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Carrasco Ibéricos: 125 montaneras de honestidad y sabor umami

Para conmemorar su 125 aniversario, esta Navidad la cuarta generación de esta empresa familiar homenajea a su mejor producto, el jamón de bellota ibérico, con una edición especial y muy limitada. En ella, se ha seleccionado un jamón de bellota 100% ibérico de la añada 2016 cuyo proceso de curación ha tenido lugar en la bodega más antigua de sus secaderos, la bodega 1895, donde se dan unas condiciones atmosféricas excepcionales y con capacidad muy reducida.

En la vida hay muchas formas de medir y valorar el tiempo, en Carrasco Ibéricos se mide en montaneras, y ya son 125 las que han vivido intensamente a lo largo de cuatro generaciones. Desde sus comienzos en 1895, la empresa familiar ha buscado hacer historia ibérica con un jamón de raza propia, la raza Carrasco, que desafía todo lo establecido. Más de 12 décadas de andadura a la vanguardia del sector en las que la honestidad, reflejada en todo su proceso de elaboración, la calidad, llevada al máximo exponente, el esfuerzo para lograr un sabor único y la innovación y el conocimiento para alcanzar el máximo disfrute han sido los protagonistas. ¿El resultado? Un producto admirado por todos aquellos que eligen sin dejarse llevar por lo accesorio, sino que apuestan por lo que realmente importa, el criterio propio.

Ahora, tras 125 otoños e inviernos en los que sus cerdos ibéricos han disfrutado en la dehesa de su manjar favorito, la bellota, quieren rendir homenaje a su mejor producto, el jamón, con una edición especial de producción limitada de la que solo habrá 125 unidades, una por cada año de historia.

Selección especial de raza

Para esta edición especial, en la que cada unidad contiene cuatro sobres de jamón de bellota 100% ibérico, de la añada 2016, con más de 48 meses de curación y cortado a cuchillo por uno de sus maestros de Guijuelo, se han elegido unos jamones que provienen de una selección especial de raza, de variedad lampiño, que se han criado en su propia finca de los Bolsiquillos. Gracias a las características propias de esta dehesa, inusual por ser abrupta, se obtienen animales más fuertes y ágiles, acostumbrados a hacer ejercicio. Además, su proceso de curación ha tenido lugar en una bodega única, la bodega 1895, la más antigua de sus secaderos, con una capacidad muy reducida, sólo apta para las mejores añadas, y donde se dan unas condiciones de humedad y temperatura naturales y excepcionales. Una bodega de suelos de cantería, techos con vigas y pilares de madera y paredes encaladas de blanco, donde huele a jamón.

Casi 5 años después, este jamón de sabor único, color rojo cereza brillante y de mayor intensidad aromática, muy untuoso en boca y con un ligero toque dulzón, pero que no renuncia a su sabor de siempre, el sabor característico de Carrasco, ese que lleva más de un siglo conquistando paladares, se convierte en el homenaje perfecto para conmemorar estos 125 años de esfuerzo y trabajo, en los que la familia Carrasco ha trabajado con ahínco para crear productos con los que hacer disfrutar a sus clientes.

 

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