Pocos vinos españoles pueden expresar mejor el alma del terruño que las joyas ourensanas de la DO Ribeiro, la más antigua de Galicia, de camino hacia su centenario en 2032. Y dentro de este territorio mágico, una variedad de uva blanca, la Treixadura, verdadera reina del viñedo del Ribeiro.
Variedad de brotación y maduración tardía, y por lo tanto sensible a la altitud, su cultivo predomina en valles y laderas bien orientadas. Presenta fuerte vigor y fertilidad media, y su producción es de 12 a 15 Tn/Ha de excelente potencial cualitativo. Es poco resistente a la sequía y necesita de terrenos cálidos. Tiene sensibilidad media al oídio y al mildiu, y es sensible a la Botrytis cinerea y excoriosis.
Los vinos de la DO Ribeiro que produce son aromáticos, finos y elegantes, con recuerdos a frutas, delicadas notas florales y toques balsámicos. Alcanzan fácilmente los 12-13.5 º alcohólicos, que se compensan con su acidez total entre 5.5 y 7 gr/l. expresada en ácido tartárico, lo que hace que resulten frescos, equilibrados, sabrosos y untuosos.
Se pueden encontrar monovarietales de Treixadura en Ribeiro, aunque la mayoría son elaborados mezclados con otras variedades autóctonas, pero con predominio de la Treixadura. Así se consiguen vinos armónicos y equilibrados desde el viñedo, vinos diferentes, singulares y únicos. Además, los vinos en los que predomina la Treixadura suelen tener una buena y positiva evolución en botella.
Vinos del Ribeiro, mosaico de la diversidad
La singularidad de esta histórica Denominación de Origen gallega se la dan unos vinos de paisaje y territorio tradicionalmente elaborados por sabias mezclas de variedades autóctonas, encabezadas por la Treixadura, pero todas ellas aportando sus peculiaridades para obtener vinos auténticos y genuinos.
Son vinos de marcados rasgos atlánticos, frescos, finos y elegantes, matizados por una suave influencia del clima mediterráneo. El característico factor de transición climática junto con las orientaciones y pendientes de la viña, la utilización y mezcla de variedades locales y el tipo de suelo, marcan el peculiar estilo Ribeiro. Además, la diferenciación de los tres valles (Avia, Miño y Arnoia) que componen la Denominación de Origen, situados en el borde noroccidental de la provincia de Ourense, convierten a Ribeiro en un mosaico de la diversidad.
Cinco categorías de vinos
Los vinos de la D.O. Ribeiro se dividen en cinco categorías: Ribeiro Castes, Ribeiro Barrica, Ribeiro Espumoso, Tostado Ribeiro y Ribeiro.
Los Ribeiro Castes, blancos y tintos, se diferencian de la categoría Ribeiro en que están elaborados 100% con variedades preferentes, es decir. Treixadura, Torrontés, Godello, Albariño, Loureira, Lado y Caíño blanco, entre las blancas; y Caíño longo, Caíño bravo, Caíño tinto, Ferrón, Sousón, Mencía y Brancellao, entre las tintas. Estos vinos son de más calidad y los más representativos de la Denominación, y están identificados en su etiqueta para que el consumidor pueda diferenciarlos.
Al igual que las categorías Barrica, Espumoso y Tostado Ribeiro, que también son elaborados exclusivamente con uvas preferentes y pueden ser identificados en el etiquetado, presentación y publicidad por parte de la bodega. En conjunto, el 90% de la producción se concentra en los vinos blancos, los tintos representan el 9%, mientras que el Tostado y Espumoso apenas alcanzan el 1%.
Blancos y tintos
De producción mayoritaria, los blancos del Ribeiro están elaborados en su mayoría con la uva Treixadura acompañada con otras variedades en menor proporción. Suelen ser vinos jóvenes y con alto potencial de envejecimiento en botella.
