina es una actividad generadora de vida con la capacidad inherente de crear ecosistemas naturales”. De hecho, una de las lecturas positivas de su primer año de andadura como asociación es que se ha identificado un interés ciudadano creciente por conocer el proceso productivo de la sal marina.
Las empresas que integran Salimar han recibido más solicitudes para visitar las salinas marinas debido a su atractivo como ecosistema de proximidad. Así, dicho entorno natural está empezando a consolidarse en calidad de atractivo turístico. Además, esta entidad sin ánimo de lucro reconoce que cada vez hay más concienciación ecológica en la sociedad y las salinas marinas son un ejemplo de producción sostenible.
“La sal es una gran desconocida. Muy poca gente sabe que es un producto que está presente en casi todo lo que nos rodea. Su uso siempre se ha asociado a la cocina y la conservación de alimentos, pero hay muchos sectores que no existirían tal y como los conocemos sin nuestra sal”, matizan fuentes de Salimar.
La unión hace la fuerza
Salimar se fundó en noviembre de 2019 gracias al acuerdo entre cinco empresas, las cuales acumulan el 85% de la cuota de mercado de sal marina en España, país cuya producción representa el 40% del sector en Europa. Su intención es aprovechar este peso colectivo para mantener un desarrollo sostenible de esta industria, así como el empleo digno en esta actividad agraria.
En concreto, Salimar está formada por Marítima de Sales (Cádiz), Infosa (Tarragona), Salinas de Es Trenc (Mallorca), Salinera Española (Ibiza y Murcia) y Bras del Port (Alicante). Entre todas comprenden un territorio destinado a la producción que alcanza las 7.200 hectáreas en las que se generan 720.000 toneladas de sal anuales, facturando cerca de 50 millones de euros al año.
“Evidentemente, competimos en el mismo mercado, pero Salimar nació para hacer que este sea mejor. En el medio plazo, queremos convertirnos en la asociación que represente de forma oficial, pues ya lo hacemos de forma oficiosa, a todos los fabricantes de sal marina de Europa”, concluyen.
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