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SOTA DE COPAS: Buenos, bonitos y baratos

Icono tradicional y con merecida cátedra en la picaresca clásica española, la sota es provocadora: Siempre con una copa en la mano. ¿Vacía o llena? Imposible saber, pues es parte del juego. Esta figura, que es un 10 –en todos los sentidos- seguirá sonriendo con la ambigüedad de la Monalisa mientras nosotros miramos las cartas, y jugamos sin arriesgar mucho, sin envites fuertes y sin órdagos. Y resulta que no sólo nos llevamos la mano sino que ganamos la partida. Estas cartas son ganadoras: bueno, bonito y barato.

Por Javier Fernández Piera

Infinitus Moscatel

Cosecheros y Criadores.

Vino de la Tierra de Castilla

100% Moscatel de Grano Menudo

¡Chispas! Jugada de ases ganadores, porque esta gama de vinos jóvenes varietales son, con las cartas sobre la mesa, sOlo eso. Notas frutales, mucha riqueza aromática y con sabores perfectamente diferenciables. En la Moscatel, aromática, frutal y floral, se suma el carbónico natural que le da mucha frescura y las “chispas” que lo han hecho famoso. Pero son chispas, o estrellas en el cielo. Cada elemento bajo el firmamento hacen este vino: el terruño y la bóveda celestial, constante vigilante del ciclo de la vid, día y noche. Un monje dijo una vez aquello de que estaba bebiendo estrellas. Pues en este vino hay una constelación entera dentro de la infinita galaxia. Pero sin naves espaciales: el viñedo sano, la uva cuidada, escasa injerencia del hombre, y mucha naturaleza. La viña trabaja y expresa el paisaje desde el suelo hasta el espacio. La sostenibilidad y el respeto al medio ambiente llevados al infinito. Y tradición histórica para mantener dulzor y carbónico en la elaboración. El resultado es limpio, cristalino, brillante, muy aromático, con mucha frescura y un sabor largo con recuerdos de campos de flores.

 

Aretxaga

Bodegas Virgen de Lorea

D.O. Bizkaiko Txakolina

Hondarribi Zuri y Mune Mahatsa

¡Ahí va…! Qué mano, y solo con las primeras dadas. Porque esta joyita se hace con el mosto de prensa, como si nada. Dicen quienes rezan a la Virgen de Lorea que el principio de un buen txakolí está escrito en la tierra. Es un factor importante, pero no el único: estamos en plenas Encartaciones, en los montes de Otxaran-Zalla, con altura, temperaturas y pluviometrías moderadas y un suelo arcillo calcáreo ideal. Eso sí, la finca dedicada al txakolí más grande del País Vasco. Y por si fuera poco, las técnicas son las que están consiguiendo que el txakolí sea considerado de los mejores vinos del mundo. El clima lo hace un vino fresco, con acidez y sabroso: las uvas (la Mune Mahatsa es la Folle Blanch que conocemos por ser la principal en el Cognac) lo hacen corpulento y fuerte. A la vista engaña: amarillo limón, brillo, limpio…En nariz es intenso, con aromas de manzana verde, de frutos cítricos, algo de hierbas. Y es en la boca donde expresa su jugada ganadora, un equilibrio agradable y un gusto largo. La fruta permanece, el frescor también. Y el juego elegante de ambos, que es sorprendente.

 

 

Loquillo

Bodegas Divina Proporción.

D.O. Toro

Tinta de Toro y Cabernet Sauvignon

¡A por ellos, que son pocos y cobardes! Decía Loquillo. Con jugadas así, desde luego es para ganar la mano y la partida. Una nueva locura de esta bodega que está más allá de su zona. A las mozas, al jabalí, a la magia, al sabio, ahora sigue el roquero. Es desde luego un Rock´n´Roll comercial: pegadizo, alegre, y portador de buen rollo. A la Tinta de Toro, el Cabernet Sauvignon le aporta tanino, acidez y algo de exotismo. El color granate intenso es solo el telón antes del espectáculo. Aromas de fruta roja, fruta negra, madurez, pimiento… y algo de madera. 6 meses en madera y palos dejan la impronta a este chico malo. En el vino hay sabores muy intensos, muy locos, de cacao, lácteos, la fruta ácida y la madura… Una boca llena de sabor, de ruido, de sensaciones. Equilibrio entre el áspero tanino y la acidez, y una sinfonía de gustos que quedan en la boca retumbando. El empeño de esta joven y moderna bodega es hacer vinos inolvidables y extraordinarios. Éste tiene de los dos: terminado el concierto, el cuerpo se sigue agitando y los oídos vibran en recuerdo de todo lo que pasó por la copa.

 

No es fácil hacer vinos buenos, bonitos y baratos. Tampoco es fácil encontrarlos, pero haberlos, haylos. Aquí no están todos los que son, ni mucho menos. Estilos diferentes, enólogos entusiastas, pasión, burbujas, chispas, agitación, vibraciones… ¡Suenan muy bien! Moderación y  buena compañía. En la mesa mejor, y si aguantan en la mesa de juego ¡mejor aún! Sólo una advertencia, hay muy pocas botellas de cada uno, y la sota ya ha llenado su copa…

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