En concreto, la línea Altos de Luzón nació como homenaje a la especial identidad de la tierra jumillana y la uva Monastrell, que encuentra en esa tierra su mejor versión. La historia vitivinícola y de la gente de Jumilla viene definida por un paisaje rudo, con un carácter marcado, pero lleno de singular belleza y riqueza, representado a la perfección a través de la etiqueta, que narra esa escena y define la altitud de los propios viñedos de La Venta del Puerto, situados a 675 metros sobre el nivel del mar y de donde provienen, en su totalidad, los racimos que configuran Altos de Luzón.
La Monastrell, buque insignia en el monovarietal Altos de Luzón
Al contrario que en la añada de Altos de Luzón, el año 2017 trajo a Jumilla un invierno también atípico, cargado de frío y humedad, pero le siguió una primavera y verano muy calurosos, con altos contrastes de temperatura, lo que hizo que se generara poca cosecha, pero de uvas muy sabrosas y concentradas.
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