En un bello escenario de frontera, no solo entre España y Portugal, sino entre el río Miño y el océano  Atlántico en el que desemboca, el valle de O Rosal es un verdadera Jardín de las Hespérides gallego (hay quien lo llama «el trópico de Galicia») y un marco ideal para el cultivo de vid, frutas, verduras y hortalizas. Lo hemos comprobado de la mano de Rosa Ruiz, bodeguera de siempre y anfitriona impecable.

Texto: Luis Ramírez. Fotos: ORIGEN

BODEGAS SANTIAGO RUIZ: La extraordinaria y renovada herencia del «Padre del Albariño» 

Es un placer poder recorrer junto a Rosa Ruiz, hija menor de Santiago Ruiz, el maravilloso museo que alberga la bodega tradicional en la que se inició la historia de prestigio de una de las firmas emblemáticas de O Rosal y de las Rías Baixas. No solo comprobar cómo se elaboraba el vino antaño, en los tiempos en los que en Rias Baixas prevalecían tintos y tostados, sino sorprenderse en la lareira o descubrir el despacho desde donde su padre (“un hombre de gran personalidad, amigo de todo el mundo, que puso esto en marcha justo después de su jubilación”) desplegaba una insólita actividad enológica y comercial, sino hojear unos álbumes que son, en realidad, historia viva de la viticultura española.

Pero las Bodegas Santiago Ruiz no son solo pasado, sino ilusionante futuro de la mano de Bodegas Lan y el grupo portugués Sogrape y, sobre todo, de la propia Rosa (quien da nombre al más joven de los vinos de la casa, monovarietal de Albariño, complemento al “clásico” Santiago Ruiz, procedente de la conjunción de las variedades tradicionales de O Rosal, Albariño, Loureiro, Godello, Treixadura y Caíño Blanco, de icónica etiqueta) y de la enóloga Luisa 

Freire, con dos décadas de trayectoria compartida.

Con Luisa recorrimos las 34 hectáreas del nuevo viñedo en plena floración, de las que se extraen anualmente unos 450.000 kilos de uva, y descubrimos la singularidad climática de O Rosal respecto a otras comarcas de Rias Baixas, “porque el suelo es más terroso y arenoso, la montaña ejerce como barrera y las diferencias de temperatura entre día y noche son mayores que en O Salnés”.

Nos cuenta Luisa que la vendimia, manual, se inicia por la Albariño para acabar con la Caíño, todo a lo largo de unos 20 días, y que “al ser endémicos de mildiú, no nos podemos plantear el viñedo ecológico”. Y en la nueva bodega nos muestra sus “niños”, una treintena de microvinificaciones experimentales de las que algo saldrá a la luz.

BODEGAS SANTIAGO RUIZ
Rua do Vinicultor Santiago Ruiz s/n. 36760 San Miguel de Tabagón. O Rosal. Pontevedra. Tfno. 986 614 083

O LAGAR EN EIRAS Y PAQUÍN: Renovación y tradición en dos lugares auténticos 

En busca de autenticidad, nuestra ruta por el sur de la provincia de Pontevedra nos llevó, sin salir del Concello de O Rosal, a dos lugares verdaderamente singulares, el restaurante O Lagar en Eiras (Picons Darriba, 12. Tfno. 986 62 00 53. Eiras. O Rosal), que regenta Miguel Martínez (a la derecha, debajo, una receta de pulpo, referencia de la casa) y la tienda de productos típicos Paquín, situada en el corazón de O Rosal, en el lugar donde cada mes de julio se celebra la Fiesta del Vino, una de las grandes celebraciones enológicas gallegas.

Desde 1988 andan Miguel y su compañera Encarna ofreciendo una peculiar versión de la cocina gallega contemporánea, a partir de una excelente selección de productos de proximidad, en la que sobresalen los escabeches. “Quizás nos decantamos sobre todo por el pescado, tanto de río como de mar, ya se trate de lamprea, sábalo, solla, pulpo, bonito o lubina de A Guarda, pero en invierno nunca falta tampoco nuestro cocido de cerdo celta”.

