Tradición, gastronomía y cultura se unen en una de las fiestas más arraigadas y con más encanto que se celebran en el archipiélago balear.
Los primeros rayos del sol de la primavera invitan a visitantes y residentes a disfrutar de las tradicionales fiestas de la Semana Santa balear. Es tiempo de procesiones, recogimiento y oración, pero también de tradición, gastronomía y cultura popular.
La Pascua en Islas Baleares viene muy asociada a las celebraciones religiosas, con procesiones que acaparan buena parte de los actos de estos días y que inundan las calles de muchas localidades de las islas. Silenciosos desfiles de nazarenos (caperutxes) y penitentes exhiben orgullosos los pasos de su iglesia. Especialmente recomendadas son las procesiones del Jueves Santo en Palma y la Procesión del Cristo de la Sangre (imagen muy venerada en la isla), que recorre el casco antiguo de la ciudad con el redoble de los tambores y la luz tenue de los cirios.
Merece la pena desplazarse hasta Pollença, también en Mallorca, para asistir el Viernes Santo al espectacular Davallament (descenso de la cruz), un momento que se vive con sumo respeto. La procesión con el cuerpo de Jesús baja del montículo del Calvario por una escalinata de piedra de 365 escalones flanqueada por cipreses. También son muy conocidos el Davallament de Artà, las procesiones de Sineu, Felanitx y las celebraciones que tienen lugar en el Santuario de Lluc. Por último, el Domingo de Pascua tiene lugar en Mallorca la vistosa Procesión del Encuentro, que recrea el reencuentro entre el Cristo resucitado con su madre.
Pancaritats y Festa de l’Àngel
Los actos de la Semana Santa balear continúan el domingo después de la Pascua con la celebración de las Pancaritats en muchos lugares de Mallorca. Se trata de romerías cuyos orígenes se remontan al año 1407, en las que es tradición subir a pie a santuarios y ermitas para compartir las últimas empanadas y dulces elaborados durante estas fechas.
La más significativa de todas ellas, la Festa de l’Àngel, se celebra en el Castillo de Bellver de Palma, donde cada año miles de personas se dan cita para participar en esta romería de ambiente festivo y solidario en la que se programan todo tipo de actividades lúdicas. La explanada situada en las faldas del castillo se convierte en el escenario de muestras de baile mallorquín, un desfile de la Policía Montada de Palma, fiestas infantiles y la escenificación de la Passejada de l’Àngel (procesión del ángel).
Al mediodía, la gente se dispersa por el bosque y comparte la comida que han llevado con sus vecinos en un ambiente festivo y fraternal. Se la conoce como Fiesta del Ángel por estar identificada con la festividad del Santo Custodio de Palma. De ahí viene el nombre de Pancaritat, como popularmente se denomina esta fiesta.
Devoción y gastronomía por tradición
Como en el resto de España, en las islas las tradiciones están marcadas por el calendario cristiano. A lo largo de la Cuaresma, los viernes está «prohibido» comer carne, por lo que las mesas se inundan de sabrosos y originales platos de bacalao y verdura. Al fin, con la llegada de Pascua se pone fin al ayuno. Este día es muy común servir en la mesa algún plato de cordero, en especial el famoso Frit de Pascua, una versión del clásico Frit Mallorquí, pero elaborado con carne, sangre, patata, guisantes, pimiento e hinojo en el que la carne de cerdo se sustituye por la de cordero.
Por otra parte, se elaboran las tradicionales pastas saladas de Semana Santa: Las panades (empanadas de carne de cordero, guisantes y sobrasada), y los Cocarrois (de herencia culinaria árabe y forma de media luna), que se elaboran con la misma masa, pero se rellenan con verduras, pasas y piñones.
Entre los dulces destacan los crespells, con sus múltiples formas (estrellas, flores, corazones, etc.) y los robiols, hechos con pasta de harina fina doblada con forma semicircular y rellenos de confitura, requesón o cabello de ángel. Además, en el interior de la isla son famosas también las fortmatjades, elaboradas con queso o los rotllos de Alcudia, una especie de roscos adornados con dulces de colores.
Por último, no pueden faltar durante estas fiestas los confits (grandes caramelos con una almendra en su interior), que los caperutxes reparten a los niños cuando desfilan en procesión haciendo penitencia.
Así es la Semana Santa en Islas Baleares, una alternativa más que sitúa al archipiélago balear como un destino ideal para visitar durante todos los meses del año y que invita a conocer su lado más auténtico y desconocido, especialmente en temporada baja.