Texto: Roberto Quiñones
Hablando en plata, es la sal una categoría de consumo en la que nos encontramos brillantes ejemplos de diseño que nos invitan a pensar en este aditivo imprescindible de la cocina. La otrora precursora del pago remunerado -salario- puede estar adquiriendo la consideración de bien de lujo, en yuxtaposición al bien de primera necesidad que siempre fue y será.
Pero como reza el concepto taoísta del Yin y el Yang, a toda luz le acompaña necesariamente una oscuridad, que en este caso tiene su reflejo en las sales comunes a las que no se les ha dedicado ningún cariño (en lo que a presentación se refiere). Este tipo de sales arrojan las mayores sombras de imagen en los lineales. Frente a las lujosas y opulentas presentaciones de algunas de las sales del mercado, nos encontramos con algunos ejemplos entre los que el diseño ha tenido muy poco o ningún papel. Observamos presentaciones vulgares y de estética pobre, que en el mejor de los casos (como en el de la marca Costa) podríamos indultar amparándonos en el argumento de que lo vintage casi siempre goza de esa personalidad que tiene lo auténtico. A ver qué les parece mi propuesta.
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