Paquín, regentada por Paco y María Luisa, es, desde hace seis décadas, una abigarrada tienda de pueblo (a la derecha) en la que se reivindica la riqueza enológica y hortofrutícola de O Rosal, con la temporada como estandarte. “Somos cercanos y aconsejamos calidad”, dice María Luisa.

TENDA PAQUÍN
Calvario, 11. Tfno. 986 625 175. O Rosal. Pontevedra

ALTO DA ALDEA: Apoteosis del rural gallego en Goián

El «furancho» Alto da Aldea anduvo, hasta finales de julio, en plena ebullición. Los «furanchos», cada vez más extendidos por Galicia, son rincones ‘enxebres’ donde se venden, durante una corta temporada, los excedentes de vino y, de paso, se ofrecen algunas tapas para comer, siempre sin entrar en competencia con los restaurantes. El propietario de éste, Miguel Amaro Mariño (en la imagen, junto a una de las vacas Cachenas de su ganadería), es un gran impulsor del rural gallego desde el mismo lugar donde ya se instalaron sus bisabuelos. Nos enumera sus “poderes”: “Tenemos dos hectáreas de viñedo, con distintas variedades locales, manteniendo incluso la tradición del llamado vino de fresa. En la parte ganadera, tenemos un gallinero de Mos (en la imagen inferior), siete reproductoras de Cabra Galega, más de una veintena de vacas Cachenas, cuatro reproductores y 60 ejemplares de porco celta y hasta unas pocas Ovejas gallegas que acabamos de incorporar. Y desde el punto de vista agrario, 7.000 metros de kiwi, dos hectáreas de maíz con las variedades autóctonas, media hectárea de patata, verduras, etc”.

Y todo ello alrededor de su casa, que es también ese efímero y exitoso «furancho» donde tomar unas cuantas tapas construidas a partir de estos productos de cercanía, entre los que sobresalen los embutidos de Porco Celta, como el `raxo`y la `zorza´, las tortillas con los huevos de Galiña de Mos y las empanadas elaboradas con el maíz propio. Cuentan con una carnicería en la plaza de Abastos de Goián y casi todo (la excepción serían el pan y las xoubas de la empanada) es de producción propia.

ALTO DA ALDEA
Lugar Soutelo, 32.  Tfno. 670 599 960. Goián. 36750 Tomiño. Pontevedra.

MARISCOS DEL ATLÁNTICO: La superviviente cetárea de A Guarda

Al frente de los Viveros M. Vicente Lomba (Mariscos del Atlántico) de A Guarda, inaugurados en 1979, María Elena Vicente es la superviviente de una actividad que antaño generó un movimiento extraordinario en estas costas pontevedresas con sus cetáreas del mar, que desaparecieron a causa de los temporales. Hoy solo esta empresa preserva dicha tradición mientras provee a 

diferentes negocios hosteleros de las inmediaciones españolas y portuguesas, incluyendo los propios, como el restaurante Riveiriña. Sus emblemas son la langosta, el bogavante, la nécora, la cigala, el buey de mar, los camarones “y los percebes cuando hay, porque los que proceden de cerca de la desembocadura son los mejores de Galicia, al estar el mar muy batido y unas rocas muy especiales. De todos modos, para mí, el mejor marisco de A Guarda son los santiaguiños, pero se pueden pescar muy pocos días al año. Pero los que más nos representan son la langosta y el bogavante”. Pero cuando estos escasean o están en veda, la cetárea de A Guarda los busca en Irlanda (caso de la nécora o el bogavante) o en las Azores (como la langosta). Mientras maneja con soltura bogavantes o nécoras y denuncia el furtivismo, se queja de que el pasado ha sido “un año malo para el marisco porque las aguas han estado frías y con mucha corriente. Por eso, los precios se han disparado y la demanda ha sido bastante escasa”. Recuerda que “el marisco cuando tiene la cabeza dura es cuando está bueno, porque la cabeza blanda delata que ha comido poco. De todos modos, el cambio climático está afectando mucho al mar y a estos productos tan sensibles que nos proporciona”. María Elena busca nuevas alternativas para el mundo de las cetáreas de cara al futuro: “Yo estoy aquí desde que era pequeña y siempre hemos pasado las Navidades trabajando. Necesitamos poner en marcha otras cosas pero siempre tenemos trabas administrativas. Hay un proyecto de instalar una terraza con restaurante encima de las piscinas, que el público escoja el marisco y preparárselo de inmediato para que lo disfrute mirando al mar. Y hasta un centro de talasoterapia pero siempre tenemos dificultades”.

