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Aceites Finca Malzapato: Incursión con paso firme en el sector olivarero

La Rioja es un mundo en sí misma, de Norte a Sur y de Este a Oeste cambia el paisaje, cambian sus gentes y sus acentos, y exhibe todo su poderío en un sinfín de productos que van mucho más allá del vino que le ha dado fama universal.

Texto: Patricia Magaña. Fotos: Origen

Uno de estos productos es el aceite de oliva riojano, cuya variedad autóctona, la Royuela, se cultiva desde tiempos inmemoriales en la zona norte de esta comunidad autónoma. Conocida en Navarra como Arróniz, la Royuela se adapta aIMG 5272 (FILEminimizer) la perfección a suelo y al clima riojanos, y ofrece unas aceitunas que van de tamaño pequeño a mediano, con gran contenido en aceite y sabor afrutado, ligeramente amargo y algo picante. Aceitunas que producen un aceite de una calidad extraordinaria.

Estas cualidades y, por qué no reconocerlo, un punto de romanticismo, llevaron a la Familia Martínez, propietarios y gestores de Lácteos Martínez, a darle vueltas a la idea de hacer una incursión en el complejo y satisfactorio mundo del aceite.

El camino al AOVE

El terreno elegido para esta nueva aventura fue un viejo camino que antaño recorría a pie Jesús Martínez, el padre de la familia, desde la pequeña localidad de Anguciana hasta Haro para vender sus quesos, el Camino Malzapato. Allí, en unas pequeñas tierras que la familia poseía en zona de regadío, plantaron los primeros árboles en 2010, 1.500 olivos a los que se sumarían nuevos ejemplares hasta alcanzar una plantación de 2.100 olivos de Royuela que la familia posee en la actualidad.

Unos árboles mimados casi como si fuesen vástagos de la propia familia, con grandes distancias entre ellos para que el aire que les llega de la Sierra Cantabria pueda penetrar entre sus ramas y el sol haga crecer la aceituna sana y hermosa, que dará como resultado un aceite sobresaliente y medioambientalmente respetuoso.

Respeto, ante todo

El respeto a la tierra que ha visto nacer a la familia Martínez está grabado en sus genes. Por eso, las olivas se cultivan sin fitosanitarios u otros productos químicos y bajo los últimos preceptos de agricultura sostenible, como demuestra el uso de cubiertas vegetales o el empleo de hoteles de insectos que faciliten la polinización de los árboles. Además, el riego por goteo evita que un bien tan preciado como el agua se desperdicie, y la entrada de las ovejas permite a los olivos disfrutar de un terreno limpio de malas hierbas y bien abonado.

Por último, la recolección de realiza por paraguas y la aceituna se lleva a molturar en frío en pocas horas, dando lugar a aceites de reconocido prestigio, tanto en el ámbito nacional como internacional.

Además de la Royuela, la familia Martínez no ha querido dejar de lado otra de las variedades de aceituna más consumidas en nuestro país, la Arbequina. Sus 2.500 olivos en ecológico producen un extraordinario aceite, reconocido con una medalla de oro en la New York International Olive Oil Competition y otra del mismo metal en el Concurso Internacional Escandinavo deIMG 5269 (FILEminimizer) Aceite de Oliva (SIOOC, por sus siglas en inglés).

No se queda atrás en distinciones el Aceite de Oliva Virgen Extra Royuela Finca Malzapato, galardonado con el Segundo Premio del Concurso a la Calidad del Mejor Aceite de La Rioja Campaña 2022-2023, dentro de la Categoría Frutado Verde y con la medalla de plata en el escandinavo SIOOC.

Queseros de toda la vida

Jesús, Javier y Sonia son los hijos de Jesús Martínez y Justi González, el matrimonio que en 1961 dio vida a Lácteos Martínez, un negocio familiar dedicado a la elaboración de quesos artesanales en la localidad riojana de Haro. Allí surgieron marcas como El Estanque, El Berollo, Señorío de Cameros, La Mochila y Vega del Oja o Queso Los Cameros, ampliamente reconocida esta última tanto dentro como fuera de La Rioja, quesos que suman una producción anual aproximada de 1.900 toneladas.

Lácteos Martínez tiene en el respeto a los ganaderos que les proveen de la leche uno de sus principales sellos de identidad. De hecho, sus quesos solo se elaboran con leche de vaca, cabra y oveja recogida diariamente en un radio máximo de 120 kilómetros, lo que garantiza frescura y calidad. Esta materia prima, unida a la tradición quesera transmitida desde hace décadas en el seno de la familia Martínez, consigue quesos repetidamente galardonados a lo largo y ancho del mundo.

En el año 2000 la empresa vivió el relevo generacional, un hecho que no ha mermado un ápice ni la calidad del producto ni el respeto al entorno en el que se desarrolla su actividad empresarial, así como a los ganaderos que la hacen posible.

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