Solamente los curiosos o aquellos que tienen una relación directa con el campo son capaces de apreciar el incalculable valor del factor tiempo detrás de un turgente tomate, unas deliciosas fresas o un dulce melón.
Texto: Patricia Magaña. Fotos: ORIGEN
La magia de la Naturaleza y la mano del hombre consiguen que la fórmula tierra + semilla + agua + tiempo sea igual a un jugoso melocotón, una fresquísima lechuga o un aromático pimiento. Y de esto saben mucho en La Huerta de Hualdo, la iniciativa de agricultura ecológica y regenerativa de Finca Hualdo.
El cultivo de la tierra, “respetando el suelo para devolverle sus características primarias”, es el último eslabón de este gran proyecto agrícola de más de 4.000 hectáreas que dio comienzo con una de las mejores almazaras del país, Casas de Hualdo, y continuó con un rebaño de casi 2.000 ovejas de raza manchega que proporcionan leche a una deliciosa y exitosa quesería, Quesos de Hualdo.
Ahora, José Antonio Peche, director general de Finca Hualdo desde hace más de dos décadas, se embarca en el loable empeño de cultivar fruta y verdura de la más alta calidad que hace llegar a sus usuarios, del campo a la mesa, sin intermediarios y a través de internet.
Para hacer este empeño realidad, Peche cuenta con la inestimable ayuda de Sergio Barrios, ingeniero agrícola, y Santiago López, “agricultor de toda la vida”, ambos originarios de esta fértil vega toledana que, nos cuentan, “antaño debió estar bañada por el Tajo”.
Ambos cuidan con mimo de los productos hortícolas que crecen al raso, los que se crían en el invernadero de 1.500 m2, y los cerca de 800 árboles frutales de hueso y de pepita que jalonan la extensa parcela de El Carpio de Tajo. “Ciruelos, manzanos, melocotoneros, granados, caquis, higueras, perales, cerezos, nogales, paraguayos, nectarinos… Tenemos hasta platerinas, que es una fruta deliciosa, mezcla entre el paraguayo y la nectarina”, explica Sergio Barros.
Recuperando variedades tradicionales
La recuperación de variedades autóctonas es uno de los puntos clave de Huerta de Hualdo, una actividad que ya han iniciado con el cultivo del ‘Morado de La Puebla’. “Se trata de un melocotón típico de aquí cuya semilla hemos conseguido de un agricultor -explica Barros-, y también cultivamos el ‘Caterina’, que no es muy grande, pero tiene un aroma y un sabor inconfundibles, es muy sabroso y en la zona se da bastante bien”.
Junto a las habas de la región, el espárrago verde y algunas variedades arcaicas de tomate, el melón es otra de esas frutas que los de Hualdo están intentando salvar. “Santiago nos ha traído semillas de un melón que llamábamos ‘Mochuelo’, una variedad que no es muy atractiva físicamente, pero es muy dulce”. Y dicho y hecho, el ‘Mochuelo’ es ya una realidad.
“Recuperar este producto ha sido para nosotros un desafío porque su cultivo no es fácil. Se siembra de finales de abril a primeros de mayo y su recolección se inicia en agosto. Es algo tardío en comparación con otras variedades y, además, es muy importante cortarlo en su punto justo de madurez, que es casi un arte. Si se corta verde no evoluciona, se queda verde y no madura. Sin embargo, este esfuerzo ha valido la pena porque se trata de una variedad excepcional, toda una joya de sabor y aromas”.
Al melón se le suman zanahorias, acelgas, alcachofas, sandías, calabacín, tomates, pimientos de varias clases, calabaza, pepino, acelgas, judías, berenjenas, lechugas… Productos que se recogen por la mañana y están en la mesa del cliente al mediodía, gracias a la magia del tiempo y de Internet.
Los pedidos, que se hacen a través de lahuertadehualdo.com, están disponibles en modelo de suscripción quincenal o de envíos puntuales. Y, si a esta caja de productos de temporada le añadimos una botella de aceite de oliva Virgen Extra y un poco de queso, la mesa está servida.