El pollo asado es un manjar al alcance de todos que lleva décadas enamorando a toda la familia, convirtiendo en tradición el gesto de llevárselo a casa para reunirse alrededor de la mesa a disfrutar sin que nadie esté pendiente de la cocina. Pero no todos los pollos asados son iguales… KIP, que significa ‘pollo’ en holandés, es un acogedor asador donde estas aves, unos exquisitos ejemplares de 1 kg aproximadamente, -el tamaño idóneo para esta elaboración-, se marinan con una receta secreta y se cocinan en parrilla de carbón abiertos por la mitad, como lo hacen tradicionalmente en Portugal. Con esta preparación quedan crujientes por fuera, jugosos por dentro y con todo el sabor de la brasa. Se sirven cortados para comer de forma fácil y sencilla.
Porque aquí lo que destaca es el sabor y la jugosidad del pollo recién elaborado. Pero no faltan las salsas, que están deliciosas, son sencillas y se sirven por separado para no enmascarar al verdadero protagonista: el pollo y su marinado. KIP ofrece salsas de mantequilla al limón, mojo verde, chimichurri y piripiri picante suave o fuerte, para los más atrevidos. Para acompañar hay varias guarniciones en las que también prima la preparación casera y los ingredientes naturales y saludables. Unas patatas fritas chip, frescas, recién hechas y muy crujientes, arroz, frijoles (o los dos combinados), pimientos asados, obviamente al carbón, cuscús con un toque de aceite y cúrcuma y ensalada verde tradicional o de lombarda con un exquisito aliño de limón, miel y pimienta.
Los pollos se venden enteros o por mitades (a 8’95 y 4’95 € respectivamente), aunque también cuentan con un menú de medio pollo, con dos guarniciones y una bebida por 8’50 €. Junto a la estrella de la casa, en breve llegarán a la parrilla unas espectaculares costillas y chorizos que también darán que hablar. Esta es la fórmula y la oferta de KIP: escueta y bien especializada en lo que mejor saben hacer. Y para quien le guste terminar de comer con un dulce, hay trufas de chocolate o coco caseras, los tradicionales brigadeiros y beinjinho.
Este asador se ha instalado además en una zona muy céntrica, el barrio de Salamanca, en un coqueto local cuya estética nos traslada a un ‘gallinero campestre’ a través de azulejos hexagonales, tela metálica, lámparas simulando a las de incubadora, maíz en los floreros… y cuenta con una mesa corrida de madera y una barra junto a un gran ventanal con taburetes para disfrutar de la comida en el local.
Además, el concepto está pensado según la tradición portuguesa del ‘frango para fora’, o lo que es lo mismo, para llevar. Se puede recoger allí o pedir a domicilio a través de Deliveroo, Glovo, UberEATS y Just Eat. Una opción perfecta para comer en la oficina, llevárselo de picnic, un almuerzo familiar el domingo, y por supuesto tener la cena lista en casa después de una larga jornada laboral en la que ya no apetece cocinar.
En KIP todo se elabora ‘en casa’ y de la forma más natural; los materiales que utilizan son todos ‘eco-friendly’ y en buena parte reciclados. Todos los productos de la carta son aptos para celíacos, a excepción del cuscús. Cuenta con una selección de bebidas que además de los clásicos refrescos y cerveza, incluye otros más saludables como las aguas de sabores y no falta el vino verde portugués. En cuanto a tintos, un Douro de la bodega Symington.
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