Destacan por su elegancia y sutileza, los aromas de frutas maduras y frutas frescas, notas florales, mieles, hierbas aromáticas y balsámicos. En boca son equilibrados, finos y delicados. Vinos armónicos, frescos, aromáticos y de buena persistencia. Los blancos del Ribeiro son vinos gastronómicos y versátiles que evolucionan muy bien en botella. Junto a las citadas variedades preferentes, están también autorizadas para elaborar blancos la Albillo y la Palomino.
Los tintos del Ribeiro son auténticos, con carácter y genuinos. Representan en torno al 9 % de la producción y su personalidad viene marcada por las uvas autóctonas.
Intensos, originales y expresivos. Se caracterizan por los aromas de frutas rojas y negras, notas florales de violetas, regaliz, especias y balsámicos. Tintos de buena carga tánica, carnosos, estructurados y con un punto de acidez que potencia su frescor y equilibrio. La Garnacha Tintorera y la Tempranillo son también variedades autorizadas por el Consejo Regulador.
El singular Tostado
Es un vino naturalmente dulce de larga tradición en Ribeiro. Una auténtica joya enológica de producción laboriosa, compleja y muy escasa.
Para su elaboración únicamente se utiliza el mosto procedente de la selección de las mejores uvas autóctonas pasificadas a cubierto. Es un vino dulce intenso, complejo y peculiar. Aromas de frutos secos y confitados, miel, flores amarillas, dulce de membrillo, piel de naranja confitada. Vinos concentrados con buen equilibrio entre la acidez y el dulzor. Untuosos, aterciopelados y muy persistentes en el paladar.
La tradición de los espumosos
Son vinos elaborados solo con las variedades preferentes mediante el “método tradicional”. En el año 1957 ya se elaboraban vinos espumosos en la D.O. Ribeiro. Fueron amparados legalmente en el año 2017 en sus tipos Brut y Brut Nature, tanto rosados como blancos. A principios de los años 80 del siglo XX se empezaron a realizar elaboraciones más continuadas de vinos espumosos así como investigaciones para analizar su potencial en Ribeiro. Se utilizan principalmente variedades que aportan mayor estructura, adecuada acidez y pH.
Noventa y dos años de historia
El 13 de septiembre de 1932, comenzaba la historia oficial de Ribeiro como Denominación de Origen. Han pasado ya, por lo tanto, más de 90 años desde que la Denominación de Origen Ribeiro apareciera, junto con otras 19 Denominaciones, en una publicación de la «Gaceta de Madrid», que reflejaba lo que poco más adelante vendría plasmado en el «Estatuto del Vino». Esa publicación del Estatuto del Vino fue elevada a Ley el 26 de mayo de 1933. Ya el 6 de diciembre de 1956 se constituyó el Consejo Regulador, siendo aprobado su primer Reglamento un año más tarde.
Pero para conocer bien la historia tenemos que remontarnos mucho más atrás, puesto que las «Ordenanzas Municipales de Ribadavia» de 1579 ya determinaban los lugares y parroquias que podían producir y vender vino del Ribeiro, qué operaciones de manipulación estaban permitidas y qué sanciones tendrían quienes incumplieran dicha Ordenanza.
Resulta maravilloso comprobar cómo estas Ordenanzas son un precedente de los Reglamentos de los actuales Consejos Reguladores. De hecho, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual las reconoce como los primeros indicios de protección de una Indicación Geográfica en el Derecho español.
Ha habido otros cambios reglamentarios en la historia más reciente. Así, el 2 de febrero de 1976 se publicó un segundo reglamento, que fue modificado mediante la Orden del 19 de Abril de 2004, publicada en el Diario Oficial de Galicia el 28 de Abril de 2004, para incluir como producto amparado el Vino Tostado do Ribeiro en base a su histórica elaboración y por tratarse de un vino naturalmente dulce que constituye una de las máximas expresiones de los grandes vinos del Ribeiro, primero y único en España de sus características.