Según la RAE, el hambre es “la sensación que indica la necesidad de comer”. ¿Qué impacto tienen nuestros 5 sentidos en nuestra hambre? ¿Qué nos impulsa a comer? Siempre que como, ¿lo hago por necesidad fisiológica? ¿Existen diferentes tipos de hambre? Según Jan Chozen Bays, una monja Zen, pediatra y autora del libro “Comer Atentos”, el fenómeno de tener hambre es un proceso bastante complejo en el que intervienen diferentes tipos de hambre.
Texto: Efa Rimoldi
Jan Chozen desarrolla el concepto Mindful Eating, donde identifica hasta una decena de tipos de hambre:
- El hambre visual. Es el hambre que se ve cautivado por los ojos. Son los ojos los que, ante un plato del que tenemos un buen recuerdo y que nos gusta mucho, nos dicen que nos sirvamos más cantidad.
- El hambre táctil. Nos impulsa a tomar un alimento entre nuestras manos. Ante un pastel de nata, nos impulsa a tomar con el dedo un poco de esa nata. Es la experiencia de comer directamente con las manos, a que hace totalmente diferente probar una aceituna llevándola a la boca con un tenedor que entre nuestros dedos.
- El hambre olfativa. Nos impulsa a entrar en una panadería porque hemos olido el pan recién hecho y queremos comerlo. En general, son olores que asociamos a una buena experiencia.
- El hambre bucal o de variedad. Nos impulsa a comer porque necesitamos experimentar un sabor y placer en nuestra boca .
- El hambre auditiva. Es el sonido del alimento el que nos incita a comer. Puede ser el crujir del pan recién hecho o las patatas chips. Se sacia con el sonido que se produce al masticar los alimentos. De hecho, si tomamos una patata fina y no está crujiente no saciaremos este tipo de hambre.
- El hambre estomacal. Es el que notamos en el estómago. Se sacia fundamentalmente por el volumen y la notamos como un vacío en el estómago. Se puede confundir con las sensaciones de miedo o ansiedad que se manifiestan en nuestro estómago como resultado de la contracción de la musculatura lisa cuando se estimula el sistema adrenérgico. Las personas suelen decir que se les ha hecho como un “nudo en el estómago” y esta sensación puede ser muy similar al estómago vacío.
- El hambre corporal o celular. Es el que nos piden las células de nuestro cuerpo cuando tiene déficits de algún nutriente. Por ejemplo carne, cuando tenemos anemia, o zumo de naranja cuando necesitamos vitamina C para hacer frente a una infección. Este tipo de hambre es muy sutil o difícil de observar, aunque está muy presente en los niños.
- El hambre mental. Se refiere a toda la información que vamos acumulando sobre aquello que debemos o no debemos comer. Suele hablarnos de alimentos buenos o alimentos malos, de aquello que deberíamos o no deberíamos comer en función de si se trata de algo saludable. Un ejemplo claro de hambre mental es cuando decidimos que vamos a dejar de tomar (gluten, azúcar, grasas …) porque hemos leído que no es bueno para la salud.
- El hambre de corazón, está ligado directamente a las emociones, comemos para La sed a veces se puede confundir con el hambre. La próxima vez que sientas hambre, te invito a que bebas un vaso de agua y observes si ha habido algún cambio en tu sensación de hambre.
- El hambre social se presenta cuando estamos relacionándonos con los demás en un entorno social y con comida. Así hay veces que aun teniendo todas nuestras hambres saciadas podemos vernos “obligados” a comer porque deseamos agradar a un anfitrión. Este tipo de hambre es una mezcla de todas las anteriores y está muy ligada tanto al hambre mental como al hambre del corazón. Demuestra que comer es un acto social y de interrelación con los demás.
Mindful Eating en acción
Uno de los mecanismos principales y quizá el más importante de Mindful Eating, implica dirigir la atención y utilizar la autoconsciencia. Su práctica está estrechamente relacionada a la autorregulación y comportamientos alimentarios concretos. Comer de manera consciente es disfrutar de los alimentos en cada bocado, utilizando todos nuestros sentidos sin juzgarnos. Los principios básicos implican escuchar las señales internas del cuerpo (es decir, hambre y saciedad) para evitar el consumo excesivo y las señales externas (reducción de tamaño de las porciones y las distracciones mientras se come y hacerlo lentamente). Algunas formas prácticas del Mindful Eating incluyen masticar los alimentos completamente antes de tragar, beber agua entre bocados de comida, saboreando el aroma y sabor, utilizando porciones más pequeñas , o apagar la televisión y el ordenador mientras comemos para crear una experiencia agradable. ¿Cuál es tu hambre favorita? ¿Cuál de tus 5 sentidos lidera la acción? Te invitamos a practicar y jugar a adivinar los distintos tipos de hambre antes de llevar el bocado a tu boca…