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La Casa de Manolo Franco, un valor seguro en la Sierra de Madrid

La Casa de Manolo Franco desde 1969 (Calle de la Fuente, 6. 28210 Valdemorillo. Madrid. Tfno. 626 61 57 39) reabrió sus puertas el pasado mes de junio de 2019 en un pequeño pueblo de la Sierra de Madrid, concretamente en el centro de Valdemorillo. Está ubicado en un entorno natural, sin apenas descubrir y a diez minutos de San Lorenzo del Escorial, cinco de Villanueva de la Cañada y a una media hora del centro de Madrid. Un pueblo de la ruta imperial con una cultura propia y con 14.000 habitantes y dieciséis urbanizaciones en pleno monte.

Antiguamente llamado La Casa Manolo, se trataba del bar del pueblo a cuyo mando estaba Manolo Franco. En homenaje a su padre, su hijo Manuel Franco -periodista de profesión- decidió dejarlo todo y coger las riendas del negocio familiar para transformarlo en un lugar acogedor, con el mejor producto, una cocina diferente, un precio razonable y la magia de una historia por contar. El objetivo no es otro que lograr convertirlo en lugar de referencia y peregrinaje al que merezca la pena desplazarse y ponerlo en el punto de mira del mapa gastronómico nacional.

En el aspecto gastronómico, La Casa de Manolo Franco practica una cocina que cuenta la historia de la familia Franco y la de Valdemorillo, con producto de calidad pegado a la tierra desde carne de ternera del pueblo, a miel de lavanda producida también allí. Su gastronomía aúna dos vertientes: la gastronómica con cocina de autor más elaborada, una cocina técnica pero pegada a la tierra; y otra en la que la parrilla Josper es la protagonista, siempre con el producto como ‘leit motiv’.

La oferta es flexible con dos menús, uno gastronómico y otro de parrilla, además del menú de noche más ligero y una carta en la que se puede encontrar desde trampantojos como el chocolate con churros, a un arroz elaborado con lo que les ofrece el monte de Valdemorillo: setas, espárragos, tomillo, romero, conejo… o el rabo de vaca vieja con su salsa de vino tinto en miel de lavanda o un fantástico plato de merluza con crema de puerro, boniato, berberecho y trigo verde que ya es un clásico en el restaurante.

En la sección de postres, en homenaje a su hermana, cocinera en el restaurante familiar, destaca la leche frita acompañada con una galleta María; su postre de chocolate en diferentes texturas; o la tarta de queso cremosa con un toque de queso de cabra y helado de romero. El restaurante también se ofrece para eventos de empresa y particulares proporcionando un servicio cercano y profesional, con mesas de hasta 20 personas y un aforo máximo de 56 comensales.

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