Recorremos la finca Perales de Valdueza, situada en las inmediaciones de Mérida, muy cerca del río Guadiana, junto con Fadrique Álvarez de Toledo, propietario de la empresa Marqués de Valdueza, productora de vinos, vinagres, Carne de Ávila y miel pero que es conocida, por encima de todo, por la elaboración de aceites de oliva Virgen Extra de gran calidad.
Lo hacen bajo las marcas Marqués de Valdueza y Merula (el nombre latín de mirlo, el ave
La familia Álvarez de Toledo (que, impulsada por el padre de Fadrique, Alonso Álvarez de Toledo, apasionado de la naturaleza y de la caza, sigue manteniendo también la tradición de la trashumancia, pastoreando cuando llega el buen tiempo el ganado vacuno desde Extremadura hasta las alturas de Ávila) lleva comprometida, desde hace muchas generaciones con estas tierras extremeñas y la conservación del medio ambiente, y perpetuando especialmente la tradición de la cultura vitivinícola y olivarera, sin renunciar a las nuevas tecnologías en la búsqueda de la máxima calidad.
“Tenemos espíritu trashumante tanto con las vacas como con las colmenas”, asegura Fadrique,
Pero volvamos al olivar. En la finca Perales de Valdueza (heredada por el primer Marqués de Valdueza, de nombre también Fadrique Álvarez de Toledo en 1624) se siguen las reglas de la producción integrada, que marca límites a la hora de controlar las plagas del olivar, porque según nos cuenta el propietario, “este es el modelo que pensamos que mejor se adapta al clima de la zona y a la estructura de la finca”.
De las 200 hectáreas de olivo con las que cuentan, alrededor de 30 corresponden a la variedad autóctona Morisca, la primera que se recolecta cuando se inicia la campaña (“son los árboles más grandes, con una aceituna de tratamiento más complejo, en general, pero que es también la que más satisfacciones nos da”, asegura Fadrique), que se completan con cerca de 70 de Hojiblanca, unas 55 de Picual y unas 45 de Arbequina. Al poderoso olivar se añaden alrededor de 38 hectáreas de viñedo, además de frutales y hortalizas.
Siempre han optado por la mezcla de variedades, “porque, aunque hemos hecho monovarieta
Precisa Fadrique que “no nos gustan demasiado los aceites extratempranos, que son hoy tendencia. Primero recogemos para Marqués de Valdueza y después para Merula, marca con la que también comercializamos formatos más grandes en lata de cuidado diseño. No queremos perder el norte ni presumir de lo pronto que empezamos la campaña y preferimos guiarnos por la evolución de la aceituna en el árbol, que es la que nos dice cuando hay que empezar a recoger. Y ya en la almazara controlar al máximo las temperaturas, que es un elemento clave del proceso”.
Reivindica Fadrique Álvarez de Toledo que “en España estamos haciendo Aoves
Reconoce Fadrique la complejidad de la coyuntura que atraviesa el mercado oleícola: “Dos campañas seguidas malas son difícilmente soportables. Y más en nuestro caso, donde no trasladamos toda la subida de costes a los precios”. Se rebela, no obstante, el propietario de Marqués de Valdueza contra “una situación en la que los clientes siempre están más dispuestos a pagar por una botella de vino que por una de aceite de oliva, sobre todo si consideramos lo que cuesta producir un Aove, que su momento de consumo es mucho más prolongado, y los beneficios saludables que genera”.
Pensando siempre en la importancia y los problemas del medio rural, Fadrique Álvarez de Toledo está convencido de que “el gran reto de cara al futuro inmediato va a ser el del agua. No puede ser que se pierda el agua de lluvia, cada vez más escasa, y que los embalses estén vacíos. Es un tema demasiado serio como para no prestarle atención”. Con negras nubes procedentes de Portugal sobre nuestras cabezas, afirma, solemne, que “diseñar un plan nacional sobre el agua debe estar por encima de todas las rencillas políticas, locales y regionales”.
Volviendo a la producción de su prestigioso Aove insiste en que renuncian a esas guerras tan
Siempre interesados por la innovación, estudian la plantación de nuevas variedades en nuevos marcos en colaboración con el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria (Ifapa), “considerando la singularidad del clima del campo emeritense y que se trate de olivas que enriquezcan nuestro Marqués de Valdueza o nuestro Merula. En cuanto al marco de plantación, el objetivo es poder recoger con más facilidad y respetando más a un árbol para el que tampoco la vibración es natural para él. La recolección en el olivar siempre tiene algo de agresivo”.
Fadrique asegura que le llama la atención que “la clientela identifique el producto en cristal como de más calidad que en lata, cuando no tiene por qué ser así. Yo pienso que la clave del éxito en la comercialización de un producto está en varias cosas. Por un lado, el contenido ha de tener consistencia y máxima calidad. Pero después hay que vestirlo bien y explicar también su historia. Si fallas en una de esas cosas, lo tendrás difícil. Es una conjunción perfecta de los tres componentes para llevar al mercado lo que realmente quieres transmitir”.
Fotos: ORIGEN
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