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NEUROGASTRONOMÍA: El Ritual de la Cata de Vino

Mindfulness es una forma de pensar y de vivir, que persigue una forma de resolver nuestros problemas y nuestras preocupaciones basada en los sentidos y en no perdernos en laberintos mentales del pasado o del futuro. La palabra “Mindfulness” es la capacidad humana básica de poder estar en el presente y de «recordarnos» estar en el presente. Es decir, constantemente volver al aquí y al ahora.

Texto: Efa Rimoldi

“Catar vinos estimula el cerebro humano, tanto o más que resolver un problema de matemáticas”. Gordon M. Shepherd (1933), prestigioso neurólogo de la Universidad de Yale.

 

No podríamos vivir sin la capacidad de estar en el presente: es la que nos permite recordar a dónde estamos yendo mientras caminamos, aun cuando durante el trayecto nos hayamos perdido en miles de pensamientos. Sin el Mindfulness sería imposible poder observar y reconocer la propia experiencia y vivir en este mundo.

Sin embargo, y aunque creemos tener control consciente de nuestra atención, lo que normalmente sucede es que estamos constantemente atendiendo a pensamientos acerca del pasado o del futuro, o bien reconociendo solo una pequeña porción de lo que está sucediendo en el presente: si lo que estoy experimentando me gusta, quiero que continúe o si lo que estoy experimentando me desagrada, quiero que desaparezca.

Reconocer lo que está sucediendo mientras está sucediendo

Mindfulness permite reconocer lo que está sucediendo mientras está sucediendo, aceptando activamente el fluir de la experiencia tal cual se está dando con nuestros cinco sentidos.  Quedarse solo con lo que experimentamos sin agregar sufrimiento es lo que la práctica de esta disciplina permite. La meditación es una de ellas y se practica en una gran cantidad de formas. Durante los últimos 30 años, la práctica de Mindfulness o Atención Plena está integrándose en la Medicina y Psicología de Occidente. Mientras practicamos el estado mindfulness, nuestra mente se calma y se limpia y también nuestro corazón. En ese momento nuestro cerebro libera endorfinas, también conocidas como “hormonas de la felicidad”, baja la presión arterial y relaja la tensión de nuestro cuerpo.

Vino, mitología y religión

Cuando bebemos vino, ¿no nos sucede curiosamente algo parecido? La conciencia alterada producida por el vino ha sido considerada casi un fenómeno religioso desde su origen. Los antiguos griegos adoraban a Dionisio o Baco y los antiguos romanos continuaron con su culto. El consumo de vino como ritual ha estado presente a lo largo de la historia como, por ejemplo,  en la práctica judía desde tiempos bíblicos y, como parte de la Eucaristía conmemorativa de la última cena de Jesús, se hizo aún más esencial para la Iglesia cristiana. Existe un sorprendente vínculo entre la meditación y el placer de disfrutar de un buen vino. Dos mundos que se complementan y fecundan de un modo casi mágico. Y la  neurociencia nos aporta nuevas técnicas para descubrir los misterios de la cata de vinos.

Para la psicóloga experimental de la Universidad de Oxford, Qian Janice Wan, la cata es un acto multisensorial. El olfato y el gusto no son los únicos sentidos importantes, sino que el oído, la vista o el tacto también son fundamentales y así lo ha demostrado en un experimento en el que ha teñido un vino blanco para comprobar la percepción de los profesionales presentes en la sala. En esta misma línea, el profesor de la University of London’s School of Advanced Study, Barry Smith, ha remarcado que «la cata de un vino requiere de concentración y atención, no se basa solamente en beber». Ha apuntado que tanto los catadores expertos como los inexpertos pueden llevar a cabo una cata con éxito,  pero que la percepción y confianza de los primeros les permitirán razonar y argumentar todo lo que perciben. Según Smith, «el conocimiento de la variedad de uva, el origen, el viñedo e incluso la añada permite que los profesionales del vino alumbren una serie de hipótesis para reafirmar o refutar las expectativas de la cata misma».

Una cata de vinos y quesos con amigos

La práctica del Mindfulness puede realizarse en movimiento y,  por qué no, disfrutando de una buena cata de vinos con amigos. Desde estas líneas te invitamos a realizar una Cata en Atención Plena (Mindfulness), incorporando también, si se tercia, a un fiel y antiguo compañero de camino del vino: el queso.

Las principales directrices serían:

  1. Tomarnos el tiempo de estar presentes con nuestros cinco sentidos en cada momento.
  2. Crear el espacio: preparar el lugar, música, luz, temperatura, decidir qué hago con el teléfono, lo silencio o pongo en modo Avión
  3. Elegir bien los elementos: buenas copas, me gusten y me resulten cómodas, elección de distintos vinos y tipos de queso que intuyamos armonicen bien
  4. Práctica: antes de comenzar me siento, respiro y simplemente tomo consciencia de olores, colores, sonidos y todo tipo de sensaciones.
  5. Me abro a jugar y experimentar en cada sorbo, a descubrir el sabor y tomar consciencia de mi cuerpo en cada inspiración y exhalación.

 

 

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