Texto: Óscar Checa Algarra. Fotos: Óscar Checa / SaboresdeSefarad / Bárbara D. Alarcón
Las Coplas de las Berenjenas que voy cantando es uno de los ejemplos más conocidos. La versión recogida en Rodas (Siete modos
Se trata de una alboronía (guiso de verduras) de berenjena con calabaza, recogida en un manuscrito del siglo XIII. La berenjena había llegado a Al-Ándalus doscientos años antes y se consumía mucho y de numerosas maneras, especialmente en la cocina andalusí y sefardí. Por eso mismo, con el tiempo, terminó siendo uno de los alimentos ‘impropios’ de los cristianos viejos, que dejaron de comerla para diferenciarse de unos compatriotas a los que acabarían culpando de lo más inverosímil y estrambótico. Ocurrió lo mismo con otros alimentos, recetas y maneras de cocinar, pero el caso de la berenjena llama particularmente la atención. En Toledo, por esa herencia judía y musulmana, se convirtió hasta en un insulto, y otras ciudades castellanas acabaron llamando berenjeneros a los toledanos en un intento de degradarlos o menospreciarlos en la pugna por alcanzar más relevancia.
Filikas y almodrote
Este es el tipo de historias que salen a nuestro encuentro en Caminos de Sefarad, las ciudades que forman parte de
El recorrido por la antigua judería se sale de los itinerarios más trillados de la ciudad y es apasionante, pues la aljama segoviana fue una de las más prósperas de Castilla en el siglo XV. Junto a la iglesia del Corpus Christi, en la plaza del mismo nombre, está la calle que da entrada a la Judería Vieja. La iglesia, que fue la sinagoga Mayor, pertenece hoy al convento de las Clarisas, que, por cierto, siguen haciendo unos dulces artesanos buenísimos. El itinerario, a través de estrechas y laberínticas callejuelas, tiene como punto central el Centro Didáctico de la Judería, ubicado en la casa-palacio de Abraham Seneor, el personaje más destacado de la comunidad hebrea segoviana. Fue un rico financiero y rabino mayor de las aljam
Forma parte del hotel Casa Mudéjar, un edificio del siglo XV perfectamente conservado y restaurado en el que uno puede dormir bajo auténticos artesonados mudéjares. Y lo mismo a la hora de comer, pues el salón del restaurante también mantiene el artesonado decorado de la época. Por la mesa desfilan filikas, souflé de almodrote de berenjena o tajine de cordero lechal, entre otros platos de raíces hebreas. Y en cuanto al vino, uno kosher: Alate. Es un monovarietal de Tempranillo que elaboran en la bodega Fernández de Arcaya, en Navarra.
Las juderías del norte
La bodega se encuentra en el pequeño pueblo de Los Arcos, y está abierta al enoturismo. En las visitas se explica la manera en la que se elaboran los vinos kosher; una elaboración que solo se diferencia de las demás en que sigue determinadas reglas dictadas por las leyes religiosas del judaísmo en cuanto a la preparación de los alimentos y la vinificación.
Al norte de Los Arcos está Estella-Lizarra, otra de las ciudades de la Red. En la rúa de las Tiendas, en pleno Camin
En esta zona hay otras ciudades que también contaron con importantes juderías, como Calahorra, Tudela y Tarazona. Como en Estella-Lizarra, se sabe que ya desde el siglo XI existía una comunidad judía en Calahorra y que esta aljama calagurritana fue la mayor de La Rioja. La judería estaba ubicada en la zona del actual Rasillo de San Francisco, en la parte alta de la antigua ciudad romana, pero donde mejor se puede seguir el rastro del pasado sefardí de esta ciudad es en el archivo catedralicio, que cuenta con una abundante documentación al respecto.
En el Museo Diocesano, ubicado en el claustro, se exponen algunos de esos documentos de carácter civil, aunque el más releva
Antes de irme de Calahorra me paso también por el Museo de la Verdura, que está en este mismo barrio, ubicado en un edificio que formó parte del convento de San Francisco. Es un centro llamativo, interactivo y didáctico donde se descubren decenas de anécdotas sobre las verduras, su cultivo, la forma de conservarlas y las maneras de consumirlas.
