Tras un largo ciclo de maduración de siete meses y un riguroso proceso de selección, las manzanas Pink Lady llegan de nuevo al mercado con su máxima frescura y en su mejor momento de consumo. Esta cosecha ha sido, según sus productores de Lleida y Girona, «la mejor de los últimos diez años» en cuanto a calidad, coloración y calibre, gracias a una climatología excepcional. El volumen de producción se ha mantenido en torno a las 10.000 toneladas del año pasado, cifra que en 2019 marcó un récord respecto a temporadas anteriores. Pink Lady, la manzana que cultiva sus valores, refuerza este año su compromiso con el medio ambiente con el lanzamiento de una gama de envases ecológicos.
Producidas por un colectivo de agricultores comprometidos con la sostenibilidad, la manzana Pink Lady es una variedad que se produce en Lleida y Girona. Se trata de una fruta cuya estacionalidad viene definida por un largo ciclo de maduración de siete meses –es la manzana que más tiempo de vida pasa en el árbol–.
Aquí está la calidad
Este año, la climatología ha sido especialmente favorable para las manzanas Pink Lady. El contraste térmico extremo entre el día y la noche durante el mes de octubre –responsable directo de la calidad de las manzanas– y las escasas precipitaciones en el momento de la recolección han incidido en la extraordinaria calidad de la cosecha. «Los días calurosos y soleados y las noches frescas han favorecido que las manzanas adquieran antes su característico color, adelantando una semana la cosecha respecto al año anterior –explican los productores–. Por eso, además, la recolección se ha hecho en solo dos pases, mientras que normalmente se hace en cuatro, empezando por las manzanas de las capas exteriores del árbol, en las que incide más el sol y, por tanto, se colorean antes».
Esta cosecha extraordinaria también ha permitido un mayor aprovechamiento, ya que mientras otros años solo en torno a un 75 % de lo recogido cumple los exigentes criterios en cuanto a tamaño y morfología del fruto, en esta ocasión un 80 % de la cosecha ha sido etiquetada con el sello de calidad Pink Lady. «las mejores manzanas –explican los productores– se convierten en Pink Lady, o en Pinkids en el caso de las más pequeñas; pero el resto no se desperdicia». En línea con la filosofía de cero desperdicio de la marca (zero waste), se destina bien a industrias de transformación de alimentos para la elaboración de productos de calidad, como zumos, compotas o yogures, o bien a alimentación animal y fabricación de compost en el caso de las manzanas estropeadas.
La manzana que cultiva sus valores
La nueva cosecha de manzanas Pink Lady se presenta al consumidor en un nuevo envase 100 % reciclable, en línea con su compromiso con el medio ambiente. Y es que Pink Lady es más que una manzana: es el resultado del empuje y la determinación de un colectivo de personas que comparte una misma filosofía de progreso sostenible, que se traduce en el cultivo responsable de las manzanas mediante métodos que reducen el impacto ambiental, preservan los recursos naturales y se inspiran en el saber tradicional.
Un total de 75 productores españoles
Cultivadas en Lleida y Girona, las manzanas Pink Lady son el resultado del trabajo riguroso y apasionado de 75 productores españoles que trabajan en pequeños terrenos y comparten unos valores de respeto a la tierra y al tiempo que necesitan estas manzanas para lograr una organolepsia muy especial. Por su color característico, su textura crujiente y su sabor inimitable, la manzana Pink Lady se ha convertido en una variedad única que ha sido fuente de inspiración para chefs como Joaquín Felipe o Pepe Solla; reposteros del prestigio de Jordi Roca –el pequeño de los Roca, que ha diseñado varios helados de Pink Lady para sus tiendas Rocambolesc– o Christian Escribà –considerado como uno de los mejores maestros pasteleros de España–; bartenders como Diego Cabrera, Miguel Pérez o Nagore Arregui; diseñadores de moda de la talla de Ágatha Ruiz de la Prada –quien diseñó una bolsa para su transporte– y The Exvotos o floristas como Sally Hambleton, que ideó un centro floral protagonizado por las propias manzanas.