Y es que Tête de Moine AOP, como todos los quesos suizos, se elabora de forma totalmente artesanal y natural y no contiene gluten ni lactosa. Además, ningún queso en este país alpino puede utilizar aditivos para su producción, por lo que la misma etiqueta de procedencia suiza es garantía de alimento cien por cien natural. Procedente de la región del Jura de Berna, este queso semiduro se elabora a partir de la leche de vacas que pastan libremente y se alimentan de hierbas y flores que crecen de forma natural en las zonas de montaña y el ganado nunca puede ser alimentado con ensilados.
Las flores más sabrosas para ocasiones especiales
Este delicioso alimento destaca por su peculiar presentación en forma de rosetas, las cuales se forman rascándolo con una girolle, y que adquieren una fina textura que se derrite en la boca fácilmente. De sabor suave, untuoso y de corte semi consistente, es particularmente apreciado en aperitivos, donde se puede presentar con la girolle, decorado con uvas o frutos secos, pero también puede utilizarse para decorar otros platos, como canapés, ensaladas, sopas o postres.
Receta de Sopa de calabaza con Tête de Moine AOP
Ingredientes Para 4 personas
1 calabaza (Hokkaido) de unos 1,2 kg
1 cucharada de aceite de oliva
½ cucharadita de chile en polvo
1,5 litros de caldo de verduras
Sal y pimienta
Rosetas de Tête de Moine AOP
Hojas de perejil planas
Preparación
Precaliente el horno a 200 ° C. Corte la calabaza en cuartos. Quite las pepitas. En un tazón, cubra los cuartos de calabaza con aceite de oliva, chile y sal. Áselo 15 minutos. Haga puré con la calabaza cocida y 1 ó 2 cucharadas de caldo. Vierta el puré de calabaza en una cacerola. Vierta el resto del caldo. Deje hervir y cocine a fuego lento durante 5 minutos. Corrija el condimento si es necesario. Divida la sopa en cuencos pequeños. Adorne con rosetas de Tête de Moine AOP y perejil.
Quesos de Suiza, famosos en todo el mundo
Los Quesos de Suiza son famosos en todo el mundo gracias al cuidado y a las características artesanales con las que se elaboran. El pastoreo de las vacas es obligatorio en Suiza, país donde está totalmente prohibido el uso de hormonas y antibióticos en la crianza de ganado y donde ningún queso puede fabricarse con aditivos químicos.
Para elaborar un queso suizo se utiliza casi el doble de leche que para fabricar un queso de producción industrial. Las queserías reciben dos veces al día la leche recién ordeñada para garantizar la elaboración de un producto fresco y sano. El uso de leche cruda, no pasteurizada, posibilita un sabor más intenso y potencia los aromas derivados del pasto y forrajes.
La rigurosa normativa, sometida a un estricto control por parte de la Oficina Federal de Agricultura de Suiza, garantiza la elaboración tradicional del producto desde el origen de la cadena hasta el final, momento en el que un tasador certifica que el queso tiene la suficiente calidad para llevar el sello de su región quesera. De esta manera, la Denominación de Origen suiza es garantía de un producto absolutamente natural.
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