Vegetación mediterránea al borde de un mar con tonalidades que sólo existen en la imaginación, aguas cristalinas y playas de ensueño. Son Menorca, Ibiza y Formentera, tres islas que ahora encuentran en la gastronomía un importante reclamo turístico. En la imagen, Cala Saona, en Formentera.
Texto: Patricia Magaña. Fotos: ORIGEN
Un avión y un vuelo de apenas hora y media es lo que separa Madrid del paraíso. Tras sobrevolar Mallorca, aterrizamos en Menorca, Reserva de la Biosfera desde hace ya más de 20 años. Al enorme atractivo de sus 216 kilómetros de costa mediterránea rodeada de un mar de cuento, se le une ahora la posibilidad de disfrutar de lujos gastronómicos aptos para todos los gustos y bolsillos.
Y es que Menorca sabe que hoy en día la gastronomía es un enorme reclamo para un turista ávido de disfrutar del productos y cocinas autóctonas y, por qué no, de dejarse sorprender por técnicas culinarias de países lejanos adaptadas al entorno.
Cuatro manos en Binissaida
Así lo han entendido en Sant Joan de Binissaida, un precioso alojamiento de turismo rural de 15 habitaciones rodeado por más de mil olivos de los que extraen su propio aceite, ya perteneciente a la marca de garantía Oli de Menorca.
Allí, desde hace cuatro años, dan la bienvenida al verano celebrándolo con unas Jornadas sobre cocina y producto de Menorca que cuentan con la colaboración del grupo Ses Forquilles, asesores gastronómicos del hotel rural desde 2013. Un evento que en esta ocasión han protagonizado Artur Martínez, Marc Cano y Xavi Romero, chef y parte del equipo del restaurante Aürt de Barcelona (1 Estrella Michelin y dos Soles Repsol), quienes han reinterpretado la huerta menorquina.
Aürt, sensibilidad social y vegetal
Al cocinero Artur Martínez le avala una trayectoria profesional jalonada de éxitos que lleva con discreción extrema. El que dirige el primer Slow Food de Cataluña en conseguir una Estrella Michelin se caracteriza por llevar a cabo una cocina “radical”, marcada por la “sencillez reflexionada”. Esa sencillez no es obstáculo para los mil matices que se encuentran en sus platos, como el fresquísimo Curri verde Mediterráneo, una fantástica Col a la brasa con chucrut y alcaparra menorquina o una memorable Vichissoise dulce de puerros y vainilla que pudimos probar en Menorca.
También acercaron a la isla balear uno de sus platos más representativos: la sabrosa Royal de cebolla encebollada. “Es la máxima expresión de nuestra cocina radical y de nuestra voluntad de maximizar la cotidianeidad alimentaria. Un ingrediente, máximas sensaciones”.
Lago Resort, para todos los gustos
Al otro lado de la isla, cerca de Ciudadela, encontramos Lago Resort Menorca, un complejo hotelero compuesto por cuatro alojamientos de distintos tipos y categorías (Suites, Casas, Villas y Bungalows del Lago) y un auténtico hub gastronómico formado por 24 restaurantes y bares al gusto de todos los paladares y bolsillos.
Desde disfrutar de comida mediterránea contemplando una espectacular puesta de sol en el Faro de Artrutx hasta degustar espléndidos arroces y pescados típicamente menorquines en Aquarium, en el Puerto de Ciudadela, pasando por darse un festín de comida tailandesa en el emblemático Thai Garden by Arena Beach que el mítico Emilio Carcur ha traído a la isla.
Exotismo en Menorca
Mención aparte merecen dos restaurantes de este holding que dotan a Menorca de un exotismo gastronómico de calidad. Por un lado, Kaypa, cocina peruana firmada por Omar Malpartida (1 Sol Repsol) al pie de la piscina de Suites del Lago. Sólo el ceviche a la brasa de corvina, chicha de jora, ají amarillo, cerveza y cítricos ya merece una visita… O Godai, el primer japonés menorquín.
Bajo la batuta del autodidacta y sorprendente Julián Mármol, el equipo de Godai borda la fusión de la comida nipona con productos como la gamba roja, las alcaparras de la isla, la sobrasada o la típica caldereta menorquina, que presenta en niguiris, gyozas y futomakis. Todo ello magistralmente acompañado de vinos baleares que corren a cargo del sumiller Alejandro Aparicio.
Un francés en Ibiza
Tras este festín asiático damos el salto a otra isla y a otra cocina. A Ibiza y al buen hacer del francés David Grussaute, quien recientemente ha renovado su Estrella Michelin en UNIC, restaurante situado en el Hotel Migjorn, un reducto paradisiaco capitaneado por Alicia Reina y su marido, José Riera, dentro de la Playa d’en Bossa.
Enamorado de la posidonia y de la propia isla, el bordelés ejecuta un menú donde las raíces y el producto menorquín juegan un papel primordial. Así, en platos de cerámica de artesanos presenta sobrasada de pato en un brioche, un estupendo dashi de posidonia y gamba roja ibicenca o una espectacular interpretación de la vegetación balear en el postre Pitiusas, islas de pinos.
Brillantez en Formentera
Entre Ibiza y Formentera hay un ferry y media hora de agradable viaje. Más agradable aún si lo que espera en la más pequeña de las Islas Baleares es el Hotel Cala Saona y Joan Costa, un joven y brillante hostelero que quiere poner en el mapa gastronómico a Formentera y su restaurante Sol Post.
Allí tiene un trío de ases: Armand Vidal, Mauro Rivas y Clara Campoamor, acompañados magistralmente por la sumiller Cristina Bonetti. Juntos elaboran Arrels, un menú en el que fusionan las raíces salvadoreñas de Mauro junto a las catalanas de Armand para elaborar platos tan brillantes como el sol que en su puesta da comienzo a esta aventura gastronómica.
Mención especial merece Clara Campoamor, quien con una sensibilidad extraordinaria ejecuta postres tan bonitos como frescos y ricos. Postres como Ses Salines, que hablan de Formentera en particular y de las Baleares en general.
Islas paradisiacas que merecen una visita ya no sólo por disfrutar de su mar cristalino y sus espectaculares paisajes, sino que cada día con más fuerza se abren paso como destino gastronómico de primer orden.