El barrio de Chamberí tiene una nueva vecina. Es
dulce, salada, fresca, coqueta y muy “cool”. Es la nueva pastelería Formentor, la flamante tercera dirección de esta reconocida casa en Madrid que trae, como ninguna, el “savoir faire” de los hornos mallorquines al centro de la Península.
Un local moderno y minimalista en el número 62 de la calle Santa Engracia, ideado por el estudio de diseño Kikekeller con su particular carácter vanguardista, sobrio y elegante, acoge ahora un negocio que perdura como pocos otros, un obrador de toda la vida del que salen algunas maravillas laureadas
por la crítica nacional y por la fiel clientela que sigue abarrotando día a día sus barras y mostradores.
De hecho, la inspiración para este nuevo espacio surge de la idea de actualizar, poner en valor y traer al presente la tradición de esos “forns” mallorquines, aquellos antiguos despachos de pan, repostería y pastelería. Entrar en el nuevo Formentor es como entrar a uno de ellos en pleno siglo XXI, en un entorno contemporáneo y “trendy”.
Las mejores ensaimadas
Aunque sorprenda, las mejores ensaimadas mallorquinas están en Madrid. En esta nueva ubicación, Kikekeller ha logrado que se vea prácticamente desde la calle el obrador, con el “ensaimadero” José Ruiz, para que nada más entrar
uno se introduzca de lleno en el minucioso proceso artesanal que lleva a cabo con el fantástico producto diario que es protagonista en hornos y vitrinas, completamente fresco y sin pasar nunca por procesos de congelación.
José elabora las ensaimadas despacio, con cariño y paciencia (ingredientes fundamentales, según él), las mejores materias primas y un riguroso control de la humedad y la temperatura en cada etapa del proceso. Así las hacía ya Antonio Forteza Piña, que regentaba el conocidísimo Horno de Sta. Eulalia,
en la plaza de España de Palma de Mallorca, abuelo de Alberto Forteza, tercera generación de una familia que sigue hoy día al frente del negocio.
Las ensaimadas, con un crujiente hojaldrado exterior y una ligera y algodonosa miga, se preparan con nata, con cabello de ángel, con crema tostada, con frutas y hasta con sobrasada de Santanyí. Como novedad, acaban de introducir, por aclamación popular, una exquisita versión de chocolate.
Además de las ensaimadas, los asiduos clientes de Formentor no pasan sin ninguno de sus productos estacionales como las torrijas, las rosquillas de San Isidro, los buñuelos, los huesos de santo o, ya a diario, el delicioso cruasán de mantequilla o las bandas de manzana.
Horchata de almendra mallorquina
Si hay algo imprescindible en Formentor (y en Mallorca) en estas fechas, además de las ensaimadas, es la deliciosa horchata de almendra mallorquina, que sustituye la chufa por este fruto y que es idónea a cualquier hora del día, para
tomar “in situ” o para llevar y refrescarse dando un paseo por Chamberí. Las mejores almendra de la isla llegan al centro de Madrid para su elaboración y casi, más que beberse, se mastican en el “smoothie” de moda.
El obrador nunca para y la oferta es mucha y muy diversa, repasando una buena parte de las creaciones típicas mallorquinas como las cocas de trempó, empanadas de cordero y sobrasada o cocarrois. Otra de las grandes novedades es la inigualable oferta de minibollería para adecuarse a los tiempos y a un servicio a domicilio express
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