Más de 35 años de experiencia avalan a este restaurante como el máximo exponente de arroces y gastronomía valenciana en la capital. Todo el espacio y la decoración han sido completamente renovados creando una nueva atmósfera más actual y sofisticada acorde a los nuevos tiempos, aunque conservando toda su esencia.
Los arroces se cuentan entre los platos más complicados de elaborar con maestría y, son muy pocos los establecimientos que pueden jactarse de trabajarlos de manera impecable. L’Albufera, el restaurante que abrió sus puertas en 1983 en el Hotel Meliá Castilla, es sin duda uno de ellos. Con más de tres décadas de trayectoria, de las cuales casi todo el tiempo ha estado al frente de los fogones el chef Enrique Paños, L’Albufera sigue siendo, desde sus comienzos, la dirección de referencia a la que acudir en busca del mejor de los arroces, sea cual sea la versión preferida.
La experiencia de ir a comer o cenar a L’Albufera arranca con una selección de entrantes ideados para compartir, entre los que destacan: la Ensaladilla rusa en dos texturas con ventresca de bonito, las Almejas frescas a la Marinera al azafrán de La Mancha, los Chipirones a la plancha con salsa Romescu, las Croquetas artesanas de marisco, de boletus y queso azul o las más clásicas de jamón ibérico, así como los Pimientos del piquillo rellenos de rape y gambas.
A continuación, en el capítulo principal de los arroces, para los que siempre se trabaja con la variedad de arroz bomba de Calasparra, el restaurante ofrece la posibilidad de elegir entre los melosos, la paella o la fideúa. Por descontado, todos ellos son preparados al momento bajo la atenta supervisión del experimentado equipo de cocina para que, acto seguido, uno de los miembros del servicio de sala la sirva directamente a los comensales en la mesa y plato por plato desde la propia paella encargándose también de limpiar y preparar pescados y mariscos. De entre los arroces melosos destacan como los más especiales el de Bogavante servido con gambón y el de Puerros y almejas frescas. Por su parte, entre las paellas, resalta como la más popular la llamada L’Albufera, que se sirve con Bogavante, sepia, gambón y langostino. La Paella del Señorito, servida con pollo y gambón pelado, o la de Chipirones, ajetes, cebolla blanca y habitas tiernas se cuentan también entre las más demandadas, aunque en total hay hasta diez variedades para escoger incluyendo una original versión de paella vegana servida con heura, judías verdes y garrafó.
Más que arroces
Pero no todo son arroces en L’Albufera ya que en su carta también hay excelentes opciones de pescados y carnes como el Lenguado “Meunière” con champiñón blanco, el Rapito a la bilbaía con su ajada tradicional, el Solomillo de vacuno con patata panadera, pimientos y cebolla roja o el Entrecot de vaca rubia gallega (con maduración mínima de 30 días).
Igualmente, también se contemplan interesantes alternativas aptas para veganos y vegetarianos como la Parrillada de verduras de temporada o la Escalivada de verduras asadas a baja temperatura.
Ningún almuerzo o cena que se precie está completo sin el acompañamiento de un buen vino y sin terminar con un postre. En ambos momentos, la carta de la L’Albufera comprende diferentes opciones capaces de agradar e incluso sorprender a los paladares más exigentes. En el apartado de los vinos encontramos una combinación de grandes clásicos junto a una selección 0de referencias más desconocidas de la zona de Levante. Y, entre las propuestas dulces, resultan imprescindibles tanto el Soufflé de Grand Marnier al estilo tradicional como la Panacotta con salsa de maracuyá o el Coulant de chocolate con helado de menta.
El espacio
Desde su misma ubicación de siempre en Calle Poeta Joan Maragall, 49, L’Albufera protagoniza ahora una nueva etapa marcada por el hito de una renovación completa de su decoración tras la intervención del interiorista Carlos Jordal. Así, en su amplísimo comedor (que se divide en cuatro espacios: la Terraza, El Olivo, el Intermedio y el semi-privado) predomina ahora una estética mucho más contemporánea, conectando con las tendencias actuales y con la inspiración mediterránea a través de tonalidades suaves que potencian la gran luminosidad del espacio. No obstante, por las noches todo cambia para el servicio de cenas y, L’Albufera, se transforma en un lugar más acogedor todavía si cabe con todas sus mesas decoradas con tenues puntos de luz y velas.