La pasada primavera fue el momento elegido por la bodega ampurdanesa Perelada, propiedad de la familia Suqué Mateu, para poner en marcha algunos de los eventos conmemorativos de su centenario. El más espectacular se desarrolló, bajo el nombre de “Perelada 100-Los sentidos de la historia”, durante tres días de mayo en el Centro de Artes Digitales Ideal de Barcelona, escenario de una espectacular muestra inmersiva que permitió a los asistentes entrar en el Castell Perelada, recorrer su claustro medieval o su biblioteca, sobrevolar los bellos viñedos de la bodega (como el “balcón de Garbet”, quizás la más mágica de las fincas de Perelada) y hasta escuchar “la voz de la tramuntana”.
Texto: Luis Ramírez. Fotos: Perelada
La muestra incluyó, además del viaje virtual al norte de Girona, tanto una cata inmersiva (dirigida por el histórico enólogo y director técnico de la casa, el tarraconense Delfí Sanahúja, con treinta años de trayectoria en la bodega líder de la D. O. Empordá) como una exposición de los tesoros artísticos de Perelada, como pinturas, libros incunables o trajes exhibidos en su prestigioso festival de música.
Javier Suqué (presidente de la empresa y co-propietario junto a sus hermanos Isabel y Miguel) señaló, en la presentación de la muestra, que “celebramos nuestro centenario abriendo virtualmente nuestras puertas y compartiendo todo nuestro legado artístico. Pero lo hacemos con la mirada puesta en el futuro y con la ambición de consolidarnos como un destino de ocio y cultura realmente único en Europa y de seguir fortaleciendo la marca Empordà”.
Cien años de un sueño
La historia de Perelada arranca en 1923, cuando la familia Mateu, dedicada al comercio del hierro y fundadora de la Hispano-Suiza, se instala en el Castell Perelada. El objetivo de Damià Mateu y su hijo Miguel era ubicar sus colecciones de arte, que se sumarían a las que guardaban en el castillo los condes de Peralada. Un legado de gran valor que no ha dejado de crecer y que hoy incluye una biblioteca con más de 1.000 ejemplares, algunos incunables, y más de 1.000 ediciones del Quijote; un museo del vidrio y la cerámica con más de 2.500 piezas que van desde el Egipto faraónico hasta el siglo XIX o una colección de pintura religiosa y escultura.
Pero los Mateu tenían otro sueño no menor: revitalizar la larga tradición vitivinícola de la zona. Pronto empezaron a elaborar sus primeros vinos en la bodega situada bajo el convento de Carme, adyacente al castillo, y que ya utilizaban los monjes carmelitas. Con los años, aquellos vinos fueron enamorando el público y en los 60, empezaría la expansión internacional y la compra de viña propia.
Ya los noventa marcarían un hito histórico con una clara apuesta por la calidad a través de vinos como el Gran Claustre, antecedente de los primeros vinos de finca. En 2005 se lanza 5 Finques, para concentrar toda la heterogeneidad de las fincas de Perelada en una botella. Ahora, con motivo del Centenario, L´Amfitrió y L´Obsequi representan el espíritu anfitrión de la casa. El primero es un tinto que conjuga lo autóctono (Garnacha ampurdanesa) y lo foráneo (una selección de varietales arraigados ya en la zona. El segundo es un blanco que cuenta la historia de Perelada y sus viñedos, con un coupage de Garnacha Blanca y Sauvignon blanc. También se han lanzado el vino y el Cava Centenario, ambos exclusivos y de limitadísimas tiradas.
En paralelo, en las últimas décadas del siglo XX, crecía alrededor de Perelada una oferta de ocio y cultura única que incluye, más allá del Castell y el Celler, el Festival de Peralada; un hotel de lujo, un casino, un Golf y restaurantes de primer nivel, uno gastronómico con las cocina ampurdanesa renovada del chef Javier Martínez y en el que oficia como director y sumiller el “mítico” Toni Jerez, gran especialista en vino y en quesos. Hoy Perelada & Chivite (el grupo navarro fue adquirido en 2017) está presente en muchas Denominaciones de Origen (Priorat, Navarra, Rioja, Ribera del Duero, Rueda, además de Empordà) y cuenta con 450 hectáreas de viñedo propio.
Arquitectura innovadora e integrada en el paisaje
Aprovechamos también la conmemoración para descubrir, al día siguiente, de forma presencial y no virtual, la nueva bodega de Perelada, inaugurada el pasado año, un canto a la innovación y a la máxima integración en el paisaje y el territorio. Firmaron el proyecto RCR Arquitectes, radicados en la cercana Olot y distinguidos con el premio Pritzker, el Óscar de la arquitectura. Este flamante edificio, de compleja y dilatada construcción, está concebido para extraer el máximo potencial de los suelos del Empordà, grandes protagonistas del recorrido por su interior, y obtener vinos excepcionales. Ejerce ya como punto de encuentro entre una propuesta enológica de vanguardia y un proyecto cimentado en la arquitectura, la sostenibilidad (es la primera bodega europea LEED® Gold por los altos estándares de ecoeficiencia energética que sus instalaciones cumplen en su construcción, funcionamiento y mantenimiento), el mínimo impacto ambiental y el enoturismo de primer nivel. Un lugar del que pronto comenzarán a salir vinos excelentes, referentes en todos los ámbitos. Y un compromiso de la casa: en 2005, sus más de 150 hectáreas serán ecológicas.