Texto: Óscar Checa Algarra. Fotos: OCA y otros
En este último aspecto, por aquí la referencia es Valdepeñas, clar
Donde habitan las musas
La llamada Casa de los Estudios fue el lugar donde coinci
Por eso, una de las curiosidades de este lugar es la extraordinaria acústica de la galería, pues, estemos donde estemos situados, escuchamos perfectamente a quien esté hablando desde cualquier otro punto del claustro. Esa concentración de tanta gente docta y sabia llevó a Lope de Vega a llamar a la localidad en un poema ‘Villanueva de las Musas’, en alusión t
En esta plaza, además de las fachadas de los edificios que la rodean, los balcones corridos y los soportales, llaman la atención unas esculturas fácilmente identificables: son los personajes cervantinos, Don Quijote, Rocinante, Sancho y Rucio. Aquí cobran especial relevancia porque, según las últimas teorías, Villanueva de los Infantes sería el punto desde el que Don Quijote salió en busca de aventuras, es decir, aquel lugar de cuyo nombre no quería acordarse Cervantes. Los nuevos razonamientos se hicieron midiendo las distancias y el tiempo entre los lugares que aparecen en la novela usando como unidad el paso de caballo, tal como lo habría reflejado el autor y como se desplazan los protagonistas. ¡Y parece que coinciden con lo que relata la obra!
Aquí también está, además, la casa del Caballero del Verde Gabán, otro personaje de la novela, en la que el autor se habría inspirado para contar la historia que encontramos en la segunda parte del Quijote. Hay incluso quienes tendrían identificada la venta en la que sucede el episodio de la lucha con los odres de vino, aunque eso ya es hilar muy fino. El caso es que, aunque
fuera ficción, aquel vino sería de viñedos manchegos, de los alrededores de Valdepeñas, seguramente.
Los vinos de Valdepeñas se conocían ya en la corte de los Austrias y cuando Madrid pasó a ser capital del Reino se intensificó su comercialización. Una venta era, por cierto, Bodegas Real, una de las bodegas que ahora forman parte de la nueva Ruta del Vino de Valdepeñas. Está cerca de Cozar, rodeada por una enorme finca de 700 hectáreas dedicada a la vid, al olivo y al cereal. Al antiguo caserío se han añadido ahora unas nuevas instalaciones pensadas tanto para la elaboración como para la celebración de eventos. Su restaurante, El Umbráculo, donde se mezcla la tradición manchega con la cocina moderna,
Íberos y arte contemporáneo
Llego ahora a Valdepeñas aunque empiezo la visita a seis kilómetros, en el yacimiento del Cerro de las Cabezas. Está junto a la A-4. De hecho, la autovía le dio un bocado (pequeño, eso sí) a los restos de esta antigua ciudad íbera ubicada en el cerro que le da nombre. Toda
Después hay que completarla con la del Museo Municipal, donde se exponen la mayor parte de los objetos encontrados y donde se vuelve a profundizar en diferentes aspectos: la geografía, la religión, la producción cerámica, el comercio, el urbanismo, los órdenes sociales, las actividades económicas… Allí están también los cuencos con cebada y beza quemada que se encontraron en lo que debió ser un granero que, por alguna razón, acabó pasto del fuego. De momento, en el yacimiento no se han encontrado lagares pero sí ánforas con granilla de uvas, lo que da fe de la elaboración y el consumo de vino en este lugar ya hace más de 2.000 años.
El Museo Municipal está ubicado en una antigua casa solariega
Cuevas y tinajas
Una de las más espectaculares es la Antigua Bodega Los Llanos, que hoy se ha transformado en un restaurante. Su origen se remonta al año 1875, la época de mayor esplendor de Valdepeñas. Unos años antes se había construido la línea de ferrocarril que la unía con Madrid y que potenció más todavía la industria vinícola. Hasta aquí llegaron entonces bodegas como Luis Palacios o Bodegas Bilbaínas, que exportaban el vino a Filipinas,
La visión de la sala de tinajas (con casi 50 de estos recipientes de 500 arrobas y la armazón de madera del techo) de la Bodegas Los Llanos impresiona, pero hay otra sorpresa: su cueva, que es enorme, formada por diferentes pasillos y ramales. Arriba, alrededor del patio, está el gastrobar y el porche convertido en restaurante acristalado. Aquí se han conservado también los chilancos, enormes trullos donde se almacenaban los orujos, los hollejos de las uvas después de prensados, para hacer luego aguardiente. Bodegas Megía e Hijos (Corcovo) conserva también unas instalaciones similares, con su cueva excavada a 13 metros de profundidad, donde terminan de madurar y reposar
sus vinos.
Otra antigua bodega, la de Leocadio Morales, es ahora el Museo del Vino Valdepeñas. Ha mantenido la estructura original, pero también se le han añadido unas salas donde se cuenta a través de paneles y unos llamativos dibujos obra de un alumno de Mingote la historia del vino de Valdepeñas. Aquí se conserva el amplio patio con el típico pozo manchego, los aperos de labranza, el muelle de descarga de los carros, el jaraíz, las prensas y atrojes originales, el chilanco, la cueva y la bodega de tinajas. En esta sala también se expone una colección de fotografías de
Rumbo a Alhambra
Mi recorrido por el Campo de Montiel va tocando a su fin, pero no quiero irme sin visitar otros dos lugares. El primero es San Carlos del Valle, que ya tenía ganas de conocer su plaza. Es una de las más hermosas de la provincia, construida a modo de corral de comedias y que, de hecho, se utilizó con ese fin, aunque se levantó para albergar a los peregrinos que llegaban hasta la iglesia del Cristo del Valle, que tenía fama de milagroso. Las cuatro estatuas que adornan las torres de la iglesia representan a músicos o actores y aludirían a ese uso de la plaza como lugar de representaciones teatrales.
Desde aquí, desviándome un poco de la sierra que sí va recta,
Laminium, como me explica Luis, de Terra Laminitana -una empresa que organiza visitas temáticas por el territorio-, vivía sobre todo de las canteras de
Eso sí, los viñedos quedan en otra dirección, al otro lado de la sierra, por lo que el paisaje es de campos de cereal, senderos y caminos, como el de la Cañada Real, que pasa justo por detrás del castillo y que fue uno de los motivos por los que la Orden de Santiago también reclamó estas tierras. Charlando con Luis y planificando
Duelos y quebrantos
Gachas de almortas, pisto manchego, lomo de orza, paté de perdiz o duelos y quebrantos son algunos de los platos de la gastronomía manchega que no faltan en la carta del restaurante de la Hospedería Santa Elena, en San Carlos del Valle, aunque este establecimiento no se ciñe a la mera tradición. Con bastante acierto y de
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