Con más de 8.500 hectáreas de superficie y cerca de 8.000 productores, el cultivo del plátano se ha convertido en una parte fundamental del valor económico y paisajístico de Canarias. A lo largo de las dos últimas décadas, amplias zonas de las islas han mantenido un paisaje en el que las protagonistas son las plataneras, que han garantizado la conservación medioambiental de estas zonas y que, además, han evitado la invasión urbanística propia de las zonas turísticas del Archipiélago.
Mientras que el acoso urbanístico en algunas zonas próximas al mar ha obligado a desplazar los cultivos a otros lugares de más difícil acceso, en municipios de Gran Canaria, Tenerife, La Gomera, o La Palma con una marcada tradición productiva, las plataneras se han convertido en un importante reclamo para los visitantes de las Islas.
Conscientes de la importancia medioambiental y paisajística del cultivo del plátano, el sector, a través de la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias (ASPROCAN), ha puesto en marcha diferentes acciones encaminadas a fomentar la gestión sostenible de su sistema de producción. A esto se suman, además, las pautas propias del cultivo, marcadas por el desarrollo de técnicas tradicionales y manuales en las que apenas se contempla la mecanización.
Certificación en huella de carbono
En esta línea, se han alcanzado compromisos de certificación, entre los que destaca la huella de carbono, que fue renovada por AENOR en el año 2018 y que acredita la veracidad del cálculo de las emisiones de gases de efecto invernadero en el proceso de cultivo, procesamiento, distribución y maduración del producto. Se trata, por tanto, de una certificación que garantiza el cumplimiento del compromiso con el medioambiente por parte de la totalidad de los productores plataneros de Canarias.
A través de los años, han sido muchos los esfuerzos de Plátano de Canarias por reducir la huella de carbono. Si en 2013 los niveles de emisión eran ya muy reducidos (249g de CO2 por cada kilogramo), en el momento de la renovación en el año 2018 disminuyeron hasta los 195,16g/Kg de plátano.
Con esta acción, el sector platanero canario se ha convertido en el primer subsector primario en España que ha acreditado su huella de carbono a lo largo de todo el proceso, contemplando desde la producción hasta su comercialización en la Península.
En este sentido, la diferencia de emisiones de CO2 entre un Plátano de Canarias y una banana procedente de terceros países productores es aproximadamente de 1kg, siendo inferior la de Plátano de Canarias.
Los estándares de la Unión Europea
Pero no es esta la única característica que las distingue. Y es que, el Plátano de Canarias es producción europea y como tal, a diferencia de la banana, está vinculada a los estándares de control fitosanitario, medioambiental y de seguridad alimentaria de la Unión Europea, mucho más exigentes que los existentes en otros países productores.
Estas buenas prácticas de campo, a través de la conservación del suelo como recurso y la eliminación de gases de efecto invernadero, así como el uso eficiente de los recursos, especialmente el agua, mediante recomendaciones de riego y lucha contra la contaminación de las aguas subterráneas y costeras con la reducción de fertilizantes nitrogenados, han sido elementos clave para la obtención de los buenos resultados que, a su vez, certifican que el cultivo tradicional que conlleva el plátano en Canarias tiene efectos muy positivos, no solo en su calidad, sino también para el entorno. A esto se han sumado también otras acciones, como la logística racionalizada del transporte, la maduración y la gestión de residuos.
Pero el compromiso de Plátano de Canarias con el medioambiente llega más allá. A finales del año pasado, se daba a conocer una iniciativa pionera en el sector, con la implementación de su nueva etiqueta 100% compostable y 100% biodegradable. Con este nuevo etiquetado se ha optado por emplear materiales que, aunque siguen manteniendo la misma apariencia y resistencia que los del anterior, ofrecen la ventaja de transformarse en nutrientes asimilables para el suelo. Gracias a este nuevo etiquetado, Plátano de Canarias se ha posicionado por delante de sus competidores internacionales, al ser la primera fruta de su categoría que ofrece a los consumidores un etiquetado 100% sostenible.
A través de todas estas acciones, se pretende seguir avanzando en el mantenimiento de un cultivo sostenible que permita asegurar la rentabilidad de la actividad agrícola y cuidar la salud de los agricultores, además de ofrecer a los consumidores un producto seguro, de calidad y respetuoso con el medioambiente.