Texto: Lara Villanueva. Fotos: Vidal Lázaro, Eduardo Abad, Roberto Cristóbal
Eduardo Abad: 44 años. De siempre, ganadero y empresario de lechazo en Pardilla (120 habitantes, aunque en invierno puede reducirse a 60). Su finca, Paradilla 143, cuenta con tienda en la propia explotación ganadera, todo un emblema dentro de la ruta del lechazo.
Vidal Lázaro: 65 años, una vida dedicada a cuidar a sus ovejas churras en Oquillas, su pueblo de 40 habitantes al norte de la Ribera del Duero. Epicentro del lechazo, que muestra orgulloso en la web en la que invirtió sus recursos.
Roberto Cristóbal: 48 años, sexta generación detrás de la barra de El Nazareno, en Roa de Duero, probablemente uno de los restaurantes con más solera en torno al horno de lechazo.
Tres perfiles que recibieron el legado de sus padres, tres historias en torno al proceso de cría y consumo de la raza churra y sus cortes más preciados, hoy más en boga que nunca en un contexto en el que los ganaderos y restauradores de lechazo han sufrido desde sus pastos y asadores el parón de la hostelería. Pero ellos no han parado. Muy al contrario, han continuado cumpliendo con la realidad en la que los ganaderos de extensivo se mueven los 365 días del año: el campo no para. Esto es vocacional.
“Si eres feliz, nada cuenta como sacrificio”. Esta frase de Eduardo Abad podría resumir la filosofía de los tres protagonistas de esta historia. Ellos no pueden permitirse abandonar sus rebaños o, en el caso de Roberto Cristóbal, pensar desde casa en cómo será su reapertura. Son mentes inquietas, imparables, sabedoras de que al menos su dedicación al campo y la buena mesa merece la pena.
¿Cómo os está afectando este parón por el virus?
– Roberto Cristóbal: yo desde luego hasta julio no voy a abrir El Nazareno. No me compensa abrir solo para unas mesas. He tenido que tirar de ahorros y recurrir a un préstamo del ICO para no despedir a la gente. Nosotros siempre hemos funcionado bajo reserva y con producto del día, fresco, así que esperaremos. Pero sé que volveremos a salir.
– Eduardo Abad: Yo he seguido vendiendo en todo momento, aunque he sufrido una caída de las ventas a restauración del 80%. Es verdad que coloco menos producto, pero ahora mismo el 100% de lo que vendo es a particulares de todo el territorio nacional (salvo Canarias) y efectivamente la gente está tirando más de nosotros. Mis ventas online han aumentado una barbaridad y todo gracias al efecto boca – boca. Eso sí, yo jamás bajaré los precios de un producto al que le dedicamos los 365 días, a pesar de que estamos viendo una reducción de los precios a 25€ el lechazo, cuando cuestan el doble. Las cosas valen lo que valen. Hay que ser fiel a tus principios, porque el sector y el cliente nos lo agradecerán.
El secreto de que esta máquina funcione es tan aparentemente sencillo como sagrado. Es la venta directa a nombres propios que confían en un Eduardo, en un Vidal, en un Roberto.
La carta alimenticia de las ovejas de estos amantes de sus ganados habla de materias nobles: piensos naturales y forrajes a partir de cereales y leguminosas. Ellos están aquí porque creen en ello, una capa más que engrosa esa fidelidad a la profesión.
De jugosidad y matices sabe muy bien Roberto Cristóbal. Sexta generación junto con su hermano Enrique tras El Nazareno, Roberto cuenta orgulloso la historia de su abuelo, de donde viene el nombre del restaurante. “Mi abuelo cogió la gripe española cuando era solo un niño. Pensábamos que lo íbamos a perder y de repente mejoró, así que mi familia lo vistió de Nazareno todos los fines de semana, en agradecimiento”.
Vuestro abuelo tenía un deber con ese modo inconfundible de asar…
La vida con sus juegos y dobles caras, ha traído este parón en uno de los momentos álgidos para el consumo del lechazo burgalés. Época de bautizos, bodas y comuniones, el mes de mayo es el mejor momento del año para las ovejas parideras, cuando se da la mejor camada. Pero en las reflexiones de estos tres embajadores del lechazo, la pasión es un imprescindible de su día a día.
Y el componente autóctono. Hay una frase que esgrime Vidal y que podría resumir esa tendencia que parece que se dibuja: el oviturismo. “Antes de que los coches pasaran por las ciudades, ya lo hacían las ovejas por las cañadas”. Y quizá sea cierto. Quizá estemos volviendo a esos tiempos inmemoriales que ya empezaron a asentar en nuestro paladar y nuestra memoria cada uno de los productos que hoy son bandera de la gastronomía española.
Hoy, infinitos años después, en pueblos como Pardilla, Roa u Oquillas esas cañadas empiezan a ver que ese oviturismo, un concepto acuñado por Eduardo Abad, ya es una realidad. Un motivo para viajar a través de los sabores de la tierra y que se resume en la siguiente ecuación: criar la mejor raza churra, compartirlo con la gente, disfrutar de la cultura del lechazo, y emocionarse mientras enseñan de dónde provienen todos los matices de este producto inconfundible.
Webs de interés:
Paradilla 143: https://www.lechazoasado.net/
Vidal Lázaro: https://corderolechal.com/
Asador Nazareno: http://www.asadosnazareno.es/
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