La palabra celebrar viene del verbo latino “celebrare”, que se deriva del adjetivo “celeber”, que, en su origen significa concurrido, frecuentado, numeroso y abundante y era el antónimo de “desertus” (desierto, abandonado). El concepto hace referencia a la acción de celebrar (festejar, conmemorar, alabar, reverenciar, realizar una reunión o acto).
Por Efa Rimoldi
“Una alegría compartida es doble alegría, una pena compartida es media pena”. Esto es lo que dice un proverbio sueco, y desde mi punto de vista no puede tener más razón. He aquí la importancia de celebrar nuestros logros, festejar fechas importantes, compartir nuestras alegrías.
Celebramos espontáneamente, desde los poros hasta la coronilla, cuando somos nosotros mismos. Por eso sin el coraje de una autenticidad profunda y radical, no es posible celebrar nada. Y celebrar genera serotonina, un neurotransmisor muy relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo.
Osho decía que “cuando eres total en algo, hay celebración”. Y es que la celebración y la entrega están juntas. Cuando no hay pasado ni futuro, cuando no hay más allá, cuando no hay distracciones, cuando somos totalmente en lo que sea que estemos, aquí y ahora, presentes, hay celebración. ¿Qué hace nuestro cerebro con los demás? ¿Y qué le hacen los otros a nuestro cerebro? Nuestro desarrollo evolutivo destaca por las habilidades sociales: comunicarnos, afianzar tradiciones colectivas, y reunirnos y celebrar en comunidad.
Uno de los fundadores de los estudios en el área de la Neurociencia Social, John Cacioppo, de la Universidad de Chicago, relata investigaciones en las que han hallado que las personas desconectadas de otros individuos tienen consecuencias físicas. Hoy sabemos que sentirse aislado es un factor de morbilidad y mortalidad más importante que la obesidad y el alcoholismo. El aislamiento afecta la calidad del sueño y aumenta los síntomas depresivos y los niveles matinales de cortisol (una hormona del estrés).
Nuestro cerebro, cuando nos sentimos solos o aislados, responde con un mecanismo de autopreservación. Un estudio de neuroimágenes mostró que los cerebros aislados activaban más las áreas de atención a imágenes negativas socialmente. Michael Gazzaniga, de la Universidad de California Santa Bárbara, afirma que “lo que hacemos los humanos la mayor parte del tiempo es pensar sobre procesos sociales, es decir, sobre nuestra familia, sobre el colegio, sobre nuestros amigos, sobre cuáles son las intenciones de las otras personas hacia nosotros. No andamos por ahí pensando en problemas complicados”.
Cuatro tips para celebrar las fiestas
¿Cómo queréis que celebremos la Navidad este año? Tenemos la oportunidad de redefinir el sentido de estas fiestas y de vivirlas con más conciencia. Si todavía no habéis tenido la oportunidad de tener esa conversación con vuestras famílias os dejo 4 tips sobre cómo hacerlo:
- Muestra empatía.Ponte en el lugar del otro, entiende y comprende cómo se siente.
- Practica la escucha activa.Pide opinión a tus familiares. ¿Qué quieren ellos?
- Mantén la calma.No te enfades ni te pongas a la defensiva. Desde un estado emocional intenso como la rabia, la tristeza, el miedo es difícil ser asertivo. Si nos domina la rabia, nos podemos comunicar de forma agresiva y si nos domina el miedo o la tristeza tenderemos a una comunicación pasiva.
- Expresa tus emociones y opiniones con claridad.No se trata de debatir, ni convencer a nadie sobre la mejor manera de hacerlo, sino de expresar nuestros sentimientos al respecto y defender nuestros derechos
Celebrar es importante, es hacer en cierta forma un homenaje a la vida que viene junto al deber de cada día. Es distender, es poner ánimo, alegría y motivos profundos para festejar. El que es incapaz de celebrar, con el tiempo se hace incapaz para ver y distinguir lo importante de lo accesorio, de leer la trama invisible que hay detrás del trabajo.
El tiempo no deber ser obstáculo
Si el obstáculo para festejar es el tiempo, habrá que encontrarlo. Si no tenemos tiempo para esto, es sinónimo de que no tenemos vida para ello, ya que el tiempo es solo una medida de la vida. Quien dice no tengo tiempo para celebrar, está diciendo no me importa, no vale la pena. En el festejo y la celebración podemos encontrar valores comunes y relanzar nuestros proyectos. No se hacen una idea del valor pedagógico y sanador de este acto. Durante los dos últimos años hemos aprendido la importancia de juntarnos, vernos, abrazarnos, besarnos, hagamos de las Navidades 2021 un icono de aprendizaje, alegría y salud. Desde ORIGEN les invitamos a experimentar nuestra mejor Navidad.