El restaurante indio de referencia en la capital (Zurbano, 5) incorpora a su oferta de picoteo tres versiones de uno de los platos más típicos del street food en Nepal: el momo o dumpling nepalí. El momo es una empanadilla de harina al vapor con diferentes rellenos que conjuga la intensidad de sabores de la cocina india con la delicadeza y el refinamiento propios de la oriental. Los nuevos dumplings (también disponibles en el menú degustación) se suman a la propuesta de finger food de Benarés en la que destacan además el naan de chipirones y los kebabs.
Benarés Madrid es la apuesta del cocinero Atul Kochhar (afincado en Londres, donde ostenta una estrella Michelin) por poner en valor entre el público capitalino la cocina de su país natal. Un comedor elegante, cómodo y alejado de tópicos es el escenario de una propuesta que se nutre del recetario popular indio y de su rica variedad de especias (no siempre picantes) pero que se distingue por el uso de una materia prima de altísima calidad, por el rigor técnico que desprenden sus platos y por una carta versátil que permite tanto disfrutar de un menú degustación como compartir raciones al centro de la mesa, en la línea de la informalidad que se lleva. Dentro de esta oferta de picoteo (aunque también formarán parte de los menús del chef) y en pos de acercar al madrileño nuevos sabores del mundo, Benarés incorpora ahora tres especialidades de una gran desconocida: la cocina nepalí.
Dada la ubicación geográfica del país, que hace frontera con la India al sur y al norte con la República Popular China, la gastronomía nepalí conjuga ingredientes y costumbres de la cocina india –como el uso de especias- con influencias chinas y tibetanas. De esta rica herencia culinaria nace uno de los platos más típicos de su recetario popular, un imprescindible en los puestos de comida callejera de Katmandú y Pokhara que en las casas se suele hacer para merendar. Se trata del momo, un tipo de dumpling cuya masa, a base de harina, se diferencia de la de la gyosa japonesa o la del jiaozi chino por su consistencia y grosor, ligeramente mayor. Los momos de Benarés se elaboran al vapor con un toque de plancha al final y se ofrecen en tres versiones distintas acompañadas con salsas caseras para ‘dipear’.
El momo de verduras es, pese a su aparente sencillez, una auténtica delicia que recuerda en boca a la samosa india pero con un sabor mucho más nítido y refinado. Está relleno de repollo, zanahoria, cebolla, ajo y jengibre (los cultivos más comunes en Nepal) y servido con una delicada salsa de menta y cilandro con base de yogur. El momo de pollo de corral se acompaña con salsa de cebolla y tomate y el de gamba roja (con masa de remolacha) de un ligero kétchup de soja hecho en el propio restaurante.
Los nuevos momos nepalís son toda una declaración de intenciones ya que la carta de Benarés, que también comprende dos menús degustación a 38,50 € y 55 € respectivamente, está muy enfocada a compartir e incluso comer con las manos pudiendo hacerlo tanto en sus elegantes salones como en el bar donde cuentan con un buen número de referencias vinícolas por copas y cervezas artesanas de distintos orígenes. De la propuesta de finger food destacan también el naan de chipirones (una versión del clásico bocadillo de calamares con pan indio hecho al tandoor y mayonesa especiada) las pakoras de cebolla y de pollo (una suerte de nuggets con chile) y los kebabs. Esto es, canes troceadas marinadas entre las que sobresalen el de suprema de pollo, el de cordero y el de codorniz.