El color Ultra Violet ha sido declarado como el color que inundará las tendencias de año que acaba de empezar. En La Posada del Dragón y La Posada del León de Oro (situadas en la Cava Baja madrileña) se lleva terminando las comidas con este color desde hace tiempo. De hecho, los postres estrella de ambos establecimientos están teñidos de esta tonalidad, en honor a las típicas violetas de la capital.
Sopa de chocolate blanco con helado artesano de violetas. Una deliciosa y suave crema de chocolate blanco funde el helado casero de violeta. Este postre recupera uno de los sabores más emblemáticos de la capital, la violeta, para convertirlo en todo un icono de La Posada del León de Oro. Un bocado con sabor a Madrid.
Jabón “La Antoñita”… Esencia a violetas
La existencia de este postre hace referencia a la historia del establecimiento. La Antoñita, actual restaurante de La Posada del Dragón, es una antigua jabonería, de las más importantes de la capital, donde se vendían las versiones no comestibles del jabón que hoy puedes probar con cuchara. La Posada del Dragón ha recuperado la esencia de lo que un día fue este negocio de barrio (y de las colas que se formaban en la Cava Baja para comprar una pastilla de su jabón) creando una bavaroise de chocolate blanco con aire de lima y limón y aroma a violeta en forma de jabón.
Una antigua corrala del XIX
La Posada del León de Oro, una antigua corrala del siglo XIX, ha sido convertida en un hotel singular y diseño único. Sus 17 habitaciones, todas ellas diferentes, harán sentir a sus huéspedes nuevas emociones y vivir experiencias inolvidables. Está ubicada en el corazón de Madrid a escasos metros de la Plaza Mayor, Puerta del Sol, Palacio Real y Triángulo del Arte (Museo del Prado, Museo Thyssen-Bornemisza y el Museo Nacional Reina Sofía).
Se ubica en el centro del bohemio barrio de La Latina, último refugio de artistas, actores y poetas, y muy cerca de zonas comerciales. Se la conoce también por ser una de las zonas más concurridas durante los fines de semana, y un excelente lugar para el tapeo y copas, con varias tabernas y bares con terrazas para disfrutar la noche madrileña visitada tanto por turistas como por la gente de la ciudad. Se le concedió el diploma de «Establecimiento Tradicional Madrileño» y el diploma de «Empresa Centenaria» otorgados en 1981 y 1987 respectivamente por parte de la Cámara de Comercio de Madrid.
Una antigua alhóndiga
Lo que hoy conocemos como Posada del Dragón fue, a comienzos del siglo XVI, una Alhóndiga (granero municipal, lugar de almacenamiento del Pan y donde también se regulaba su distribución y venta). Fue propiedad de la Villa de Madrid y se remonta a la época de los Reyes Católicos. La Posada del Dragón debe su nombre al mítico dragón que estaba situado en piedra sobre la Puerta de Moros.
Fue construida como casa de huéspedes en 1868 por el arquitecto Francisco de Cubas, Marqués de Cubas. Forma parte de un edificio histórico protegido. El edificio es una corrala del siglo XIX, en cuyo interior se encuentran restos de la muralla cristiana, una bañera de mármol, un pilón-abrevadero y una escalera de madera. A finales del siglo XIX, el edificio original fue demolido y reconstruido en 1910, donde empezó a conocerse como alojamiento para comerciantes del Rastro y proveedores del cercano mercado de La Cebada. En aquella época, era tal el trajín de viajeros, que las compañías de postas y diligencias establecieron las paradas de sus carruajes, y con el tiempo, de autobuses, en esta Posada.
Actualmente, La Posada del Dragón ha recuperado su actividad y se ha convertido en un hotel de exclusivo diseño y estilo singular con propia personalidad.