“La cercanía y el tipo de producción permite programar y acortar los tiempos. El pescado sale del mar por la noche y en tan solo unas horas ya está en la pescadería. No necesita pasar varios días como si viniera en camión refrigerado desde fuera de España o, incluso varias semanas cuando viene de su captura en altamar”, indica Javier Ojeda, gerente de la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (Apromar).
Otros aspectos menos visibles pero cada vez más importantes para quienes quieren consumir alimentos con garantías, como la que ofrece este llamativo sello que asegura que es un pescado criado en nuestros mares, con los estándares más altos de calidad, control de seguridad e higiene y trazabilidad absoluta.
“En este sentido, España es hoy en día uno de los países productores de acuicultura de referencia a nivel mundial, no solo por su respetuoso sistema de producción en lo que a sostenibilidad y cuidado de los fondos marinos se refiere sino, también, por la innovación y el respeto por el bienestar animal”, añade Ojeda.
La importancia de un etiquetado certificado por una entidad acreditadora
Además, el sello “Crianza de Nuestros Mares” tiene un valor diferencial de gran importancia para el consumidor que no tienen todos los productos que compramos. En este caso, todas las garantías de origen, frescura, seguridad, higiene, calidad y trazabilidad total de Crianza de Nuestros Mares están certificadas por Bureau Veritas, una entidad independiente que es líder mundial en servicios de verificación, inspección y certificación.
“La certificación de Crianza de Nuestros Mares por parte de Bureau Veritas le asegura al consumidor el cumplimiento de un estricto Reglamento de la marca que afecta a la producción, alimentación, bien estar animal, sostenibilidad, respeto por los fondos marinos y, además, frescura y origen. Sin el cumplimiento de todo ello el pescado no podría llevar la marca” explica Jacobo de Nóvoa, Director de Actividad Agroalimentaria de Bureau Veritas.
Una etiqueta que también garantiza la calidad nutricional
Un estudio publicado en 2005 en la revista Aquaculture, realizado por el Grupo de Investigación en Acuicultura del Instituto Ecoaqua en Las Palmas de Gran Canaria y dirigido por la doctora Marisol Izquierdo, señalaba que para cubrir los requerimientos de Omega-3 diarios bastaría con la ingesta de 120-250 gr de pescado de crianza, frente a los casi 600gr que serían necesarios en el caso de pescado salvaje.
Según apunta la Doctora Marisol Izquierdo, “el nivel de Omega-3 depende de la cantidad y calidad de la alimentación del propio pescado. Los pescados salvajes no comen todos los días y, en muchos casos, debido a la competencia por el alimento y a los depredadores, su supervivencia está por debajo del 1%. Sin embargo, en una granja acuícola, los peces tienen garantizado el aporte diario de alimento así como su calidad y seguridad. Por ello, el nivel de supervivencia medio durante el engorde en las granjas acuícolas está por encima del 80% y, además, los peces de granja tienen como mínimo hasta un 80% más de Omega-3 que sus homólogos salvajes»
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