El escenario fue la Montaña de León y la ocasión espléndida para comprobar la importancia de la práctica ancestral de la trashumancia de los rebaños de corderos para la preservación del mundo rural, la biodiversidad y el futuro de la humanidad. Gracias a Interovic compartimos unas jornadas magníficas en un lugar único y alejado del ruido, donde se respetan al máximo la naturaleza y sus ciclos. De Valverde de la Sierra a Salamón y en compañía de pastores, la parte gastronómica del encuentro no fue desdeñable: comida en Cocinandos (león) y los jugosos asados de lechazo de Ángel Alonso, alcalde pedáneo de Salamón.
Texto: Luis Ramírez Fotos: Interovic (José Barea)
SALAMÓN, PUEBLO DE PASTORES
“Ya se van los pastores para Extremadura…ya se queda la tierra triste y oscura”, apuntaba una vieja canción de origen leonés haciendo referencia a una de las históricas migraciones del norte al sur en busca de una mejor climatología para el ganado, que hoy se realizan básicamente a la inversa, cuando llega la primavera y los rebaños de ovejas cruzan desde Extremadura y Andalucía a las montañas del norte de España en busca de buenos pastos y veranos suaves. No hay mejor lugar que el Eco Museo de la Lana Merina Trashumante, situado en el pequeño pueblo de Salamón, cuyo único habitante en invierno, el alcalde pedáneo Ángel Alonso (en la imagen de la derecha oficiando como asador de lechazo) mantiene tan vivo como cuidadísimo en el tiempo que le deja libre su Hospedería. El Museo es un espacio pensado para dar a conocer al visitante las rutas de la trashumancia, la raza merina y el patrimonio pastoril. La planta baja es una introducción completa a esta labor, al territorio donde se practica y al trabajo de los pastores. En la segunda planta, y a través de una exposición de diversos objetos como diferentes lanas, tijeras, ruecas, husos o agujas se habla de la importancia textil de la lana, además de la muestra de dos trajes tradicionales de la montaña leonesa de finales del siglo XIX, masculino y femenino, donde se pone de relieve la importancia de esta materia prima en la economía española durante muchisimos años. Salamón y los puertos de su entorno son el enclave perfecto para recordar la importancia de comer cordero, una de las grandes carnes de España. Porque, como nos dice Tomás Rodríguez, director de la Interprofesional Interovic, que ha impulsado con gran éxito el bocadillo llamado “El Paquito”, “consumiendo cordero nacional se apoya a los productores y pastores, el mantenimiento del paisaje español, la riqueza cultural y las más de 40 razas autóctonas que tenemos en nuestro país. Además, ayuda a controlar los incendios forestales, regula los ciclos del agua y la calidad del suelo, ayuda a potenciar la biodiversidad y a conservar el patrimonio cultural y la identidad territorial. También fija población en el medio rural, cada vez más despoblado».
JOSÉ MANUEL SÁNCHEZ. DE TRUJILLO A VALVERDE DE LA SIERRA EN 38 DIAS
Ya van dos veranos seguidos y espera seguir haciéndolo durante muchos más. Procedente de Huertas de Ánimas (Trujillo. Cáceres), el pastor y ganadero José Manuel Sánchez Miguel ha realizado, por segundo año consecutivo y con el apoyo de su extensa familia, volcada en la misma actividad, la trashumancia a pie por la Cañada Leonesa Occidental, el Puerto El Pico, muy valorado por los pastores desde siempre, acompañado de su rebaño de 1.550 ovejas merinas, más un burro y una docena de perros. El viaje le llevó, durante 38 días, a lo largo de los más de 600 kilómetros de rutas pecuarias (a una media de 15 o 20 kilómetros diarios, unos días durmiendo al raso y otras en tienda, porque este verano ha habido pocas lluvias), que separan su pueblo de Valverde de la Sierra, en los Picos de Europa leoneses, atravesando Toledo, Ávila y Valladolid. Ahora, a mediados de octubre, las ovejas y el pastor emprenden el viaje de vuelta, las primeras ya en camión, de nuevo hacia el sur donde pasarán el invierno. José Manuel, de 44 años, es el único ganadero que hace la trashumancia a pie desde Extremadura, aunque desde Interovic y la Fundación Monte Mediterráneo esperan que acudan en las próximas trashumancias algunos más. El pastor cacereño ha estado acompañado en el Puerto, además de su familia durante varias etapas, por un joven pastor alemán de nombre Maxi. José Manuel ha vuelto a cumplir “un sueño de la infancia, igual que hicieron en su día mi padre y muy abuelo. Vivimos un verano en unas condiciones especiales y sé que el ganado va a volver a casa en otoño bien alimentado de agua y hierba fresca, cosas que escasean en Extremadura en plena canícula”. Establecido en una cabaña en el Puerto El Pico desde mediados de junio, el pastor extremeño va moviendo su rebaño a lo largo del día en busca siempre de los mejores pastos en beneficio de la carne que ofrecerán después sus ovejas. «La trashumancia es una tradición milenaria, es un sistema tradicional de aprovechamiento de los recursos naturales, lo que ahora se llama una forma resiliente de producción. Desde Interovic -asegura Tomás Rodríguez, director de la Interprofesional- apoyamos a José Manuel como ejemplo de futuro de esta producción, gracias a lo mejor que nos ofrecen los sistemas tradicionales».
