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PACKAGING: La Fruta, así empezó todo

Me sugieren en Redacción que aborde el tema de packaging para fruta y productos de origen vegetal, y yo acepto encantado. Desde nuestro estudio de diseño hemos detectado, desde hace algún tiempo, el despertar de este sector, que aunque tiene mucho por andar, comienza a dar pasos significativos por la senda de la buena imagen. Como ocurre con tantos otros productos de primera necesidad, la fruta no ha sentido la necesidad de competir haciendo marca y desarrollando una imagen cuidada, hasta que el efecto globalización nos ha invadido. En la imagen, RipeSense.

Preparando el artículo me he topado con un desarrollo técnico neozelandés digno de mención: el RipeSense®. Mediante la inserción en la etiqueta del producto de un indicador cromático (estilo semáforo), nos indica el grado de madurez de la fruta; tersa, media y madura, para que el consumidor “le hinque el diente” a la pieza en el momento que más le guste.

Cualquier profesional que se dedique al diseño de packaging sabe que con la fruta empezó todo en este negocio. La naturaleza es sabia y de ella aprendemos casi todo. Basta con observar que la propia fruta se reviste de una piel, más o menos fuerte, para protegerse en la caída del fruto y conservar en buen estado la carne en su interior, para entender una de las principales funciones del envase. El packaging, como tal, comienza a ser diseñado en la prehistoria; fruto de la observación de la naturaleza, el hombre primitivo utilizaba la piel de animales y tejía cestos vegetales para utilizarlos como envases destinados a transportar frutas y semillas a la cueva (segunda y no menos importante función del packaging).

Pero volviendo al presente y teniendo en cuenta que en la actualidad entendemos por packaging el conjunto de elementos visuales que permite presentar el producto al consumidor bajo un aspecto atractivo, transmitiendo valores de marca y su posicionamiento dentro de un mercado, vamos a explorar, como en otras ocasiones, algunos ejemplos endógenos y exógenos del sector para ilustrar este artículo. Como en ocasiones anteriores, los ejemplos más audaces se corresponden con pequeños proyectos de carácter artesanal y con una presentación muy mimada.

 

  1. En el “top one” quiero colocar el increíble packaging que ha concebido el diseñador japonés Naoto Fukasawa para unos zumos de fruta utilizando el sencillo recurso de la propia piel de la fruta adaptada al formato monodosis de tetrabrick. Sencillamente brillante.
  2. Me ha gustado mucho la línea de etiquetas diseñada por Carla Cascales para la granja ecológica de Girona Can Carbonell.
  3. Desde Hawai os traigo este envase individual para piñas que utiliza la marca de frutas tropicales Aloha.
  4. Vita Pack ha desarrollado, para un consumidor más urbanita, este chulo y ecológico pack para naranjas

 

Creo que el sector hortofrutícola español (industria clave para el mercado internacional) tiene ante sí la oportunidad de desarrollar una imagen de calidad y atractiva, ya que se parte casi de cero y se enfoca mayoritariamente a un consumidor internacional que demanda una imagen muy cuidada en los productos que consume. Y me despido parafraseando el rótulo de una conocida frutería de la calle Fernando VI en Madrid que reza así: ¡Tomad mucha fruta!

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