El pastelero, con establecimientos en Madrid y Barcelona, se ha impuesto a los 24 participantes, en un certamen con un altísimo nivel. Giuseppe Piffaretti, creador del mejor panettone del mundo, así como el último ganador del concurso, Yann Duytsche, han formado parte del jurado.
El pastelero y chocolatero Oriol Balaguer, con establecimientos en Madrid (La Duquesita) y Barcelona, se ha proclamado hoy ganador del II Concurso Mejor Panettone Artesano de España. Balaguer se ha impuesto a un total de 24 participantes procedentes de todo el país.
Su panettone ha obtenido 685 puntos de un máximo de 700 y el jurado ha destacado su excelente sabor, textura y aroma. Han participado en el concurso profesionales de Alicante, Barcelona, Girona, Lleida, Madrid, Murcia, Valencia, Granada, Tarragona, Vitoria y Zamora.
Nacido en el año 1971 en el municipio de Calafell (Tarragona) en una familia de pasteleros y chocolateros, Oriol Balaguer se formó justamente en la Escuela de Pastelería de Barcelona, sede del concurso. Sus estudios posteriores en Bellas Artes lo dotaron de conocimientos de diseño y estructuras artísticas, que ha ido aplicando en su día día y en sus elaboraciones. En 2015, Balaguer también ganó el concurso el Mejor Croissant Artesano de Mantequilla de España.
El concurso, que ha llegado a su segunda edición, fue creado en 2016 por la Escuela de Pastelería del Gremio de Barcelona (EPGB) a raíz del “boom” que experimenta desde hace ya un tiempo este dulce de origen italiano. Aunque sin cifras oficiales, el Gremio de Pastelería de Barcelona calcula que su consumo se ha multiplicado por 10 en los últimos seis años y que es el dulce de Navidad que, sin duda, crece con más fuerza. Así se demuestra con el hecho de que cada vez son más los pasteleros que elaboran panettones artesanales, un pastel que se vende principalmente por Navidad, pero que se puede encontrar en numerosas pastelerías del país desde otoño y hasta entrada ya la primavera.
Jurado de excepción
El jurado del II Concurso Mejor Panettone Artesano de España, presidido por el chef Giuseppe Piffaretti, autor del mejor panettone del mundo; ha estado formado por Pere Camps, presidente de la Comisión de la EPGB; por el ganador del último certamen, el chef Yann Duytsche, de la pastelería Dolç Par Yann Duytshche, de Sant Cugat; por el chef pastelero Ramón Morató, actual Director Creativo de la marca Cacao Barry; por José Romero, profesor de la Escuela de Pastelería de Barcelona; por el periodista y director de contenidos de Vilbo, Alberto Ruíz; por Quico Sosa, gerente de Sosa Ingredientes; y por la periodista especializada en gastronomía Carme Gasull. Por su parte, Rossend Guitart, gerente del Gremio de Pastelería de Barcelona, ha ejercido de secretario del jurado.
Todos ellos fueron valorando el aspecto (10 puntos); el corte (10 puntos); el olor (10 puntos); la textura; el alveolado (10 puntos) y el gusto (60 puntos) de los panettones presentados. Siguiendo las bases del concurso, cada pastelería participante ha entregado tres, todos ellos clásicos de frutas (limón/cedro, naranja y pasas).
El ganador del certamen, patrocinado por Sosa Ingredients, se ha dado a conocer en una gala celebrada en la Escuela de Pastelería de Barcelona, donde se le ha hecho entrega del prestigioso trofeo del Concurso Mejor Panettone Artesano de España así como de un cheque de 2.000 euros.
El origen del panettone
No son pocas las leyendas e historias que hablan del origen del panettone. Una de ellas, lo ubica hacia el año 1490, cuando un joven aristócrata de nombre Ughetto Atellani de Futi, demostró el amor que sentía por la hija de un pastelero de Milán haciéndose pasar por aprendiz e inventando un pan azucarado en forma de cúpula, con frutas confitadas y aroma de limón y naranja. Tan delicioso estaba ese pastel, que los milaneses empezaron a acudir en masa a la pastelería a pedir el “pan de Toni”, quien así se hacía llamar el “aprendiz” improvisado. De ahí dicen que proviene el nombre de panettone.
Otra leyenda sitúa la creación de este dulce a finales del siglo XV en la corte de Ludovic el Moro, señor de Milán. Parece ser que el Duque celebró la Navidad con una gran cena, pero los postres se quemaron. El encargado de fregar los platos (Antonio) aprovechó los ingredientes sobrantes para amasar un pan dulce y se ofreció a servirlo como postre.
Lo que sí quedó por escrito es el primer registro del panettone como dulce navideño tradicional milanés, en un artículo del escritor iluminista Pietro Verri del siglo XVIII, que lo llamó “pane di tono” (‘pan grande’).