Diga Treintaitrés
Las verduras, precisamente, y de manera más extensa los vegetales, fueron el grupo de alimentos más profusamente utiliz
Tudela es un ejemplo perfecto de la apuesta gastronómica ‘verde’. Aquí se creó el primer menú degustación de verduras de España. Lo idearon Ricardo Gil y María Pilar Vicente, tercera generación de hosteleros tudelanos y propietarios del restaurante Treintaitrés. La borraja, el cardo, la alcachofa, el tomate, el espárrago y otros muchos vegetales que crecen en la mejana navarra son los protagonistas de su carta. Los ingredientes de origen animal son testimoniales. El sabor intenso de las verduras se complementa con el uso de especias, flores o hierbas aromáticas, integradas perfectamente en unas preparaciones sustentadas en la tradición, pero abiertas a la cocina moderna.
No son los únicos que han elegido ese camino, claro. El chef José Aguado también quiso mostrar a todos lo que unas buenas verduras pueden dar de sí en los fogones actuales. “De la mata al puchero, sin pasar por la nevera”, dice, pero hay mucho más en sus preparaciones, por supuesto. De sorpresa en sorpresa va uno cuando en la mesa del restaurante Topero aparec
Tudela también tuvo un importante pasado judío, destacado ya desde la época musulmana. Después, con la sucesión de diferentes reyes, la comunidad sefardí tuvo momentos mejores y peores pero, como otros territorios navarros, su judería fue el lugar al que acudieron muchos cuando las cosas se fueron poniendo tensas en las ciudades castellanas. En las dependencias claustrales de la Catedral, una exposición sobre objetos ceremoniales y personales judíos nos pone sobre la pista. Entre lo que más llama la atención está el lienzo, el tapiz en el que aparece un ‘padrón’ de judíos conversos de Tudela de 1510.
Algo similar colgaba dentro de la Colegiata de Santa María por orden inquisitorial para identificar a los ‘cristianos nuevos’. Se le llamó ‘la manta’ y de ahí viene la expresión ‘tirar de la manta’: su significado actual remite a la acción de desvelar secretos o informaciones ocultadas, pero en aquella época la amenaza tenía que ver con acudir a este lienzo para demostrar que tal o cual ciudadano era converso… con lo que suponía esto por aquel entonces. Aquí también podemos acercarnos a la figura de algunos de los tudelanos medievales más destacados, como el t
En Casa Sefarad
El viaje -el mío- va llegando a su final. Terminaré en Córdoba, pero antes me pasaré por Tarazona, otra de las ciudades de la Red de Juderías que guarda destacados restos del pasado sefardí, como la propia configuración de las calles y la arquitectura medieval. Como en el resto de ciudades, unas placas de metal integradas en el pavimento marcan el itinerario a seguir para adentrarse por las antiguas juderías. Aquí nos conducirán por estrellas callejuelas hasta u
Llego a Córdoba. Adentrarse en su judería es un viaje dentro de este viaje. La mayoría de las calles no dan para que circulen coches, así que aquí no hay más ruido que el de los pasos de la gente sobre el suelo de piedra. A veces son (somos) demasiados, sí, pero siempre hay momentos de tranquilidad y hasta de silencio. Y ahí, al final de un estrecho callejón encalado, en una antigua casa-patio, está Casa Mazal, la ‘casa de la fortuna’, un restaurante especializado en gastronomía sefardí donde probar delicias como el Baba Ganoush (paté de berenjenas con sésamo negro), el Bacalao confitado con naranja y canela o el Cordero a baja temperatura con miel de caña y chocolate. Es el único en Andalucía con abundantes propuestas kosher en su carta. ¡Hasta fino Tío Pepe kosher!
No muy lejos, en la calle Judíos, está la antigua sinagoga, construida en estilo mudéjar, y justo al lado, Casa Sefarad, todo un referente en la recuperación y transmisión de la cultura y el pasado sefardí. Una gran biblioteca especializada (abierta a investigadores) se une al espac
La Ermita Suites
En la fachada, la portada de una ermita, con su espadaña y su campana; en el interior, un alojamiento singular ubicado donde las investigaciones históricas sitúan un cenobio medieval, una antigua casa de vecinos judeoconversos y unas carnicerías del siglo XIX. Esa sería, de manera
Sabores de Sefarad
Cuando Javier Zafra empezó a recuperar recetas conservadas por los judíos del Norte de África, los Balcanes, Grecia, Oriente Medio o Baleares (los xuetas), el proyecto de rescatar los sabores y los aromas de la cocina sefardí empezó a transformarse en algo mucho más amplio derivado de lo que fue descubriendo. A la historia propia de cada plato se sumó la narrativa re
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