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La provincia de València, un paraíso para el turismo enológico en invierno

En la provincia de Valéncia (http://www.valenciaturisme.org) no todo es sol y paisajes mediterráneos. Con la llegada del frío, muchas veces atenuado en la cercanía del mar, el interior de la provincia deslumbra con sus paisajes de montaña, los pueblos más genuinos y la gastronomía local, envuelta en sabor auténtico y con toda la calidad que aportan sus entusiastas productores. En la imagen, viñedos en Alforins.

No son tan visitadas como otras localidades valencianas pero por las tierras elevadas de Chulilla (bello pueblo en la ruta de los Puentes Colgantes), Chelva (histórico epicentro del Alto Turia), Ademuz (en un paisaje de gran belleza al que llaman “el pulmón verde de la Comunidad Valenciana”, donde sobresale la aldea de Sesga, un prodigio de conservación rural) o Tuéjar (con sus fachadas en blanco y azul), además de las vinícolas Utiel o Requena (muy conocidas por los enoturistas, cuya tradición enológica se remonta casi tres milenios atrás y de las que ahora hablaremos) se pueden descubrir espectaculares escenarios invernales y disfrutar de productos muy locales, desconocidos por otros pagos y de fuerte personalidad.

Es el caso del embutido de Requena (longaniza, salchichón, chorizo, morcilla de cebolla, güeña, sobrasada perro y orza, regulados por una IGP), las contundentes tortas magras de Utiel (resultado de un doble homenaje, al horno y al “chino” o cerdo, dos emblemas culinarios claves en la ciudad), los mantecados, pastas y monas saladas de Titaguas, la singular manzana dulce Esperiega de Ademuz, de prolongada conservación, o la trufa de Andilla, de larga tradición en la comarca de Los Serranos, que justo en estas fechas vive su gran momento del año. En busca de estas y algunas otras materias primas específicas se pueden diseñar recorridos turísticos envueltos en belleza.

La maravillosa experiencia del enoturismo

          Pero,  por supuesto, una de las experiencias más recomendables, con frío y sin él, en cualquier época del año, siguiendo el calendario enológico, es visitar las zonas productoras de los vinos y cavas más importantes de la provincia de València, adscritos, en muchos casos, a la Denominación de Origen Utiel-Requena, cuyos orígenes se remontan al año 1976, muy próxima a las tierras castellanas de Cuenca y que promueve diferentes rutas y planes del máximo interés.

Se trata, en primer lugar, de recorrer el viñedo para encontrarse con las variedades locales y las foráneas que se han adaptado al territorio y luego probar los vinos en cata dentro de las propias bodegas. La experiencia se puede rematar adquiriendo algunos de ellos para continuarla en casa con familia y amigos.

Dentro del panorama enológico de la provincia de Valencia, sobresale la calidad de los cavas de Requena (la zona está adscrita al Consejo Regulador del Cava desde hace cuatro décadas y varias bodegas elaboran espumosos de una gran calidad, recurriendo a variedades de uva bien implantadas en el término de Requena como las blancas Macabeo y Chardonnay y las tintas Garnacha y Pinot Noir) y de los vinos de Utiel (avalada la zona, sobre todo, por la gran calidad de sus tintos) y de Fontanars dels Alforins, porque este valle compartido por las comarcas de La Costera y La Vall d’Albaida, en donde ya los iberos producían vino, es la cuna de algunos de los mejores vinos valencianos, gracias a una perfecta conjunción entre la cercana Mancha y las brisas de un Mediterráneo que también está al alcance de la mano.

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