Los Consejos Reguladores de las DOP Arzúa-Ulloa, Mejillón de Galicia y Queso Tetilla y Consejos Reguladores de las IGP de Carne de Vacuno de Galicia y Castaña de Galicia han hecho público un comunicado en el que muestran su preocupación por la premura en la puesta en marcha del sistema de etiquetado Nutriscore y la filosofía que lo ampara. Lo reproducimos a continuación.
Origen, Calidad, Tradición. Estos tres conceptos son los atributos que mejor definen la personalidad de los alimentos amparados por las Denominaciones de Origen Protegidas e Indicaciones Geográficas Protegidas. Igualmente, estos carnés de identidad simbolizan y ratifican como ninguna otra enseña el valor de lo que es único, diferente, excepcional. El año que viene podría ser obligatoria la implantación del sistema de etiquetaje de alimentos Nutriscore, cuya forma de visualización se asemeja a un semáforo que pretende proporcionar información sobre el perfil nutricional de los productos.
Profundo rechazo entre relevantes actores del sector agroalimentario
Ese mecanismo surge como intento de respuesta a un síntoma creciente sobre el que los expertos llevan tiempo alertando: los modelos actuales de alimentación pueden generar enfermedades como la hipertensión, la hipercolesterolemia o la obesidad que se han extendido entre la población con las negativas consecuencias que acarrean, tanto en términos de salud como económicos. Buscando evitar esa tendencia, dicho sistema pretende aportar información a la población con el objetivo de propiciar un consumo más saludable. No obstante, Nutriscore está generando un profundo rechazo entre relevantes actores del sector agroalimentario español pero también entre profesionales nutricionistas de nuestro país e incluso en otros países europeos, ya que se ha visto que puede inducir a errores interpretativos por parte del consumidor, llegando a clasificar como no saludables a alimentos ampliamente reconocidos como tales y que forman parte de nuestro patrimonio gastronómico.
Frente a esta realidad, los alimentos amparados por las DOP y las IGP representan el antídoto a prescribir. ¿Y por qué es así? Porque sintetizan la mejor tradición alimentaria contrastada por la práctica inmemorial y ligada, en nuestro caso, a un lugar, Galicia, cuya despensa acredita justa fama y prestigio. Además de aportar información veraz y contrastable sobre el origen y la calidad de estos productos. Por tanto, estos alimentos que conjugan origen, calidad y tradición, se erigen como parte fundamental de una dieta sana, variada y equilibrada, alejada de las dolencias vinculadas a la “nueva alimentación”.
Preferencia por productos con DOP p IGP
El consumidor, cada vez más informado y preocupado por lo que incorpora a su cesta de la compra, muestra una creciente preferencia por productos con DOP o IGP. Así lo acredita el informe “Hábitos de alimentación 2019” de la Unión de Consumidores de Galicia, donde se constata un aumento del 12,81% en la demanda de alimentos amparados por enseñas de calidad, en consonancia con las tendencias plasmadas en informes precedentes.
Estos alimentos de origen, calidad y tradición son referentes y forman parte de la denominada Dieta Atlántica, “un modelo de dieta saludable” como describen los científicos que integran la Fundación Dieta Atlántica de la Universidad de Santiago de Compostela.
Los sellos de calidad son, por tanto, una solución considerablemente más adecuada que Nutriscore si de lo que se trata es de solucionar los problemas antes referidos. Unos distintivos que las instituciones europeas han tratado de potenciar como identificadores de alimentos con unas bondades intrínsecas que forman parte de nuestra dieta tradicional, y que además aseguran una remuneración justa para sus productores. Mientras que Nutriscore funciona con un algoritmo pensado y aplicable a otra tipología de alimentos.
Desde nuestro punto de vista, Nutriscore no ha demostrado ser un sistema capaz de transmitir al consumidor las verdaderas propiedades nutricionales de un producto de manera totalmente fiable. Casos como el del aceite de oliva evidencian sus deficiencias a la hora de proporcionar una información en consonancia con los atributos de excelencia que representan los alimentos amparados por sellos de calidad.
En consecuencia, queremos mostrar nuestra preocupación por la premura en la implementación de la metodología que no deja de ser una más entre las posibles ya existentes, y que además ya cuenta en su haber con errores desmesurados, como se ha venido denunciando en las últimas semanas. Por todo esto esperamos que el Gobierno recapacite y ponga en suspenso la implantación del etiquetado Nutriscore mientras se solucionan las deficiencias detectadas.