Cuando llega el invierno, es probable que tu cerebro atraviese algunos cambios, y algunos puede que te dejen para el arrastre. A medida que el entorno se altera, surgen nuevos factores estresantes a los que nuestro cerebro tiene que reaccionar, como menos luz solar o inclemencias del tiempo, como explica la neurocientífica Jenny Barnett.
A veces, esas reacciones pueden manifestarse como un trastorno afectivo estacional, una condición común en la que el cambio de estación, sobre todo de cálida y luminosa a fría y oscura, afecta al estado de ánimo. “Con la caída de los niveles de luz natural y nuestras rutinas puestas patas arriba, nuestros cuerpos producen menos de la hormona que regula el estado de ánimo, la serotonina”, apunta la doctora, directora científica de Five Lives.
“Cuando los niveles de serotonina están bajos, nuestro cerebro metaboliza lo que tiene más rápido, lo que conduce a un desequilibrio en las sustancias químicas que puede dificultar la regulación de nuestras emociones” añade.
El ritmo circadiano
Nuestro ritmo circadiano va en concordancia principalmente con el ciclo de luz solar, y sirve para sincronizar la adaptabilidad del organismo a los cambios del medio, donde la luz es una de las señales que más impacto producen.
Los trastornos del ritmo circadiano, también conocidos como trastornos del ciclo de sueño y vigilia, son problemas que aparecen cuando el reloj interno del cuerpo, que nos indica el momento de dormir o de estar despiertos, no está sincronizado con el entorno. Nuestro ritmo vertiginoso, muchas veces, nos aleja del circadiano y ponemos en alto estrés a nuestra biología. Es importante tomar consciencia de la estrecha relación que existe entre nuestras emociones-biología y naturaleza. En el sur tenemos la gran oportunidad de darnos un “baño de sol” casi cada día, simple practica que nos ayuda a alinearnos de manera sencilla, con el ritmo circadiano.
Siguiendo la antigua filosofía china, nuestro cuerpo se hace eco de la naturaleza, al igual que el resto de la fauna y flora. Dentro de este proceso, la nutrición también debe participar en sincronía con nuestro reloj biológico. De hecho, estamos tan centrados en pensar qué comer en relación con el máximo de calorías que podemos asimilar durante el día que hemos perdido de vista un aspecto fundamental: el tiempo.
La “dieta circadiana”
Elegir la hora exacta para comer podría marcar la diferencia. Por lo tanto, existe una “dieta del ritmo circadiano”. Pero ¿en qué consiste? Este tipo de alimentación se realiza en un tiempo limitado y bien definido, generalmente durante el día. De hecho, ayunamos por la noche. Comer en un tiempo limitado permite que las células del cuerpo descansen y que baje la insulina.
Además, comer regularmente y siempre a la misma hora permite que el organismo «memorice» el tiempo durante el cual recibirá una mayor carga de glucosa. De esta forma estará preparado y podrá responder de la mejor manera. Por eso es importante no saltarse comidas. Mejor aún si incluyen alimentos ricos en fibra, proteínas y carbohidratos que sacian el cuerpo y la mente. La doctora Barnett recomienda aumentar los niveles de vitamina D, B12 y ácido fólico durante los meses de invierno. La vitamina B12 se puede encontrar en alimentos como la carne, el pescado, el queso y los huevos. Peo también debes llenar tu plato con verduras de hoja verde, brócoli, legumbres y aguacates.
Los cambios en la naturaleza son muy sutiles y progresivos. La pregunta es ¿cómo vivo yo el invierno? ¿Aprovecho para prepararme para el verano? La comida en invierno se cocina a fuego lento, lo que se llaman comidas de cuchara o pucheros, muy adecuados para esta estación. Qué tal aplicar estos principios para hacer esa gran transformación que hace tiempo que quiero hacer… estamos en la época de invernar, aprovechemos para comenzar a plantar las semillas de mi próximo futuro rumbo. Pongamos nuestra atención en el mundo de las posibilidades y hagamos la alquimia desde nuestra alimentación y hábitos para que en éste período sea nuestra gran transformación.
La crisálida interior
Observemos a las mariposas… ¿cómo crees que se siente el gusano durante el proceso de metamorfosis? La crisálida es la fase en la que se encuentran algunos insectos; posterior al estado de larva y anterior al estado adulto. Esto ocurre así en las mariposas. La fase en la que se desarrolla el cuerpo y las alas de la mariposa transcurre oculta al mundo. Dentro del capullo ocurre la fascinante metamorfosis que da como resultado los espectaculares colores y formas caprichosas que toman las alas de estos seres. Reflexiona en estas fechas y busca las acciones que consideres importantes para que tu “crisálida interior” vuele.
La voz del mundo rural
En estos artículos hago siempre hago mucha referencia al Tao, la filosofía china y hoy me gustaría dar voz al mundo rural español y su sabiduría ancestral que no necesita leer estas líneas porque vive al ritmo de la naturaleza cada día. Tienen la capacidad de simplemente mirando un atardecer o la luna, de predecir la “meteorología” del próximo día. El mundo rural está preparado para los cambios de estación aunque, en general, es el ámbito que más sufre los “antojos” del clima. Gracias a ellos comemos cada día y merecen nuestro reconocimiento permanente.