Una nueva fórmula perfecta para redescubrir este singular restaurante. Se puede degustar los sábados y domingos de 12 a 16 horas a un precio de 28,90 €. Como sus cartas habituales, también cuenta con propuestas no queseras para todos.
El “brunch” es esa propuesta que mezcla el desayuno con la comida sin llegar a ser ni lo uno ni lo otro. Originaria de Reino Unido, con gran “punch” en Estados Unidos y, en los últimos años, también en España, es perfecta para los fines de semana, cuando en muchas ocasiones uno despierta a media mañana sin saber si decantarse por un café con bollería o un plato contundente.
Poncelet Cheese Bar le ha dado una vuelta a esta tendencia con una nueva oferta generosa que se adapta a todos los gustos, desde el glotón hasta quien busca algo “detox” pasando incluso por quien no toma quesos.
¿Qué incluye?
El menú de Poncelet Cheese Bar comienza con una copa de espumoso como especial bienvenida. Los batidos saben tan bien como suenan: frutas, vainilla bourbon, chocolate negro o queso ahumado y también reseñables los “Cheesetails” o cócteles maridados con queso (por ejemplo el Bellini con queso de cabra o el Negroni con uno de oveja curado). Además, zumos de naranja, cítricos o diferentes recetas de vegetales y frutas “detox” complementan los cafés, tés e infusiones.
¿Qué hay para “brunchear”? Lo primero, una cesta de panes tostados con mantequillas, mermeladas, tomate rallado y tabla de quesos o surtido de embutidos. A continuación, se presentan tres secciones para elegir un plato por cada una.
En la primera, sopa fría de espárragos blancos; “streusel” de gouda, yema de huevo y virutas de ajo negro; crema ligera de calabacín y queso fresco de Madrid; ensalada Poncelet de parmesano; o tomate en almíbar oriental, romescu y oblea de queso pasiego.
En la segunda, pizza de queso manchego; tomatitos y carrillera ibérica laminada; “gua bao” de salmón ahumado, alcaparras y queso fresco; focaccia de mozzarella trufada, rúcula ,tomates secos y pollo confitado; mollete de pimientos rojos al humo asados en su jugo, bonito en escabeche y virutas de San Simón da Costa; “cheese burguer” de vacuno o una selección de ricas croquetas.
En la última, es protagonista la cazuelita de verduras guisadas con emulsión de pecorino de pienza y huevo termal; los huevos benedictinos o la tortilla de patata trufada y queso brie.
El brunch concluye con la caja dulce Poncelet, compuesta por un croissant, una mini cake, la Poncelet cheesecake, una crema de chocolate y naranja en tostada y fruta de temporada marinada en ron.
Barra y afterwork
Los no tan adictos al queso tienen otras opciones compatibles con la carta de sala o la de barra, lanzada hace unos meses para dinamizar la primera parte del restaurante con tapas informales a precios asequibles. Poncelet Cheese Bar también funciona como el afterwork perfecto, ya que dispone de una amplia variedad de cervezas, vinos por copas, cócteles y combinados a cualquier hora de la tarde.
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