Suena a lo lejos Paquito El Chocolatero en una Valencia en plenas Fallas, mientras nosotros inspeccionamos las huertas de Alcásser y Albal junto a Begoña Rodrigo, chef con carácter y personalidad, cocinera autodidacta, formada como ingeniera industrial y muy viajada, sin duda una de las mejores exponentes de una todavía incipiente llegada de la mujer a las máximas alturas gastronómicas.
Texto: Luis Ramírez. Fotos: Origen y La Salita
Nos acompañan Asier Rojo y Fran, de Arat Natura, sus proveedores “vegetales”,
Por eso, Arat Natura (empresa emergente que comenzó en 2014, centrada tan solo en el universo micológico, y que después iniciaría la actividad hortelana) ha convertido sus siete pequeñas fincas repartidas por las inmediaciones de Valencia, en un maravilloso campo experimental de cultivo ecológico, en permanente rotación, donde destacan, entre otras, la diversidad de lechugas, chiles y de diversos vegetales de origen asiático.
Begoña nos cuenta, mientras elige un buen “ramo” de maitake, acaso su seta favorita, nos habla del momento que atraviesa: “Ahora vivo una etapa de consolidar La Salita, tres años después de su apertura en la nueva ubicación, más que de emprender nuevas aventuras. Más que liarme con otros proyectos y como no sé cocinar barato, me apetece mucho viajar para seguir conociendo otras culturas y cocinas y conciliar mejor la vida personal con el trabajo. Todo lo que he visto fuera me ha enriquecido. Busco el equilibrio tanto para mí como par
Una apertura al final de la pandemia
A finales de 2020, en los tiempos grises en los que empezábamos a salir poco a poco de la pandemia, Begoña (cuyos orígenes reales están en el pueblo de Chera, en la serranía valenciana, razón por la que califica a su cocina como “de interior”), abrió las puertas de la nueva sede de La Salita, en un bello edificio del siglo XIX, con acogedor jardín, situado en el corazón del barrio valenciano de Ruzafa, reformado a partir de su propia personalidad y donde cobran también gran valor las figuras de su hermano Sergio, director de sala, y su ex marido Jorne, que ejerce como sumiller.
La primera Salita (“la salita”, asegura, es el verdadero corazón de cualquier casa) la habí
Manzanilla y damajuana
Con su evolución en los años posteriores, le faltaba acaso un mayor reconocimiento de la crítica que
En estos tiempos en donde la mujer pide superar por fin su injustificada escasa presencia en la élite gastronómica, Begoña Rodrigo se reivindica también como empresaria en medio de las dificultades: “Uno de mis principales objetivos ahora es que las mujeres que quieran montar un restaurante vean en mi historia que lo pueden hacer. Me temo que una chica que quiera tener hijos y ser cocinera, necesita, además de formarse bien, tener su propio negocio porque trabajando para otra persona es casi imposible. Pero tienes que estar en todo”.
Ya en el restaurante y mientras suena la “mascletá” diaria en las calles de Valencia, Begoña nos
El gran momento de Valencia
Pero, más allá de esos momentos de desconexión, asegura que “hoy Valencia ha cambiado por completo y es una ciudad peligrosamente cómoda por su calidad de vida. Tanto cultural como gastronómicamente está en un gran momento, cada vez más cosmopolita, y, en general, se ha conseguido mejorar las condiciones de trabajo. Está muy bien comunicada, sobre todo con Madrid y, por eso, me resulta muy poco probable que me mueva de aquí, aunque ahora que mi hijo tiene ya diez años, podré viajar mucho más que antes. Después de tantos años de profesión, ahora lucho por las horas fructíferas, por el trabajo intenso solo las horas necesarias”.
Critica que en los congresos gastronómicos a los que tiene que acudir “no se pruebe lo que
El espléndido recorrido por La Salita y el menú de primavera de Begoña Rodrigo se inicia en una terraza-jardín cada vez más presente en la propuesta “porque nuestra clientela nos demanda disfrutarla. De hecho, tenemos un proyecto para tenerla abierta también todo el invierno, aprovechándonos del benigno clima de la ciudad. Al fin y al cabo, soy cocinera, tengo un emplazamiento maravilloso y lo único que necesito realmente es tratar bien al cliente y que los platos estén ricos”.
