A orillas del Cantábrico, en El Sardinero, se encuentra este conocido local que data de los años 60 y desde cuyo salón principal se puede disfrutar de unas increíbles vistas a la playa. A las ya míticas creaciones de Arola, se suman recetas inéditas a gusto del cliente de la zona en las que el mar es protagonista y predominan los pescados al horno y unos exquisitos arroces.
Cormorán by Sergi Arola (Segunda playa de El Sardinero. Planta alta. Santander. Tel. 942 29 19 90. https://www.instagram.com/cormoran_bysergiarola/). es una grata sorpresa. Por el edificio, la decoración y el entorno más que privilegiado a pie de mar donde se encuentra, por el mundo de sabores para todos los paladares que ofrece su carta, y por la mano que hay detrás: la del laureado y transgresor chef Sergi Arola. Combinación ganadora y que merece un paseo para el que esté cerca o una escapada hasta el norte para los más alejados.
Porque sí, Santander tiene muchísimo que ver. En la guía perfecta para disfrutar esta ciudad se encuentran lugares míticos como el Palacio de la Magdalena, la Catedral de la Asunción de Nuestra Señora, el Faro de Cabo Mayor, el Centro Botín o la Playa del Sardinero… Y precisamente allí (en la segunda playa) se encuentra este llamativo edificio blanco de renombre que data de 1961 y que siempre estuvo asociado a la restauración. Sergi Arola se incorporó a su nueva etapa hace un año y desde entonces se ha posicionado como uno de los must para disfrutar de la gastronomía casual de autor frente a un escaparate inmejorable.
Con una carta que fusiona la tradición y la vanguardia, el sello y la ‘varita mágica’ de Sergi, se aprecian en cada creación. En ella no solo se pueden saborear sus clásicos prêt à porter como las patatas Bravas de Arola, el Bocata de calamares con pan de tinta o sus Alitas fritas con salsa kimchi y cebolleta tierna. Platos más potentes y de reconocido éxito como las Albóndigas guisadas con chimichurri y fondue de queso Treviso o las Mini Burgers de vacuno con foie, queso Valluco y un jugo reducido al campillo. Y para terminar con un dulce, imprescindibles la Tarta fina de Manzana Reineta con una crema tibia de vainilla, o la Torrija de sobao pasiego al toque de cardamomo con helado de chocolate amargo. Una oferta muy completa donde el producto y el comensal mandan, y es que aquí surgen los toques de un nuevo Arola con una ‘carta en evolución’. Por eso se atreve con los arroces y los pescados al horno, ya que no hay mejor entorno que la costa para innovar con los ingredientes marinos. El Arroz negro de calamar de potera, el Arroz guisado cremoso al queso de Idiazabal con salmonetes y puntas de espárragos verdes, el Rapito asado con patatas asadas y alioli, o la Lubina asada, acompañada de parmentier y su tapenade, son algunas de las novedades que solo se pueden tomar en este rincón de ensueño.
Por si fuera poco con la carta y la ubicación, el local también encandila. Tiene un salón principal con amplios ventanales, unas vistas de impresión al Cantábrico y una decoración clásica donde abunda la madera y que alberga cómodas sillas, sofás semicirculares rodeando las mesas, detalles modernos y líneas ondulantes que nos recuerdan al mar: un gran foco de faro sobre una de las mesas más resguardadas o un mástil colgado del techo sobre un gran larguero central para 12 personas marcan el carácter estético.