MARÍA Y SUSANA, LAS NUEVAS PASTORAS DEL SIGLO XXI
No responden en ningún caso al estereotipo del pastor estas dos treintañeras nacidas en Madrid y venidas de otros ámbitos, pero lo cierto es que se han pasado el verano en el Puerto de Las Pintas, en Salamón (León), cuidando de un rebaño de 500 ovejas merinas que volverán este mes de octubre a las tierras de Huelva. Son las nuevas pastoras del siglo XXI y todo parte de una iniciativa de la Fundación Monte Mediterráneo, con sede en la provincia de Huelva, que preside Ernestine Lüdeke y ha liderado el proyecto Ovinnova. Su objetivo es crear un agro ecosistema que permita compatibilizar el fomento de la biodiversidad con la explotación y la creación de productos de calidad, al que contribuyen iniciativas de trashumancia como la que ha puesto en marcha en la Montaña leonesa, Pero volvamos con “sus pastoras”. María González (a la derecha), arquitecta técnica, siempre ha sido una enamorada del medio rural por su vinculación con un pueblo de Huesca al que tiene previsto volver muy en breve. Tras pasar por la Escuela de Pastores de Madrid, donde coincidió con Susana, y dedicarse a la producción de queso de Mahón en Menorca, ha participado en esta iniciativa en León durante todo el verano, aprendiendo del comportamiento de los rebaños, pues su objetivo es tener uno propio en breve, para lo cual cuenta ya con las ocho primeras ovejas. La elaboración de queso es otro de sus horizontes. Susana de Benito (debajo), quien iba a ejercer como educadora social, se inició en el mundo del pastoreo en la Sierra Norte de Madrid y después ha pastoreado rebaños en esa misma zona y también en Navarra o La Rioja. Reivindicativa de la vida en el campo en libertad, asegura que su intención es volver a la montaña el año próximo, si se dan las circunstancias. En todo caso, dice que su futuro estará ligado a los ovejas. En estos días, María y Susana terminan su convivencia en el “chozo” del Puerto de Las Pintas.
MANUEL RODRÍGUEZ PASCUAL, EL MAYOR EXPERTO MUNDIAL EN LA HISTORIA DE LA TRASHUMANCIA
Puede estar horas y horas hablando del mundo del ovino y de la trashumancia, porque lleva mucho tiempo viviéndolo de cerca. Es leonés, doctor en Veterinaria e ingeniero técnico agrícola, y da gusto verle con su cayado y en compañía de su amigo y casi contemporáneo, el pastor Miro (“el mejor pastor del mundo”), ascender a gran ritmo por las montañas de León. Es un placer acompañar en sus rutas a Manuel Rodríguez Pascual, autoridad mundial en trashumancia (Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco) y en cría de ovejas merinas. Para conocer toda su sapiencia, dos libros de su autoría son la clave, “La trashumancia: cultura, cañadas y viajes “(2001), una referencia académica en el tema, y más recientemente, “Merinas y la industria de la lana”, que resalta la relevancia histórica de la lana merina en la economía española y su extensión como producto básico en la actividad textil mundial. Además, el trabajo de Manuel Rodríguez ha ido más allá de la investigación científica, ya que se le reconoce por su enfoque humano y su generosidad con los pastores y ganaderos a quienes ha acompañado en su vida profesional. Ha viajado a Australia y Nueva Zelanda, donde estudió las mejoras genéticas del merino, completando así un ciclo de investigación que conecta el pasado y presente de la lana y la trashumancia. Le encanta a Manuel extenderse en explicaciones sobre la cocina pastoril, mucho más básica de lo que consideramos habitualmente, pues asegura que recetas como la caldereta a las migas no han sido ni mucho menos habituales en la alimentación de los pastores trashumantes, que habían de conformarse con sopas a base de aceite, pan y pimentón. Añade Rodríguez Pascual que “la trashumancia, donde las mujeres que se quedaban en casa eran seguramente la clave, dio prosperidad al país durante muchos siglos por la producción de lana de calidad de la oveja merina y también permitió conservar tanto los puertos del norte como las dehesas del sur”. Y no solo lana “porque la trashumancia está detrás de productos de consumo humano muy importantes como la carne de cordero, uno de los ejes de la cocina española, acaso porque España es acaso el último país del mundo donde se sigue trashumando, una práctica que todos debemos contribuir a que no se pierda nunca. Al fin y al cabo, la oveja merina, la más extendida del mundo, se expandió en su época desde nuestra tierra”. Asegura que el sector ovino actual debería seguir beneficiándose de “la complementariedad entre las dehesas extremeñas y andaluzas y las montañas del norte de España en beneficio de los rebaños y de la producción de carne y de lana. Y es esencial luchar por la preservación de las razas autóctonas, fuente de riqueza y de diversidad”.