Luego el cliente se traslada a los espléndidos comedores de un restaurante con empaque y de estética muy cuidada. Los suelos cerámicos y las puertas de madera se han mantenido de la construcción original. Allí descubrimos recetas casi clásicas de Begoña, como un plato vegetal redonde, La Tiara (“no puedo retirarlo, porque el público no me lo permite”) o su homenaje a la
Y en la bodega que está a la vista abundan las referencias de la tierra, “más blancos que tintos- asegura la chef- porque los consumimos más y porque se adaptan muy bien a nuestra cocina. Los espumosos también pueden contribuir a la ligereza que buscamos”.
Desarrollar conjuntamente nuevos cultivos
Como aseguraba Asier, de Art Natura, un ingeniero forestal convertido en productor de setas y emergente agricultor, “los chefs como Begoña valoran mucho el producto y no tienes siquiera que defender ante ellos su calidad. Por eso, nos encanta hablar con ella y poder desarrollar conjuntamente nuevos cultivos. Enfocados hacia la alta restauración, tenemos muchas minihortalizas como las pequeñas coles de Bruselas, que le gustan mucho, los calabacines o las berenjenas, además de un amplio abanico de tomates que incluye diversas variedades locales. También nos apasiona experimentar con los chiles. Tocamos todos los palos y hacemos mucha rotación de cultivo para sacarle el máximo partido al suelo. Tenemos siete fincas de unas dos hectáreas, que es lo habitual en esta zona minifundista”.
Begoña Rodrigo defiende la proximidad en buena parte de la materia prima que utiliza en su restaurante, aunque reconoce que en pescados, el Cantábrico y el Atlántico le dan mucho: “La anguila, como producto levantino, es uno de nuestros p
Una deslumbrante experiencia
Con una sabia combinación de complejidad técnica y belleza en el plato, la propuesta de Begoña Rodrigo, cocinera autodidacta en permanente redefinición, une la fuerza de ese Mediterráneo levantino de sol y luz con la potencia vegetal del interior de la provincia en una cocina que es rabiosamente local y a la vez prescinde de fundamentalismos. En Ruzafa ejemplifica como nadie que la mujer ha llegado para quedarse en los más ambiciosos proyectos de la cocina de vanguardia. De cara a los próximos meses donde Valencia se convertirá en foco gastronómico internacional, la visita a La Salita resulta una deslumbrante experiencia para la que siempre conviene encontrar hueco.
MENÚ “SANGONERETA” DE BEGOÑA ROD
AGUA
Menestra de halófilas
Ensalada de centolla y tomate valenciano
Aguacate – dátil
Tonyina picante
Calamar, perejil y limón en samorra
La Tiara
Infusión de algarroba encurtida y rábano
Sardina con helado de coliflor
Sarandonga
La anguila:
Piñones y caviar
Berlina de anguila y su embutido
TIERRA
Tomate raf y queso de “cassoleta”
Buñuelos de paté
Hojas salvajes, mostaza casera
Caldo de invierno y calabaza
Royal de cebolla
Chirivía, “Tot de poble” y crema de repollo fermentado
Suprema-Pata
———– Fresitas silvestres de Canals, corazón de jengibre, lácteos y yuzu
Burbujas de “Hoya de la Iglesia”, cremoso de higos e higos salteados en Tintoralba
LA SALITA
C/ Pere III el Gran, 11. 46005 Valencia. Tfno. 609 33 07 60 www.restaruantelasalita.com
La aceituna de mesa es uno de los alimentos más representativos de la Dieta Mediterránea…
Ya están abierta las inscripciones para H&T, Salón de Innovación en Hostelería, que tendrá lugar…
El Ayuntamiento de Sueca, a través de la Concejalía de Comercio, ha puesto en marcha…
HABLA Nº34 (28 euros) es un Tempranillo fruto de la añada 2021, concebido para celebrar,…
El Patronato de la Denominación de Origen Queso Manchego ha procedido a la elección de…
El Mejor Cortometraje rodado en la D.O. Rueda ha sido para La Celestina, de Rodrigo…