MARISCOS DEL ATLÁNTICO

C/ Rosal, 63. Tfno 986 611 174. 36780. A Guarda. Pontevedra.

COUSAS DA BISAVOA: Los rosabeles, singular dulce a partir de los mirabeles de O Rosal

Vanesa Noé es un gran ejemplo de emprendimiento. A partir de una receta de su bisabuela (a la que homenajea en todo el packaging y hasta en el nombre de su modesta y orgullosa empresa) comienza a elaborar hace tres años, en principio junto a otra socia que se descabalgó del proyecto, los rosabeles, unas deliciosas pastas dulces a partir de la peculiar fruta de origen centroeuropeo que llegó a O Rosal allá por los años cuarenta del pasado siglo y se adaptó perfectamente a la singularidad del vergel pontevedrés. Este fruto es similar a una ciruela de pequeño tamaño y su periodo de recolección es de tan solo un par de semanas en verano, lo que lo hace aún más especial. Hemos comprobado, durante el recorrido por O Rosal, que la cosecha será esta vez magnífica, al contrario que el año anterior, según nos cuentan. Cuando era niña, Vanesa observaba cómo su “bisavoa” Rosa preparaba una “cremita” deliciosa que es el origen del rosabel, que tiene marca registrada.

A pesar de que se trata de una producción absolutamente artesanal y necesariamente limitada, esta delicatessen se puede encontrar en más de 200 tiendas gourmet distribuidas por toda Galicia y, sobre todo cuando se acerca la Navidad, en otras de Madrid o Barcelona. Vigo, Santiago y A Coruña son los grandes escenarios del rosabel. Más allá de al natural, en el mercado se puede encontrar el mirabel en diferentes formatos, como en mermelada, en almíbar, en licor y hasta deshidratado. La peculiaridad de los rosabeles es que Vanesa los elabora a mano, uno a uno, a razón, según sus propios cálculos, de unas 100 bolsas de 200 gramos al día, y renunciando a cualquier tipo de conservantes. Artesanía pura de composición en el fondo secreta (“puede haber más pastas de mirabeles, pero ninguna como los rosabeles”), de todos modos, puede tener una duración de hasta cuatro meses. Vanesa asegura que sus rosabeles se pueden tomar en cualquier momento del día y en toda ocasión gastronómica, “acompañados, por ejemplo, de un Santiago Ruiz, o de un licor de mirabel”. En cualquier caso, reconoce que “como tienen mucho azúcar y están tan ricos, yo siempre recomiendo dosificarlos”. Muy cuidadosa siempre con el packaging, Vanesa ha elaborado puntualmente otros derivados del mirabel, como galletas, madalenas o incluso helados, “pero el problema es siempre la caducidad”. Y reconoce que su oficio es un tanto esclavo: “Entre la elaboración, el etiquetado y atender a los clientes, me paso en el obrador prácticamente todo el día. Quizá según se vaya acercando la Navidad tendré que buscar algo de ayuda”.

COUSAS DA BISAVOA
Rúa de Abaixo, 21. San Xoán de Tabagón. 36760. O Rosal, Pontevedra. Tfno. 650 699 752

Redacción

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