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Carne Silvestre: una barbacoa cinegética salvaje

Una alternativa ligera para echar a la parrilla más recomendable por su baja infiltración grasa. El asado con fuego, una forma de cocinar tan antigua como la propia caza. Una opción recomendada por las autoridades comunitarias por sus beneficios para el consumidor y el entorno.

El verano es la temporada alta de las barbacoas. Los jardines y las terrazas son el escenario más habitual, aunque también se pueden hacer en interior. Tanto si las hacemos fuera como dentro, la tradicional elección de productos ultra procesados puede suponer un alejamiento de las recomendaciones nutricionales para una alimentación equilibrada, por sus elevados niveles de grasas saturadas, sal y azúcares.

Las barbacoas se han integrado entre las alternativas familiares y de ocio, aumentando su frecuencia en los últimos años hasta generalizarse. Cuando pasamos de celebración ocasional a habitual, la mayor frecuencia del consumo de los ingredientes clásicos de una parrillada supone un alejamiento de la Dieta Mediterránea. Ante esta situación, podemos buscar alternativas sin que ello nos obligue a renunciar al sabor único que confieren a los alimentos su paso por las brasas.

Una opción avalada por miles de años de consumo

En las mejores carnicerías y los puntos de venta que buscan lo mejor para sus clientes podemos encontrar Carne de Caza Silvestre para elaborar una parrilla llena de sabor, pero sin exceso de grasa. La apuesta por carnes cinegéticas lleva hasta nuestro plato la excelencia gastronómica de los animales silvestres, criados en libertad y alimentados con hierbas y recursos vegetales, naturalmente llenos de aroma.

Para cocinar una Barbacoa Salvaje, Javier Chozas, embajador del Programa Europeo de fomento del consumo de Carne de Caza Silvestre, puesto en marcha por Asiccaza, recomienda apostar por piezas de Caza Mayor, que son las que tienen más tamaño y resultarán más jugosas a la hora de cocinarlas sobre las brasas al tener más margen de actuación, frente a las de Caza Menor, que plantean un mayor riesgo de sobre cocinado por su pequeño tamaño.

Para Javier Chozas, uno de los principales puntos a tener en cuenta es la correcta maduración de las piezas antes de su cocinado. Una opción para aumentar la jugosidad es la maceración unas 16 horas en marinados, que pueden hacerse con vermú rojo, cáscaras de cítricos, enebro en bayas, aceite de oliva, pimentón, pimienta y los aromas clásicos del campo, como el tomillo o el romero. También se pueden adobar durante un par de días con la clásica receta a base de vinagres, tanto de vino blanco como tinto, ajos, pimentón dulce, orégano y aceite de oliva.

 

Una parrilla en la que se asen lentamente piezas nobles como solomillo, lomo, costillares, pierna en filetes o paletilla de corzo o ciervo es el preludio de una Barbacoa donde la excelencia gastronómica no está reñida con una alimentación equilibrada. Respetar los tiempos de cocción sin pasarnos es tan importante como elegir bien las piezas y atemperarlas antes de su cocinado.

 

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