El brócoli sigue dando buenas noticias. A sus propiedades nutricionales, ampliamente documentadas en numerosos estudios, hay que añadir el potencial para prevenir enfermedades que demuestra en sucesivos trabajos de laboratorio, como el que en estos días elabora un grupo de investigadores vascos desarrollando biocompuestos a partir de los extractos de brócoli para el tratamiento del cáncer de piel y el colorrectal.
El proyecto está liderado por Tecnalia, cuenta con la colaboración de CIC Biogune, Bioaraba, la UPV/EHU, el centro tecnológico Gaiker y está financiado por el Gobierno vasco. Y, aunque aún se encuentra en una fase inicial, constata ya una certeza: los llamados compuestos naturales bioactivos se han convertido en una gran fuente para combatir los tumores y las enfermedades infecciosas.
Explica Diego A. Moreno, investigador del CEBAS-CSIC y colaborador de la asociación +Brócoli, que los compuestos bioactivos de origen natural pueden provenir de vegetales o de animales, se encuentran en pequeñas cantidades y se originan en el metabolismo secundario. Es decir, no son vitales para el organismo que los produce, pero le son útiles para defenderse del ataque de plagas y patógenos.
En el caso del proyecto impulsado por los investigadores vascos, los compuestos bioactivos de crucíferas como el brócoli “funcionan como defensas del vegetal frente al ataque de insectos y hongos, pero a su vez son beneficiosos para nuestro organismo. Se deja que crezcan en plantas (o animales) y luego se extraen de estas fuentes con mecanismos de análisis específicos para cada clase de compuesto”, indica el investigador.
Así, el uso tradicional y actual de los compuestos bioactivos de origen natural ha servido a las personas de diferentes maneras: como especias, conservantes, saborizantes y como remedios naturales para muchas enfermedades, con mayor o menor rigor en cuanto a su uso y su administración. “Es en la actualidad cuando, gracias a las entidades reguladoras de seguridad alimentaria y farmacéutica, se están evaluando con mayor rigor científico los diferentes usos medicinales y terapéuticos de estos compuestos”, apunta Diego A. Moreno.
Profundizando en el uso médico cabe señalar que la farmacopea mundial está llena de beneficios en la salud de los compuestos bioactivos de origen natural, pues la mayoría de los fármacos se derivan de estos compuestos: o bien se semi-sintetizan a partir de ellos, o se sintetizan formas más activas de manera artificial; “pero el origen químico de miles de fármacos y terapéuticos proviene de estos productos naturales”.
Son destacables los ejemplos del taxol del árbol del tejo como uno de los anticáncer más potentes del mundo, el salicílico del sauce y la aspirina que se obtiene partir del mismo, los polifenoles del arándano rojo americano y su capacidad antimicrobiana, la hesperidina de los cítricos y su uso en las suplementos dietéticos para mejorar la circulación sanguínea, etc.
También el brócoli suele aparecer a menudo en los compuestos de medicamentos o en trabajos de investigación, ¿por qué se utiliza el brócoli y no otro vegetal? “Los compuestos bioactivos del brócoli –glucosinolatos e isotiocianatos (la forma activa en el organismo)–, son unos potentes agentes anticancerígenos que actúan en los mecanismos de detoxificación celular. Por ello, con mayor potencia que otros productos naturales, se llevan investigando durante más de 30 años por sus beneficios en todas las fases del desarrollo del cáncer”, concluye el investigador del CEBAS-CSIC.